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sábado, 15 junio, 2024

Hoy se vive el peor momento en la lucha contra Maduro

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La última vez que me encontré con Marcial, luchador incansable por los enfermos de VIH a través de la ONG Stop VIH, fue hace tres años en el Farmatodo de las Torres de Parque Central.

Habíamos coincidido en el Ministerio de Salud, ya que por su experiencia en la lucha por conseguir recursos y atención para los enfermos del VIH, fue incluido en el grupo de trabajo del entonces ministro Henry Ventura para atender esta problemática.

Le pregunte qué estaba haciendo y me dijo que preparando sus papeles porque se iba para Ecuador con su familia: «Aquí no hay nada que hacer. Nos estamos muriendo uno a uno», sentenció.

La claudicación de Marcial me llenó de una profunda tristeza, porque era la prueba inequívoca que todo estaba perdido en Venezuela. Un líder a quien nunca vi rendirse, con su enfermedad realizó huelga de hambre para reclamar los fármacos: “A  ese Ministerio y a Maduro no les importa la vida de nadie”, fue su despedida junto con un gran abrazo.

La semana que transcurrió, después de tanto ocultar cifras y de impedir el acceso a los organismos internacionales, finalmente Maduro sucumbió a la presión y permitió que la ONU visitara el país. Después de finalizar su recorrido por diversos hospitales, su secretario adjunto para Asuntos Humanitarios, Mark Lowcock, sentenció que el sistema de salud de Venezuela está al borde del colapso.

El sistema de salud no está al borde del colapso, colapsó totalmente desde hace cuatro años. Donde los hospitales no le garantizan la vida a los que acuden a tratarse alguna enfermedad, al contrario, por la contaminación de los centros de atención, terminan contagiándose de bacterias. No hay tratamientos para los enfermos crónicos, no hay medicamentos. Sólo hay muerte.

Pero hay más, no es sólo la salud. El país colapsó y más de cinco millones de luchadores como Marcial, dejaron atrás sus luchas  para sumarse a la lista interminable de migrantes que están siendo explotados, humillados y ofendidos, como diría Dostoyevski, en otros países.

Por ello la urgencia de la salida del régimen de Maduro. En otros países se levantan por justas luchas reivindicativas, pero en Venezuela está en juego la supervivencia de la República,  como concepto de nación. Este gobierno  está acabando con nuestros recursos no renovables: oro, diamantes, coltán y petróleo. Destruyó toda la producción, incluyendo la agricultura. Si no nos apuramos lo que va a quedar de Venezuela es un cascarón vacío y nos condenaran a ser el país más pobre del mundo.

Entonces, en la lucha por la salida de Maduro no puede haber dudas, divisiones ni contradicciones, ni mucho menos odio. La estrategia de Chávez fue siempre dividir a la población: imperialistas vs. patriotas, lacayos vs. bolivarianos, escuálidos vs. chavistas…

En esa división de la sociedad se cimentó su poder, y ahora Maduro la utiliza para sobrevivir. Por ello, el primer obstáculo para vencer al gobierno de Maduro es no lograr la reconciliación de los venezolanos.

No puede ser que la lucha para derrocar a Maduro se sostenga en estrategias que no suman sino que restan: un grupo musical que cantó en una tarima de un evento del gobierno, al peor estilo de la intolerancia le impiden la entrada a los países aliados de Guaidó. Una señora que fue directora de recursos humanos  de Mercal, le retienen a su hija y nieta en un aeropuerto, por el simple hecho de haber ocupado ese cargo. Para la lucha es mucho más importante que 100 personas de la UBECH o de los Consejos comunales abandonen a Maduro y se unan a las filas democráticas.

Hoy se vive el peor momento en la lucha contra Maduro, porque salieron a relucir los cálculos políticos, porque además de no promover la reconciliación de todos los factores, ahora se cuestiona y piden la salida de quien desde el mes de enero ha liderado la confrontación contra Maduro.

Se tiene que entender que la lucha contra una dictadura no se centra en un solo individuo, sino que tiene que ser colectiva, unidos todos los factores que adversan a Maduro y su cúpula, no importan de donde venga. No hay cabida para la política ideológica. Tiene que existir un solo bloque que una a todos los venezolanos, independientemente de su preferencia política.

Aquí debe haber un punto de honor, porque la urgencia de salir de Maduro es de todos los venezolanos que sufrimos por parte de este régimen, porque lo que esta en juego es la supervivencia de la república

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