Caracas.- Nicolás Maduro declaró este martes 8 de diciembre, que Estados Unidos está en las puertas de una «guerra civil», producto de la polarización y los enfrentamientos en las calles entre seguidores y detractores del presidente Donald Trump. Sin embargo, también sorprendió con una peculiar afirmación en la que se preguntó qué pasaría si los manifestantes venezolanos fueran atacados por grupos de civiles armados.
El gobernante comparó las protestas violentas que se han registrado contra el aún presidente norteamericano en diferentes ciudades como Kenosha (Winsconsin), Portland (Oregon) y Detroit (Michigan), con las jornadas de protestas civiles ocurridas en Venezuela, y frente a la prensa internacional cuestionó que existan seguidores capaces de utilizar las armas para defender al mandatario.
«Uno ve grupos armados que apoyan a Trump con fusiles en las calles marchando, imagínense que eso sucediera en Venezuela, qué dijeran, que salieran grupos que apoyan al gobierno bolivariano con fusiles de asalto y la cara tapada a caminar con uniformes militares a amenazar a los opositores«, dijo Maduro.
La declaración de Maduro se contradice con la realidad que vivió el país durante las protestas de 2014, 2017 y 2019, cuando se registró una fuerte represión por parte de los cuerpos de seguridad del Estado, la cual estuvo acompañada de grupos paramilitares afectos al oficialismo conocidos como «colectivos» y que servían para amedrentar a los manifestantes con armas de fuego, motos de alta cilindrada y hasta bombas lacrimógenas y explosivos.
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Las actuaciones de los colectivos armados han sido denunciadas por diferentes organizaciones y recogidas en el informe de verificación de hechos de las Naciones Unidas sobre Venezuela, en el que comprobaron que los operativos aplicados por el gobierno de Maduro para sofocar las protestas, como el Plan Zamora de 2017, dieron un amplio margen a grupos militares y paramilitares para reprimir y cometer violaciones de derechos humanos.
La Misión de la ONU determinó que entre 2014 y 2019 se registraron en Venezuela 61.295 protestas por diferentes motivos, en las cuales se encontraron evidencias de un uso desproporcionado de la fuerza por parte de los cuerpos policiales y militares, que incluyó la aplicación de armas letales contra civiles desarmados, con un saldo de entre 208 y 228 muertes confirmadas por el Ministerio Público. De acuerdo con el grupo de investigadores, al menos siete asesinatos de manifestantes durante ese período fueron a manos de colectivos.
Entre las muertes más recordadas de manifestantes durante el período 2014-2019 está el caso de Bassil Da Costa, Robert Redman y Juan Montoya (este último miembro de un colectivo oficialista), ocurridas el 12 de febrero de 2014 en dos tiroteos iniciados por encapuchados y que dieron origen al movimiento conocido como La Salida; Juan Pablo Pernalete, asesinado por el impacto de una lacrimógena a quemarropa durante una protesta en Altamira el 26 de abril de 2017; David Vallenilla, quien recibió un disparo de escopeta de un militar de la Base Aérea La Carlota durante una protesta en la autopista Francisco Fajardo, el 22 de junio de 2017, o Neomar Lander, un adolescente miembro de La Resistencia, quien murió también por el impacto de una lacrimógena en el tórax el 2 de junio de 2017.
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