Por Inés Rivera Navarro*
Margarita.- En el hospital de Margarita se refugian tres mujeres en situación de calle. Sobreviven por la pensión, por algunos bonos del gobierno de Nicolás Maduro, trabajos eventuales y por lo que algunos familiares de los pacientes les brindan. El 28 de junio, contaron sus historias a El Pitazo.
Una de ellas es Milagros Rodríguez, de 59 años. Milagros vive en el hospital hace un año y medio después de que sus propios hijos en alianza con su hermano la echaron de su casa, ubicada en Juan Griego, junto a su esposo. Desde entonces, acude al Ministerio Público para intentar recuperar su propiedad sin tener éxito.
“He ido al Ministerio Público para solucionar mi situación, pero hasta ahora no he obtenido respuestas. Por ello, solo me queda vivir de la pensión, de los bonos del Gobierno y de lo poco que familiares de los pacientes del hospital me puedan brindar” expresa.
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El otro caso es el de Isadora Sánchez, de 43 años de edad. Isadora viajó desde Cumaná, estado Sucre, hace cuatro años a vivir en la isla de Margarita junto a su pareja. Pero por circunstancias de la vida, algo salió mal en la relación y hace cinco meses su novio la echó de la vivienda que alquilaban.
Igual que Milagros, Isadora duerme en la sala de espera de la emergencia del hospital de Margarita. Al mismo tiempo, sobrevive con trabajos de medio tiempo que logra conseguir en Porlamar.
Fundaciones ayudan a las mujeres
Milagros e Isadora contaron que algunas fundaciones las ayudan con ropa y productos de higiene personal. Sin embargo, los aportes no son suficientes para mantenerse, ya que necesitan comprar comida a diario y también medicinas.
Como es el caso de Ana Hernández, de 63 años de edad, quien se refugia en el hospital desde hace siete meses. Los médicos la internaron hace tres por una herida infectada en la pierna derecha.
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El dinero de su pensión y los bonos gubernamentales no son suficientes para comprar comida y medicinas al mismo tiempo. Las fundaciones Asomayor y Proyecto Esperanza la ayudan a conseguir por lo menos las medicinas necesarias para tratar la lesión que la aqueja.
Ana, Milagros e Isadora aseguran que ninguna autoridad gubernamental se ha acercado para brindarles apoyo. Se sienten desprotegidas sin saber a dónde acudir a solicitar ayuda.
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