Caracas.- Aunque debe reconocerse su efectividad para conectar con otros y descubrir contenido útil para el día a día, las redes sociales también son un espacio riesgoso si no se les da un uso adecuado. Así lo indicó el psicólogo Abel Saraiba al inicio del forochat de El Pitazo del pasado 23 de febrero, en el que participó como invitado para hablar (ante 599 personas) sobre cómo las redes sociales pueden incrementar la ansiedad y depresión.
Saraiba, quien también ejerce como coordinador del servicio de atención psicológica de Cecodap, aseguró que es muy probable que cualquier persona que haya usado alguna red social se haya sentido en algún momento preocupado, ansioso, inquieto o afectado. Esto se debe a que este tipo de plataformas tiene un efecto directo en la salud mental de los usuarios, pues implican interacción con personas significativas en el entorno.
Además, las redes sociales relacionadas con circuitos de gratificación y recompensa, la construcción de la identidad y su uso en el mundo actual es muy útil, así que no interactuar con ellas es complicado, dijo el especialista.
Sobre la relación con la identidad del usuario, Saraiba reveló que estas plataformas están estrechamente vinculadas a este proceso, ya que en ellas se comparten fragmentos de vida e interés a los que otros reaccionan con sus comentarios, dando ‘me gusta’ o compartiendo.
“Cuando esta retroalimentación es positiva o placentera, las personas reafirman aquello que creen que son. Pero si la respuesta es negativa puede llegar a generar sentimientos intensos de malestar”, agregó.
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El invitado advirtió que la retroalimentación positiva también puede ser peligrosa, pues la gratificación puede llevar a la búsqueda constante de mayor estimulación, causando adicción. Aparte, la dinámica de las redes sociales puede volverse muy negativa para un usuario cuando este tiene mayores niveles de carencia o vulnerabilidad.
“Los niños, niñas y adolescentes son especialmente vulnerables, pues son etapas llenas de expectativas a alcanzar, de descubrimiento y construcción de la identidad”, apuntó.
Saraiba añadió que otra de las grandes trampas de las redes sociales es hacer creer a los usuarios que están ante un reflejo fiel y absoluto de la existencia de los demás en el que todos tienen vidas aparentemente perfectas, menos el usuario.
“Cuando alguien contrasta ambos estilos de vida, es muy probable que termine sintiéndose muy incómodo a no poder disfrutarde esa supuesta realidad idealizada que venden las redes sociales”, comentó.
“Es importante detenerse y entender que las redes los usuarios seleccionan y publican deliberadamente solo una parte de sus vidas. Nadie es tan feliz y perfecto como en sus redes sociales”.
¿Cómo saber cuando hay un problema con las redes sociales y cómo abordarlo?
Una vez avanzada su exposición, Saraiba ofreció algunas claves para identificar cuándo una persona está teniendo una relación negativa con las redes sociales que puede estar afectando su salud mental.
Para el psicólogo, una buena forma de saber el impacto y alcance que tienen las redes sociales en la vida de un usuario es sabiendo cómo interactúa con ellas y cuánto tiempo les dedica. Sin embargo, hay tres características que permiten identificar un problema de forma muy clara:
- Cuando le alejan de compartir momentos significativos con sus seres queridos.
- Cuando interfieren con su capacidad para trabajar, avanzar en sus metas y objetivos.
- Cuando deterioran la capacidad para dormir, para concentrarse o afectan significativamente la autopercepción.
“Si alguna de estas cosas está sucediendo, es momento de detenerse y buscar ayuda, pues podrías estar cubriendo carencias en otros apartados de tu vida a través de las redes sociales”, señaló el invitado.
Saraiba apuntó que la ayuda profesional es muy importante para tratar casos graves donde se hace mal uso de las redes sociales. Sin embargo, reconoce que en algunos escenarios más leves no es obligatorio acudir a ella pues “la salud mental no se construye únicamente en un consultorio. Algunas veces basta con hacer un ejercicio consciente que permita identificar el problema y actuar para resolverlo”. Entre sus recomendaciones finales está lo siguiente:
- Establecer reglas de uso para estas plataformas. Por ejemplo: no utilizarlas en la mesa cuando se está compartiendo con otras personas o al trabajar.
- Conectarse con otras actividades que no tengan que ver con el teléfono inteligente o la computadora, pues la tentación está al alcance de un par de toques. Es recomendable compartir con amigos, socializar, salir a pasear, ejercitarse, etc.
- Programar horarios o tiempo máximo de uso, apoyándose en las funciones de bienestar digital que la mayoría de los teléfonos tienen actualmente.
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