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jueves, 16 mayo, 2024

Toque de Diana | La teoría del caos venezolanizada

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Por si acaso aún tiene dudas, le falla el GPS, no hay señal para activar Google map o Waze en el teléfono, le informamos que seguimos en Venezuela, el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, donde ya no sabemos si la hiperinflación le compite a las reservas en eso de ser «la más», ha transcurrido poco más de una semana de haber estado a punto de que todo diera un giro de 180 grados y pues, nada, aquí todo está en «calma».

Una calma muy rara como la tranquilidad del río en el que se ve a lo lejos y de pronto muy cerca, en la superficie, los dos ojos del enorme caimán que subyace bajo las aguas y que en cualquier momento podría abrir sus fauces y no precisamente para bostezar.

En calma, si porque, bueno, a parte de que no hay medicinas, la comida es un lujo, la insuficiencia en el servicio eléctrico y del suministro de agua se ha vuelto eterna, con el estado Zulia a punto de arder en llamas, entre el calorón y la calentera de sus habitantes y con miles de venezolanos arriesgando su vida mientras atraviesan, solos o con sus familias, por las trochas y puentes de nuestras fronteras con Colombia y con Brasil pues, la verdad, es que aquí todo está tranquilo.

Se estrelló en el sector El Volcán, en El Hatillo, un helicóptero de la FAN, una tragedia en la que fallecieron 7 militares, escoltas presidenciales, que, según se pudo conocer, iban a San Carlos, estado Cojedes, a buscar a Maduro, quien asistía a unos ejercicios militares en esa zona del país y en este momento las investigaciones sobre lo ocurrido avanzan.

Mientras tanto, todo en calma. Apacible…

… Tal y como comienza la sinfonía para niños del compositor y pianista ruso (y no vayan a pensar ustedes que es a propósito por favor, se trata de toda una casualidad) Serguei Prokófiev, esa titulada PEDRO Y EL LOBO y que no se confunda con la otra historia contada por Esopo, del PASTOR MENTIROSO, aunque «pastores mentirosos» tengamos muchos en el país populistas que pastorean oportunidades.

No obstante, en este cuento que vivimos en Venezuela, como si nos chupáramos el dedo, y donde la mayoría queremos que llegue pronto a la página donde se pueda leer el famoso dictamen «y colorín colorado, este cuento se ha acabado», la teoría del caos funciona perfectamente.

Según una definición rápida la teoría del caos «es la rama de las matemáticas, la física, la biología, la meteorología, la economía, entre otras, que trata ciertos tipos de sistemas complejos y dinámicos, no lineales y muy sensibles a las variaciones. Esas pequeñas, minúsculas variaciones pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro de cualquier evento, haciendo imposible predecir, calcular, lo que pueda ocurrir a largo plazo»

Algo como lo que ocurrió en Rumania en 1989 con Ceaucescu…

Durante aquel discurso de Ceausescu en el que los rumanos convocados en la plaza de Bucarest olvidaron las consignas ideologizantes que durante más de 2 décadas repitieron como un mantra infame y comenzaron a gritar con furia exigiendo la caída del último dictador comunista de Europa, Nicolae Ceaucescu, jamás se imaginó que la teoría del caos jugaría en su contra.

Existen dos versiones acerca de los hechos que condujeron al fin del régimen socialista de Rumania y la ejecución de Ceaușescu en 1989.

La primera de ellas consiste en que una parte del Consejo Político Ejecutivo del PCR intentó fallidamente una transición similar a la de otros países del Bloque del Este, donde los líderes socialistas renunciaron a sus cargos en masa luego de la caída del Muro de Berlín. Algo que permitió que, en países como Checoslovaquia, los nuevos sistemas de gobierno surgieran y se mantuvieran.

La segunda versión señala que los oficiales del ejército rumano planearon una conspiración en contra de Ceaușescu. Esta versión es apoyada por las declaraciones del coronel Dumitru Burlan, antiguo guardaespaldas de Ceauşescu.

Hay quienes dicen que hay una tercera versión sobre lo ocurrido y es que quizás la primera y la segunda versión se materializaron en simultáneo de forma complementaria o paralela conduciendo a lo que conocemos hoy como el fin de la revolución rumana.

Quién lo diría…

En este cuento nuestro, intervenido claramente por una teoría del caos venezolanizada, hay dos grupos: Los que desde una esquina cuentan las horas esperando que la desesperanza avance permitiendo que Guaidó se desinfle solo y en vista de que atacarlo, detenerlo y apresarlo podría constituir un paso en falso. Y los que aspiran a mantener la movilización en la calle mientras la grieta de la desconfianza dentro de la Fuerza Armada Nacional se prolonga abriendo una gran zanja.

¿Para quién juega el caos?

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