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lunes, 29 abril, 2024

Ingeniero forestal: proyecto de preservación del glaciar merideño es “gastar pólvora en zamuros”

El deshielo del glaciar La Corona es irreversible; hay serios problemas legales y técnicos en el proyecto de preservación y ese dinero podría usarse para otros problemas urgentes del estado Mérida

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Caracas.- El martes 27 de febrero, el equipo de El Pitazo en la Calle organizó el forochat Polémica sobre el deshielo del último glaciar en Venezuela. El evento contó con la participación de 1.025 lectores y la experticia del ingeniero forestal y delegado del Sindicato de Trabajadores de Inparques (Sunep-Inparques), Elides Sulbarán, en calidad de invitado.

Durante su ponencia, el ingeniero habló sobre lo que la Gobernación de Mérida, el Ministerio de Ecosocialismo e Inparques pretenden hacer para resguardar el glaciar La Corona, el último de Venezuela, ubicado en el pico Humboldt del parque nacional Sierra Nevada.

Sulbarán señala que se pretende instalar un manto plástico alrededor y sobre el glaciar para evitar su deshielo, pero pone en tela de juicio la efectividad de este proyecto. Asimismo, lo considera peligroso para los ecosistemas del parque e inviable técnica y legalmente.

El experto recordó que distintas personalidades y organizaciones ambientalistas han indicado que la pérdida del glaciar es irreversible. Además, que su merma es un proceso cíclico en la historia geológica del planeta, por lo que tarde o temprano iba a suceder, aunque se ha visto acelerado por el cambio climático. Ante esta situación, Sulbarán considera que el proyecto planteado por el Estado es “gastar pólvora en zamuros”.

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Además, teme que su ejecución afecte a los ecosistemas de la montaña, pues “a medida que el glaciar va cediendo, la vegetación naturalmente reclama el espacio. Cualquier intervención del terreno (como la instalación del manto) lo único que hará es arriesgar este proceso”.

Aparte, para el ingeniero es una preocupación real lo que podría suceder cuando el manto geotextil comience a descomponerse. Podrían generarse microplásticos que contaminarían los suelos, los cursos y cuerpos de agua que parten desde la montaña y son utilizados por la fauna local y el consumo humano.

“Tampoco se sabe cómo ni cuándo se instalará y retirará la capa textil,”, apuntó. Pero resulta que el problema va más allá, porque también hay requisitos técnicos y legales que no se cumplen.

La opacidad reina alrededor del proyecto de preservación y los ciudadanos no entienden su urgencia.

En su exposición, Sulbarán también señaló que el proyecto del glaciar La Corona ha estado rodeado de muchas interrogantes. Distintos grupos han solicitado información, su viabilidad, autorizaciones e informe de impacto, pero el Estado se ha negado a dar respuestas y despejar dudas.

“Cualquier proyecto que pretenda intervenir sobre un territorio de interés para la nación y especialmente protegido, debe contar con instrumentos de control previos a su ejecución, según exigen las leyes venezolanas”, afirmó el invitado. Estos son: estudio de impacto ambiental, autorizaciones para la ocupación del territorio y para la afectación de recursos naturales. Hasta ahora, ninguno de ellos ha sido dado a conocer.

Aparte, el ingeniero forestal recordó que el glaciar está ubicado dentro de un parque nacional, espacio protegido y dedicado a la preservación. Esto implica que se tenga que respetar un instrumento legal adicional: su Plan de Ordenamiento y Reglamento de Uso (PORU).

“El proyecto entra en conflicto, al menos, con los artículos cuatro y seis de este instrumento legal”, indicó. Con el artículo cuatro, porque la instalación del manto pone en peligro la preservación y conservación de los ecosistemas y paisajes de montaña. Mientras que el artículo seis estaría siendo violentado al arriesgar la protección de especies vegetales de importancia etnobotánica del parque.

Para cerrar, Sulbarán apuntó que buena parte de los ciudadanos del estado Mérida no entiende por qué la preservación del glaciar se volvió tan urgente para el Gobierno en los últimos meses, cuando se sabe que es irrecuperable y su merma es anunciada desde hace varias décadas.

Además, consideran que todo el dinero invertido en un proyecto como este, potencialmente infructuoso, podría utilizarse para otros problemas de mayor gravedad en el estado: vías en mal estado, crisis sanitaria, de los servicios (especialmente electricidad) y más.

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