La necesidad económica es la principal motivación para iniciar emprendimientos en Venezuela, pero posiblemente en muchos casos sea también la causa de fracaso. En medio de dificultades hay personas que logran aprovechar las oportunidades para crear modelos de negocios que aportan al desarrollo económico. El análisis del proyecto y el mercado, la estrategia y la innovación son determinantes en el proceso

Iniciar un negocio en Venezuela no es una realidad ajena a la mayoría de la población. En un entorno de crisis económica, bajos salarios y creciente inflación es común conocer a alguien que elabore o venda algún producto u ofrezca algún servicio. Lo hicieron tres millones de personas el año pasado, según el estudio Global Entrepreneurship Monitor (GEM Venezuela 2022) presentado esta semana por el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), con negocios  centrados en el comercio y el consumidor final y con poco impacto en la economía.

Esta investigación destaca que para el 90% de estas personas, la razón principal para iniciar un negocio es la necesidad de obtener ingresos ante la falta de oportunidades laborales, y esa, precisamente, puede ser la causa de fracaso para muchos de estos emprendimientos.

Así lo sostiene la profesora Anafina Vargas, socióloga, experta en Creación y Gestión de Empresas Innovadoras y directora de la Oficina Técnica de Postgrado de la UCAB, quien explica que cuando se emprende por necesidad o por diversión se responde a una carencia puntual del individuo para un momento, ya sea económica o de entretenimiento, que tiende a desaparecer. Por esa razón, este tipo de emprendimientos tienen una duración aproximada de entre 12 a 18 meses.


No siempre lo que imaginamos que va a funcionar es lo que el mercado te pide

María Fernanda Vera, CEO de la Wawa

Ese es el tiempo que le tomó al joven Mario Marrero descubrir que su primer emprendimiento no tenía oportunidad de crecer. El Chamo de las Donas, como se llamaba esta empresa, surgió en 2019 como un micronegocio familiar dedicado a la fabricación y comercialización de donas. Con su creación, este joven buscaba generar recursos adicionales y como en algún momento se convirtió en su principal fuente de ingreso abandonó su trabajo formal.

Según el GEM 2022, la poca rentabilidad y la falta de financiamiento son las principales razones por las cuales los emprendedores abandonan sus negocios, y esas son precisamente las causas a las que Marrero atribuye el fracaso de El Chamo de las Donas, pues asegura que era complicado conseguir un préstamo en la banca para ese momento siendo persona natural. Formalizar la empresa no les resultó fácil y una evaluación, quizás tardía, del modelo de negocio los llevó a entender que no les generaría las ganancias que pensaron inicialmente, así que desistieron.

Como el caso de Marrero y El Chamo de las Donas hay muchos y el objetivo es convertir esos “emprendimientos por subsistencia” en dinámicos, como se refieren en el GEM Venezuela 2022 a los negocios que generan empleo, innovan y, en algunos casos, exportan, es decir, que añaden valor e impactan en el desarrollo económico de un país. La Wawa es solo un ejemplo venezolano de emprendimiento dinámico según esta definición.

Detectar la necesidad, esperar la oportunidad y definir la mejor estrategia de implementación fueron claves en el éxito de este emprendimiento, según comenta la CEO de La Wawa, María Fernanda Vera, quien acompaña este proyecto desde sus inicios.

“Nosotros hemos tenido muchas variables en el camino con las cuales lidiamos. Hemos tenido que ser muy atinados en entender cuál es la necesidad y cómo podemos satisfacerla sin atentar contra el modelo de negocio”, indicó en entrevista con El Pitazo.


No es fácil por el tema económico pero no es imposible. Es cuestión de tener perseverancia

Mario Marrero, emprendedor

Y es que La Wawa no nació de un día para otro. La idea rondaba en la mente de Juan José Pocaterra desde hace casi una década, cuando, a pesar de las dificultades para movilizarse en Caracas en transporte público, era quizás impensable contar con un servicio de movilidad privada. Sin embargo, la necesidad estaba ahí y así lo detectó este joven venezolano.

Luego de unos 10 años trabajando en temas de ciudades inteligentes, Juan José Pocaterra comenzó a desarrollar un proyecto que para 2017 fue tomando forma. No obstante, las condiciones del país no permitían en ese momento su implementación, por lo que debió guardarlo unos años más.

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Fue casi cuatro años después, en febrero de 2021, cuando nació La Wawa. Pocaterra, junto con su socio Daniel Cisneros, experto en el área de movilidad, aprovecharon la dolarización del país y la necesidad de un sistema de transporte que respetara protocolos de bioseguridad por el COVID-19 para presentar esta alternativa que en apenas dos años ha crecido al punto de pasar de un equipo de tres personas solo en Caracas a casi 200 en tres ciudades.

Aprender de la experiencia

Los investigadores coinciden en que la formación, el acompañamiento y la experiencia son claves en el desarrollo de sus proyectos. Para María Fernanda Vera, La Wawa es su tercer emprendimiento, mientras que Mario Marrero trabaja en su segundo negocio en menos de cinco años.

En el caso de Vera, su empresa anterior se dedicaba a la moda rápida pero inició sin un conocimiento profundo de la industria y su impacto en el medio ambiente, práctica que esta joven no compartía y que la llevó a cambiar su modelo de negocio por otro que no resultó sostenible en el tiempo.


El primer paso debe ser analizar bien la idea con otras personas y luego definir el camino para arrancar

Anafina Vargas, experta en Creación y Gestión de Empresas Innovadoras y directora de la Oficina Técnica de Postgrado de la UCAB

A partir del ensayo y error también nació el segundo emprendimiento de Mario Marrero, ahora dedicado al área del turismo de la que es profesional. Tras el levantamiento de las restricciones de movilidad aplicadas por la pandemia, Marrero retomó su labor como agente de viajes, pero de forma independiente, y a finales de 2022 creó junto a su esposa una agencia con las formalidades que exige la ley, un local y nuevas expectativas.

Para la profesora Anafina Vargas es importante que el emprendedor reconozca sus competencias y debilidades para decidir si él o su equipo requieren algún tipo de formación adicional. Áreas como finanzas, gerencia y mercadeo son claves para la sostenibilidad de la empresa, agregó.

Trámites y financiamiento, dos claves para el crecimiento

La formalización de un negocio y el acceso al financiamiento son indispensables para su crecimiento, pero no siempre resulta tan fácil en Venezuela, según comentaron los especialistas consultados por el GEM 2022, quienes evaluaron para este estudio 13 tópicos del entorno emprendedor en el país. 

Si bien existe una Ley de Nuevos Emprendimientos creada en 2021, y una serie de anuncios gubernamentales orientados a facilitar la actividad emprendedora en Venezuela, los resultados del estudio del IESA y la UCAB señalan que el país está muy por debajo del promedio mundial en lo relacionado con políticas y programas de gobierno orientados a facilitar e incentivar este proceso, al igual que en lo concerniente a las fuentes de financiamiento.

La profesora Vargas detalla que la cantidad de trámites depende del tipo de negocio y, en general, todos exigen el cumplimiento de muchos pasos e implican la participación de muchos actores, como registros, bomberos, alcaldías, abogados y contadores. “Todo eso implica un proceso que es lento en comparación con otros países”, dijo.


Entre los emprendedores venezolanos hay un gran optimismo

Gustavo García Chacón, vicerrector administrativo de la UCAB

Pese a esta realidad, muchos emprendedores son optimistas y confían en que la constancia es primordial en el camino de crear y mantener su propio negocio. Para Marrero, constituir su empresa no fue un proceso fácil pero tampoco tan difícil como lo fue en 2019, cuando intentó formalizar su primer emprendimiento. “El proceso se hace todo online y es un poco más sencillo”, relató.

En el caso de la Wawa, realizar los trámites necesarios para la operatividad no fue sencillo pero tampoco tan complicado como para impedirles implementar el proyecto. “No nos tardamos mucho, tampoco fue muy rápido. Comenzamos con la idea en febrero de 2021 y en agosto ya teníamos una unidad con permisología, y en octubre operábamos con siete unidades en tres circuitos. Los trámites fluyeron en los tiempos que tenían que fluir”, dijo Vera.

En la banca nacional actualmente existen programas dirigidos especialmente a los emprendedores, casi todos destinados a personas naturales que tiene un negocio con al menos seis meses de creado y con montos definidos según la capacidad del pago. El requisito indispensable en cada entidad financiera es el registro que se realiza a través de la plataforma gubernamental Emprender Juntos. Los bancos también solicitan, entre otras cosas, evidencia de la existencia del emprendimiento, como publicaciones en redes sociales.

Iniciar de a poco

Comenzar un negocio en grande sin un análisis suficiente del mercado es un camino casi seguro al fracaso de un emprendimiento, señala la profesora Vargas. Por esa razón, para la académica el primer paso que debe ser estudiar detalladamente la idea junto con otras personas, y luego definir la ruta para arrancar. Posteriormente, comenzar a vender el producto o servicio con un grupo cercano para probar si el mercado lo acepta, y si hay un gusto o interés en el público pasar a la formalización de la empresa y definir una estrategia de crecimiento desde lo más pequeño a lo más grande.

“Por un lado tiene que ir madurando la idea y por el otro la persona como emprendedor, sus habilidades gerenciales, de negociación, comunicacionales. Tienen que ir creciendo los dos”, recomendó.

Una ruta similar a la planteada por Vargas siguió La Wawa para su nacimiento. Ellos iniciaron como una prueba piloto con solo una unidad y comprobaron que la población estaba dispuesta a utilizar un transporte privado. Para ese arranque no acudieron a la banca sino directamente al proveedor de autobuses, Encava, empresa que confío en el proyecto y financió con un crédito propio la primera Wawa.

Luego realizaron una ronda de inversión y obtuvieron el capital para las siguientes siete unidades con las que continuaron comprobando su premisa en un área más amplia. Esta estrategia les ha permitido crecer y expandirse por el país de forma rápida.

El reto de generar un ecosistema emprendedor

En un entorno que los investigadores que participaron en el GEM 2022 califican de hostil, marcado por una crisis económica, la ausencia de políticas públicas que favorezcan el nacimiento de nuevas empresas, y además dificultades para acceder a financiamiento, la tasa de actividad emprendedora de Venezuela ocupa la posición 15 entre los 49 países evaluados en esta investigación.

Las dificultades que deben enfrentar los venezolanos para desarrollar y mantener un nuevo negocio en el país, y, más aún, para que pueda aportar al desarrollo económico, lleva a los investigadores del IESA y la UCAB a catalogar de “héroes” a los emprendedores venezolanos.

En ese sentido, el vicerrector administrativo de la UCAB, Gustavo García Chacón, hizo un llamado urgente a crear una hoja de ruta que permita acompañar y respaldar a los emprendedores con el fin de que sus proyectos tengan sostenibilidad en el tiempo. Para ello, consideró imprescindible fortalecer en las instituciones educativas la formación y asesoría a este sector, promover desde la banca nacional y multilateral formas novedosas de financiamiento, e involucrar al Estado y a las empresas privadas en el ecosistema.

“Entre los emprendedores venezolanos hay un gran optimismo pero hace falta reconocer las dificultades y lograr un mayor nivel de madurez para poder avanzar y crecer”, concluyó a propósito de la presentación del GEM 2022.


Todavía a Venezuela le falta mucho para generar un ecosistema sólido donde los emprendedores realmente puedan probar hipótesis y generar espacios

María Fernanda Vera, CEO de la Wawa

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