Mosca, compañeros, ¡viene la OIT!

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En el foro de abril, apenas si se llegó a acordar una hoja de ruta para meses subsiguientes, en los que se tratarían soluciones frente a las violaciones por parte del Ejecutivo de las normas mencionadas. La CTV, ASI y CGT, junto con la oficialista CBST, suscribieron esa opción de continuidad del proceso de conversaciones. Maduro y su ministro Rivero no le permitieron participar a la CUTV, además Unete y Codesa se negaron a firmar ese papel de trabajo.

Por: Pedro Arturo Moreno

Recuerdo vívidamente aquel anuncio en una piedra muy grande que estaba a la orilla de la carretera que nos llevaba de Valera para Mérida. Con colores verde y blanco, una de las iglesias evangélicas anunciaba algo trascendental: “Cristo viene”. Y unos echadores de broma —que no faltan en esos pueblos— añadieron en letras más pequeñas y usando un pedazo de carbón: “… y viene arrecho”.

Guardando la distancia con aquella premonición divina, en pocos días llegará al país nuevamente una comisión de muy alto nivel de la Organización Internacional del Trabajo.

A finales de abril de este año, estuvo acá una misión buscando que el gobierno de facto cumpliera las recomendaciones que hizo la Comisión de Encuesta —como infelizmente fue traducida Inquiry Commission: Comisión de Investigación—, luego de indagar acuciosamente hechos que configuraban una abierta violación de los convenios número 26 (fijación de salarios mínimos), 87 (libertad sindical) y 144 (consulta y diálogo tripartito efectivos).

La Organización Internacional del Trabajo nació en 1919 y forma parte de la más joven ONU, la cual se constituyó al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Cerca de 55 millones de personas debieron morir en esa conflagración para que 51 naciones llegaran a un acuerdo para mantener o resguardar “la paz y la seguridad internacional”. Hoy son 193 países los integrantes de las Naciones Unidas.

Pero las guerras, aunque no han llegado aún a convertirse en conflagraciones mundiales, continúan su ciclo de muerte y destrucción, con los grandes bloques —principalmente China, Rusia y sus aliados, EE. UU. y sus apoyos, y Europa con Alemania como principal artillero— azuzando y alimentando guerritas parciales, enconadas disputas territoriales, enfrentamientos étnicos y tribales, chovinismos y segregación convertidos en políticas de Estado. O sea, casi 80 años sin mucha paz ni seguridad.

En sus 103 años de existencia, solo 13 veces la OIT ha producido la máxima sanción contra un gobierno. En 2018 la Comisión de Encuesta hizo que el “presidente obrero” Maduro acompañara en esa lista a Pinochet, a Mugabe, a Jaruzelski y a los militarotes de Myanmar, por mencionar solo algunos.

Hasta finales del año pasado estaban remisos a aceptar las recomendaciones y a abrir posibilidades de entendimiento sobre el conflicto planteado. En noviembre de 2021, el Consejo de Administración de la OIT, en el informe de su director, concluía: “… reiterar, con suma preocupación, su llamamiento al gobierno para que acepte las recomendaciones de la comisión de encuesta”.

Así como EE. UU. flexibilizó su tirante relación con el régimen dictatorial, la OIT, en junio de 2022, ve con buenos ojos la actitud de Fedecámaras —principal actor motivante de la sanción—, al afirmar “que el foro de diálogo social resultó exitoso ya que pudieron abordarse las diferencias y asumirse compromisos”. Y, como regalo, Maduro le concede el placet a su deseo de participar en el Consejo de Economía Productiva.

No otra actitud era de esperarse de quienes piensan, en primer y casi único lugar, en la posibilidad de jugosos negocios con las políticas económicas que impulsa el régimen. Y de ñapa bussinnes is bussinnes, como una vez dije a propósito de la 77ª asamblea anual de esa corporación, que contó con la presencia de la vice Delsy.

¡Los intereses de clase son una cosa seria! No es gratuita la propuesta del empresario Jorge Roig de que los aumentos sean solamente en forma de bonos, sin ninguna incidencia en pasivos laborales.

En el foro de abril, apenas si se llegó a acordar una hoja de ruta para meses subsiguientes, en los que se tratarían soluciones frente a las violaciones por parte del Ejecutivo de las normas mencionadas. La CTV, ASI y CGT, junto con la oficialista CBST, suscribieron esa opción de continuidad del proceso de conversaciones. Maduro y su ministro Rivero no le permitieron participar a la CUTV, además Unete y Codesa se negaron a firmar ese papel de trabajo.

En estos cinco meses, lo único —desde la óptica de los trabajadores— que cumplió el gobierno fue el envío a las centrales sindicales de sus memorias sobre los 17 convenios que la OIT escogió para evaluar este año, y permitir que se le hicieran sus respectivos comentarios críticos.

Además, quería lucirse al enviar a la OIT la información sobre la libertad de Rodney Álvarez (11 años injustamente preso y a quien le fue sobreseída su causa por falta de pruebas) y del sindicalista petrolero Eudis Girot (más de año y medio preso por advertir públicamente las falencias de la industria).

No contento con esa “generosidad” para cumplir con el convenio número 87, detiene y acusa de terrorismo a seis luchadores sociales: los sindicalistas Reynaldo Cortés, Emilio Negrín y Gabriel Blanco, y a los dirigentes sociales y políticos Néstor Astudillo (trabajador de construcción), Alcides Bracho (profesor) y Alonso Meléndez (ingeniero pesquero). Además, para congraciarse con el número 26, lleva el salario mínimo de 30 a 16 dólares mensuales: ¡Bravo, así es que se gobierna! ¡Éste sí es un presidente obrero!

Aunque en el trío de normas violadas no está el convenio 98 sobre derecho a sindicación y a contratación colectiva —muy vinculado con el artículo 89 de la CRBV, por lo de “progresividad e intangibilidad” de los derechos conquistados—, vuelve la administración de Maduro y su nuevo y flamante (por no volver a llamarlo petulante) ministro del Trabajo a lucirse al aplicar el invisible e inexistente instructivo ONAPRE. ¡Bravo, por desconocer y destrozar las contrataciones colectivas de todos los trabajadores de la administración pública!

Del 26 al 29 de septiembre se abrirá de nuevo el foro con presencia de la OIT. De continuar siendo un sainete mediático, los trabajadores debemos desechar cualquier ilusión y acerar nuestra unidad para luchar por nuestras más sentidas reivindicaciones. Nadie, ni la más alta misión extrajera, hará lo que a nosotros nos corresponde hacer para lograr “un mundo mejor para los trabajadores”, como reza el lema de la CTV.

¡La OIT viene!… y viene contentica.

PEDRO ARTURO MORENO | @pedroxmoreno / instagram: pedroxmorenobr

Secretario Ejecutivo de la CTV, responsable de DDHH. Trabajador gráfico: corrector de pruebas y editor

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