Caracas.- Este jueves, 1 de octubre, la Asamblea Nacional liderada por Juan Guaidó aprobó la convocatoria a una consulta nacional con el fin de indagar si los venezolanos apoyan los mecanismos de presión nacional e internacional que buscan generar unas elecciones parlamentarias “libres, justas y verificables” así como rechazar los comicios previstos para el próximo 6 de diciembre considerados un fraude por este sector.
La aplicación de este mecanismo no es nueva para la oposición. En 2017 apelaron a esta herramienta prevista en la Carta Magna para fijar postura frente a la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente y el resultado fue catalogado de exitoso al lograr la participación de más de 7 millones de venezolanos, pero no provocó cambios en la política nacional, y tres años después el escenario es más complejo, según explican los analistas.
El politólogo Fernando Spiritto considera poco probable que en el contexto actual se logre el mismo nivel de participación debido a que la gente está cansada y desmovilizada por la pandemia y la crisis económica, y de alcanzarse tampoco tendría resultados positivos. “Es una jugada política sin consecuencias y por tanto es errada (…) es una pérdida de tiempo en la que se van a desperdiciar recursos y energía”, dijo al ser consultado por El Pitazo.
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Con dos preguntas, la oposición espera que la población respalde el rechazo a elecciones parlamentarias convocadas por el gobierno de Maduro, en la que el sector de la oposición se negó a participar por considerar que no cumplen con las condiciones que legitimen un proceso de este tipo, pero insta a los organismos internacionales a mantener el apoyo al parlamento liderado por Guaidó, cuyo período vence el 5 de enero de 2021.
Otro elemento que está en juego en esta oportunidad es la capacidad de movilización de Guaidó, cuyo capital político se ha gastado casi en su totalidad al despertar expectativas que no se cumplieron, apuntó Spiritto.
Para el politólogo Piero Trepiccione, una convocatoria de esta naturaleza debe ser ejecutada con mucha prudencia por el estado anímico de la sociedad venezolana, afectado por las circunstancias del país. Obtener resultados positivos para la oposición pasa por convencer a la población de que la participación producirá un impacto político en el corto plazo. “Así como la gente no está ganada a participar en el evento electoral del 6 de diciembre tampoco estaría ganada a participar en un evento de esta naturaleza si no hay una explicación del impacto en el sistema político”, apuntó.
Trepiccione explicó que el trasfondo de una consulta es procurar la movilización política, social y de todos los factores de descontento para producir un sacudón en el país y un cambio en términos de institucionalidad de cara a generar una fractura en los factores de poder e impulsar un proceso de transición, pero la personalización de la propuesta también puede ser un punto en contra de una convocatoria de este tipo.
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Este analista considera que consulta como la plantea Guaidó debe ser impulsada por un conjunto de organizaciones que incluya a partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil, gremios, sindicatos y organizaciones de base. “Una propuesta de esta naturaleza para que efectivamente pueda ser articuladora y percibida como un mecanismo de impulso definitivo a un eventual proceso de transición no debe ser asumida individualmente”, dijo.
Spiritto, por su parte, indicó que para generar un cambio político Maduro y Guaidó deben encontrarse en algún escenario, y esta jugada de la oposición se da en paralelo a la lógica política del oficialismo y en esos “mundos paralelos prevalece el que tiene el poder real”. Sin embargo cree que de resultar un éxito, puede abrir una pequeña ventana para la negociación Gobierno y oposición, aunque las posibilidades son pocas por la marcada posición de cada factor.
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