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domingo, 26 mayo, 2024

Perseverar, persistir y prosperar

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Por: Karina Monsalve

Hay un dicho tradicional en nuestra cultura que reza: “el que persevera, vence”. Muchos de nosotros hemos crecido con la idea de que en la medida que nos esforcemos y seamos perseverantes obtendremos grandes logros. Sin embargo, la época actual nos hace replantearnos esta idea, en cuanto observamos que en muchos casos este logro se alcanza de manera más rápida, sin tantos esfuerzos e insistencia.

Los conceptos o principios fundamentales de los padres de ahora han cambiado y van a la par de los cambios acelerados en varios niveles, sobre todo el del conocimiento y los avances tecnológicos, que nos llevan a obtener una gratificación inmediata de las situaciones. Lo que lo lleva a esperar logros de manera más rápida. Hoy, el imperativo es volverse exitoso de manera rápida y al menor esfuerzo y tiempo.

Entonces ¿dónde queda la perseverancia? Y es cuando hablamos de la perseverancia nos referimos al hábito de seguir luchando ante la adversidad, sin importar los retos y las dificultades que haya que enfrentar. Las personas perseverantes suelen tener un propósito definido, saben lo que quieren lograr, se comprometen con sus metas y no descansan hasta hacerlas realidad. Tienen la disciplina de administrar su voluntad, de saber decir no cuando hay que hacerlo, no se dan por vencidas fácilmente.

Un ejemplo de eso lo encontramos hoy en día en hazañas que pasan a la historia por su especial relevancia. El tenista Rafael Nadal es ejemplo vivo de un deportista que ha alcanzado logros excepcionales después de haber pasado lesiones y dificultades que a cualquier otro deportista a su edad le hubiera llevado a plantearse el abandono. Tanto en su comportamiento como en sus declaraciones, este deportista ha dejado claro que la perseverancia, la pasión, el compromiso y la determinación son claves para superar las dificultades y alcanzar los objetivos que se ha planteado.

Existen así numerosas evidencias anecdóticas que muestran que el empeño, la inversión personal, el compromiso, la dedicación plena y el esfuerzo sostenido durante años, son elementos imprescindibles a la hora de explicar su éxito en diferentes ámbitos de actuación, que resultan en prosperidad.

Para el investigador Ericsson, ser capaz de estar miles de horas trabajando, o entrenando, en la consecución de retos y objetivos, supone poseer lo que él denomina el “Grit”, una cualidad necesaria para no abandonar y persistir a pesar de las dificultades. Esta cualidad se aprende, no necesariamente se nace con ella, se adquiere con las vivencias y sobretodo con el discurso o verbatim de padres a hijos.

De acuerdo a este planteamiento, no solo el talento, ni la inteligencia serían los causantes del éxito. La perseverancia como la resiliencia serían valores que toman posición para la consecución de las metas.

Persistir por persistir, sin un objetivo claro es inútil. No se llegará a ningún resultado. La persistencia solo será de utilidad cuando conozcamos bien lo que queremos y hacia dónde vamos, solo así obtendremos algún logro y podremos decir que prosperamos.


KARINA MONSALVE | TW @karinakarinammq IG @psic.ka.monsalve

Psicóloga clínica del Centro Médico Docente La Trinidad.

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