Por: Ramón Chávez Rosas
Es importante que lo tengamos claro: todas las ideas importan, pero no todas las ideas son ganadoras de inmediato.
Los que me conocen saben que amo ayudar a otros a transformar y guiarlos por ese camino de mejorar sus negocios a través del uso consciente de la comunicación o conversación -como prefiero llamarlo yo- haciendo las cosas de forma distinta. Y desde que me alejé del mundo corporativo formal por allá en 2016, me di a la tarea de trabajar con empresas y personas que quieren mejorar esos procesos y al darles resultados vamos demostrando que el modelo funciona.
¿Pero qué sucede? Si yo me hubiese dedicado a hacer eso de forma tradicional o presencial, seguramente mi modelo de negocios no existiría hoy. Siempre debemos buscar hacer las cosas de forma distinta. Es así como sumé clientes en toda Latinoamérica, no me quedé en el cara a cara, conocí y aproveché la tecnología y las posibilidades que te daba; como por ejemplo ZOOM (mi cuenta es de 2017, 3 años antes de que la gente lo empezara a conocer).
Hoy puedo ayudar sin moverme de casa y voy a mi oficina presencial dos o tres veces por semana. Si hubiese seguido mi idea de transformar y asesorar de forma tradicional, estaría perdiendo el tiempo en traslados, reuniones cara a cara y sesiones largas de trabajo que no serían eficientes (con el añadido que no sé si mi negocio existiese, por el tema cuarentena y protocolos).
En 2016, supe que el espacio adecuado para que yo diera vida a mi idea era lo digital y hoy mi visión de asesoría y transformación a través de la conversación es un negocio con proyección de crecimiento.
Es imposible proyectar la creación de una empresa sin una idea inicial de negocios. Además, debemos aceptarlas todas, porque mientras más creativas y originales, mejor. Pero debo comentarte que tampoco es fácil dar con esa idea. Es por eso que yo digo que todas las ideas cuentan.
Mi experiencia personal y con clientes es que no hay buenas o malas ideas, lo que hay es que encontrar la posibilidad y el momento adecuado. Acertar una opción adecuada no depende de la suerte, sino de la búsqueda de oportunidades en el entorno.
Yo validé, probé y experimenté por tres años mi proyecto. Lo hablé y lo llevé a varios foros (la importancia del vínculo en el mundo de los negocios). Es probable que algunas de esas personas con las que hablé me hayan dicho que estaba buena la idea, pero en su interior comentaban que Ramón estaba loco y que iba al fracaso. Yo fui consolidando y charlando con otros conocí mucha gente y aprendí de mis errores (es estúpido pensar que no cometimos errores en ese camino). Al final he logrado imprimirle mi propio estilo a mi idea inicial.
La pandemia aceleró lo que yo venía trabajando desde hace años y hoy ya es un estilo que vino para quedarse. ¿Me molesta que ahora todos hacen lo que yo hace unos años (webinars, clases on line, sesión de transformación en línea)? No, porque mis ideas ya están pensando en el próximo negocio y esa es la importancia de generar siempre.
¿Cuál es el mensaje de esto? Que por eso las ideas importan. A veces, incluso si has comenzado algo, es posible que no vuelvas hasta más tarde. Eso que se llama la “idea humo». Siempre hay humo antes del fuego. A veces, el humo no se enciende de inmediato y no se llega al fuego hasta 6 semanas, 6 meses o 6 años después.
Nuestro trabajo no es preocuparnos por el «cuándo», nuestro único trabajo es crear. Poner nuestras ideas en el mundo y luego ponerle pasión y disciplina. Es una perspectiva que te quiero dejar para ti hoy. ¡Piénsalo!
RAMÓN CHÁVEZ | @chavezrosas
Comunicador social, posibilitador, capacitador y fundador de la plataforma de Alianza Internacional de Empresarios Digitales.
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