Una pensionada de 71 años toma siete medicamentos a diario para controlar la hipertensión, la diabetes y problemas cardiovasculares. Cada vez se debate entre hacer mercado o adquirir las pastillas porque solo cuenta con la pensión del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (Ivss) y las remesas que ocasionalmente le envía uno de sus tres hijos que se encuentra en Colombia

La situación de esta ciudadana contrasta con la frase “Venezuela se arregló”, que genera debate en redes sociales cuando se viralizan declaraciones de figuras públicas relacionadas con las mejoras en algunos sectores

Por: Kemberlyn Talero y Liz Gascón

A finales de abril, una pensionada de 71 años de edad, residenciada en Barquisimeto, estado Lara, puso en venta una sala de baño nueva a través de Twitter en un intento de reunir entre 150 y 200 dólares para comprar un mes de tratamiento médico.

Ella toma siete medicamentos a diario para controlar la hipertensión, la diabetes y problemas cardiovasculares, pero cada vez se debate entre hacer mercado o adquirir las pastillas porque solo cuenta con la asignación del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (Ivss) y las remesas que ocasionalmente le envía uno de sus tres hijos que se encuentra en Colombia.

Antes, hacía transporte escolar, pero hace 11 años le robaron su camioneta y no la pudo recuperar. Está desempleada desde entonces.

“Mi cuerpo no tolera los (medicamentos) genéricos: me dan dolores de cabeza, taquicardia, se me descontrola la tensión”, contó la septuagenaria a El Pitazo que pidió la reserva de su identidad por temor a represalias. La presentación original de Nifedipina cuesta 72 bolívares. “Eso es más de la mitad de la pensión y me faltan otras seis cajas de pastillas”, añadió.

La situación de esta pensionada contrasta con la frase “Venezuela se arregló”, que ha generado un debate entre los ciudadanos cuando se viralizan declaraciones de figuras públicas que hablan sobre cambios o mejoras en el poder adquisitivo, la disponibilidad de alimentos, las actividades comerciales o incluso el regreso de conciertos a sala llena con artistas internacionales.

Idea de bienestar distorsionada

“Venezuela no se arregló, pero los ciudadanos asumieron estrategias de afrontamiento –como la venta o intercambio de bienes o la búsqueda de otro trabajo– para mitigar el hambre”, explicó el sociólogo Carlos Meléndez, coordinador del Laboratorio de Desarrollo Humano (Ladeshu) y el Observatorio de Universidades (OBU).

Meléndez considera que las expectativas de la población venezolana están disminuidas después de siete años de emergencia humanitaria.

“Se ha distorsionado la idea de bienestar y para nosotros está en niveles mínimos. El sentirnos bien se limita a lo básico: comer, estar tranquilo, terminar el día vivo, con algunas necesidades cubiertas y ya. Pero la idea de proyecto de vida y el ascenso social se deterioró”, agregó.

El sociólogo afirmó que el cese de la cuarentena también incidió en el cambio de actitud de los venezolanos. “El país está arreglado con respecto a los días de pandemia y confinamiento. Todos nos llegamos a sentir acorralados y si a alguien se le pregunta si está mejor que en 2020 probablemente diga que sí porque ya no está encerrado. Hay un alivio y sensación de bienestar que se limita a que las personas tienen la posibilidad de comprar comida o cuentan con algún servicio”, reiteró.

Mencionó que el regreso de los conciertos y otros eventos masivos en el país son una respuesta predecible a la necesidad de recreación de las personas en tiempos de post confinamiento.

“Si en Venezuela en 2013 o 2014, cuando la escasez de alimentos y medicinas se recrudeció, la gente que tenía dinero también habría ido a los conciertos. ¿Qué cambia ahora? Hay menos regulaciones. El Gobierno pasó de un modelo de intervencionismo estatal a un modelo de ajuste autoritario”, sostuvo.

Pero la oleada de espectáculos desata críticas de la población. Según Meléndez, esta es una respuesta esperada cuando hay pérdida de libertades debido a que la sociedad tiende a instaurar una cultura de castigo contra las formas de disfrute.

Maduro habla de recuperación

La cita “Venezuela se arregló” es repetida por la administración de Nicolás Maduro. El propio mandatario, en su memoria y cuenta del pasado 15 de enero ante la Asamblea Nacional (AN), señaló que la economía venezolana creció 7,6% en el tercer trimestre de 2021 y subió más de 4% durante ese año. En ese momento, aseguró que los 17 sectores que conforman la Agenda Económica Bolivariana se encuentran activos. También prometió eliminar la pobreza extrema para el año 2025.

Tres meses después, Maduro señaló que la recuperación económica en el país va paso a paso. Según el mandatario, Venezuela experimenta “apenas el crecimiento de la economía, una mejoría sustancial de un primer nivel en el ingreso de los trabajadores, mejoría de los servicios públicos, salud, educación”.

Sin embargo, los venezolanos todavía devengan salarios de pobreza extrema, según los estándares internacionales, advirtió el sociólogo Carlos Meléndez.

“Los que dependen del Estado, como funcionarios públicos, docentes, pensionados, se empobrecen cada día más; mientras que los que se mueven entre el mercado informal y formal obtienen más ingresos. Y hay un grupo minoritario en el país que ha sido beneficiado por la economía ilegal y que se enriqueció aún más con los dineros represados por las sanciones”, comentó.

En el informe ¿Venezuela se arregló? Tendencias recientes en la distribución del ingreso, la firma Anova Policy Research indica que los salarios en el sector público son extremadamente bajos, pese al aumento oficial vigente desde marzo. El Estado emplea a 2,2 millones de personas con un sueldo promedio de 17,9 dólares mensuales, de acuerdo con estimaciones de la consultora.

En la empresa privada, la remuneración supera a la del sector público, pero es insuficiente. El sueldo mensual promedio en los comercios alcanzó los 116 dólares mensuales en abril en el Área Metropolitana de Caracas, sostiene el informe.

“Pero seguimos en el sótano”

Aunque en los sectores comercio y servicios es más notoria la recuperación de la economía, la realidad en Venezuela es muy variada, tanto en rubros como en regiones del país, en palabras de la presidenta del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), Tiziana Polesel. Al cierre de 2021, Polesel reportó un “tímido crecimiento” que se mantiene hasta la fecha.

“No podemos hablar de una mayoría absoluta en todos lados”, dijo la representante gremial. Asimismo, indicó que la contracción del sector comercio es de 80% en 20 años.

El aumento del consumo es necesario para estos sectores. “Estábamos en el sótano diez y ahora estamos en el ocho, pero seguimos en el sótano. No hay manera de que crezcan el comercio y los servicios sin crédito”, declaró Polesel recientemente.

La mejora de los servicios públicos, de salud y educación anunciada por Maduro durante un acto oficial en abril de este año, no se evidencia en los monitoreos independientes.

El Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (Ovsp) aplicó una encuesta a 7.491 habitantes de 12 ciudades del centro, occidente y oriente del país entre enero y febrero de este año. 94% de los consultados utiliza gas para cocinar, pero 63,8% recurre a las hornillas eléctricas o los fogones de leña ante la imposibilidad de recargar los cilindros. 7 de cada 10 usuarios recibe gas doméstico una vez al mes o cada dos o tres meses.

Sobre la frecuencia de los apagones, 29,9% de los consultados reportó cortes de electricidad todos los días de la semana y 42,5% de una a seis veces por semana. 76,4% de los encuestados aseguró que perdió electrodomésticos debido a las fluctuaciones.

Entre febrero y marzo de 2022, el monitoreo de servicios del Observatorio de Gasto Público de Cedice contabilizó 4.784 apagones en todo el país.

La misma organización calcula que 11,8 millones de habitantes están afectados por el racionamiento de agua potable; solo 2,7% de la población recibe agua por tuberías por más de dos días continuos y en al menos ocho estados las personas deben caminar entre 2 y 5 kilómetros para buscar agua. “Un venezolano promedio invierte entre 8 y 20 horas semanales de su tiempo para almacenar y tratar el agua que consume”, reseña su último informe.

El servicio de internet también registra deficiencias, según este monitoreo. 83% de la población tiene fallas de conectividad a diario. Mientras que 76% de los usuarios debe invertir 35 minutos en tareas sencillas que requieren internet, como entrar a una aplicación bancaria, porque la velocidad de conexión es deficiente, apunta Cedice.

La Encuesta Nacional de Hospitales (ENH) reportó, en informes publicados entre enero y abril de este año, que la escasez de insumos en los 40 hospitales más importantes del país se ubicó en 44% en las emergencias y 70% en los quirófanos. La mayor falla de distribución se presentó con los antihipertensivos, aunque en el país las enfermedades cardiovasculares figuran entre las primeras causas de muerte, señala la organización Médicos por la Salud.

La ENH advierte que en los primeros meses de este año, hay hospitales que pasaron un promedio de cuatro horas a la semana sin electricidad. Asimismo, reportó servicio de agua intermitente en 78,4% de los centros monitoreados.

El acceso a la educación, otro punto de honor en el discurso de recuperación de Maduro, sigue siendo desigual, precisó el sociólogo Carlos Meléndez. Según la Encuesta de Condiciones de Vida de la Población Universitaria de 2021, tras la llegada de la pandemia del COVID-19 un tercio de los estudiantes universitarios de los 24 estados del país abandonaron o interrumpieron sus estudios y 5 de cada 10 estudiantes ha considerado en dejar la carrera.

Las clases virtuales acentuaron las desigualdades, explicó Meléndez. 5 de cada 10 estudiantes en el país no tienen computadora portátil; 8 de cada 10 no cuentan con computadora de escritorio de uso individual y 7 de cada 10 utilizan sus teléfonos para recibir clases. “Se están llevando los contenidos a formatos de WhatsApp, en foro chats o grupos, para ofrecer mecanismos de evaluación que no garantizan la transmisión de conocimiento, sino que se reduce al cumplimiento de un requisito”, detalló.

Con respecto a la situación de los profesores universitarios, el OBU revela que 8 de cada 10 docentes redujeron sus porciones de comida porque no tienen suficiente dinero para comprar alimentos y 5 de cada 10 vendieron sus bienes para hacer mercado. En la región capital, 15% de los profesores cocina con leña por falta de gas doméstico.

“La universidad venezolana vive la crisis más grande de su historia moderna: en 2021 todas las universidades no controladas por el Gobierno reportaron un déficit presupuestario mayor al 90% y hay daños irreversibles tras nueve años de paralización de la producción de ciencia, tecnología y conocimiento. Un país sin universidades es un país que empeña su desarrollo y bienestar”, alertó.

Las carencias también se evidencian en las escuelas. La Red de Observadores Escolares de la organización Con la Escuela hizo una consulta a 329 maestros en 72 escuelas públicas y subvencionadas de cinco regiones del país: 46% reveló que deben caminar varios kilómetros para llegar a los salones de clases porque no pueden pagar pasajes de transporte público y 80% no ha podido comprar un nuevo par de zapatos para estos trayectos.

¿Cuánto tardaría en arreglarse Venezuela?

La pensionada que aún tiene en venta una sala de baño en redes sociales en busca de dinero para comprar sus medicinas, considera que la situación en el país no ha mejorado. “La frase ‘Venezuela se arregló’ la dicen los artistas. Tal vez para ellos se arregló, pero no para los demás”, expresó.

“Venezuela no se está arreglando. Por más que quienes buscan preservar el status quo insistan en negarlo, Venezuela está profundamente enferma. Debemos enfrentar esta situación con soluciones que pongan en primer plano la atención a los más vulnerables”, escribió en su cuenta de Twitter el economista Francisco Rodríguez.

La firma Ecoanalítica realizó un ejercicio en el que planteó varios escenarios de crecimiento registrados en momentos históricos de Venezuela.

Entre 16 y 52 años podría tardar la economía venezolana en arreglarse, según un ejercicio realizado por la firma Ecoanalítica en el que plantean distintos escenarios de sendas de crecimiento en base a diferentes pronósticos que se encuentran en el último reporte del proveedor de análisis y previsiones económicas FocusEconomics.

“Con un escenario de crecimiento muy agresivo, la recuperación podría tomar 16 años; mientras que, con un escenario de crecimiento mucho más bajo puede tomar hasta 52 años”, indicó la firma en su cuenta de Instagram en la que destacan que se trata de un cálculo bastante simplificado. Aclaran que los países no crecen a un ritmo constante durante largo tiempo y resalta que la economía venezolana no se ha mantenido más de cinco años en crecimiento sin entrar en recesión, al menos desde 1980.

Para el economista Giorgio Cunto Morales, perteneciente a Ecoanalítica, estas serían las proyecciones más optimistas en cuanto a la recuperación del país. “Recuperar la economía cuesta dinero, Venezuela no lo tiene y difícilmente vaya a conseguirlo”, concluyó el especialista durante una ponencia presentada el viernes 29 de abril.


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Esta es la primera entrega de reportajes sobre la frase que ha generado un debate entre los ciudadanos: “Venezuela se arregló”

* La señora entrevistada pidió no publicar su identidad por temor a represalias

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