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Maracaibo.- Tenía tres meses de edad y pesaba 2,7 kilos. Su piel morena le forraba los huesos. Tenía poco pelo, como los niños que no se alimentan, y unos ojos grandes, redondos. Se llamaba Milagros Fernández y la madrugada de este jueves 19, a las 5 am, falleció en el hospital Chiquinquirá.
Estaba desnutrida. Según lo precisa la tabla de la Organización Mundial de la Salud (MOS), un niño de su edad debe pesar 6,2 kilos, pero ella estaba 3,5 kilos por debajo. No comía, su madre tampoco, y eso hizo que la infante perdiera peso y masa muscular.
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Hace dos semanas Milagros gemía y no tenía fuerzas ni para abrir sus ojos. Su mamá se asustó y en carrera se trasladó, desde la tercera etapa del barrio Las Trinitarias, situado en el oeste de Maracaibo, hasta el centro de la ciudad, donde está el hospital. Así contaron personas cercanas al caso, que trabajan para lograr un milagro en la vida de Milagros.
En el Chiquinquirá la ingresaron en el piso del departamento de nutrición, pero el domingo 15 de julio se descompensó y la tuvieron que bajar a la sala de trauma shock, «pero eso no ayudó, porque en esa área no hay aire acondicionado y no hay nada de lo que se necesitaba para atender su gravedad”, indicó una fuente.
Otros allegados procuraron un traslado a otro centro de salud, pero no se logró. En el hospital Coromoto no había cupo; en el de Veritas, tampoco. “En el hospital Universitario menos, porque ese está contaminado”, comentó uno de los presentes.