¡Felijaño! Y un remedio contra la nostalgia

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Por: Leonor Carolina Suárez

No sé dónde leerás esto. Sí sé que será fin de año y que extrañarás, igual que yo, a alguien. Sé que tu chat de WhatsApp se llenará de mensajes que deberían ser abrazos y sé que los ¡Feliz Año! llegarán a horas diferentes y bien escritos, pero nunca como debieron ser dichos: después de la cuenta regresiva de una estación de radio AM, seguida aquella del himno nacional (awkward!) y acompañados de un estremecedor grito en la pata de la oreja: “¡Felijaño!”.

El comernos la ese al hablar es ya un trademark de venezolanidad, lo sabíamos, pero ahora es quizás lo primero que nos delata en el extranjero, lo cual desata un fenómeno auditivo criollo: la oreja pará del que lo escucha donde esté. En un vagón de metro, en un restaurante o en alguna esquina de las miles a las que hemos ido a parar, porque este 2022 quedará para la historia como el año en el que la emigración venezolana se convirtió en la crisis migratoria más grande del mundo. ¡Felijaño!

Y en ese destierro pasaremos entonces esta Nochevieja en ese ajuste y en ese extrañar tantas cosas. Los que se quedaron extrañarán a los que se fueron, y los que nos fuimos extrañaremos todo lo que se ha ido, como dice la gaita, “tan ligero”. Excepto si te conectaste al episodio más reciente de la historia contemporánea de nuestro país, capítulo transmitido en línea este 30 de diciembre.

Remedio contra la nostalgia

Lo que seguía en esta columna era un ejercicio redundante sobre lo que añoramos, porque si hay un tiempo para ser nostálgicos es cerrando el año. ¿O no? Pero no pudo ser así. En la víspera de la Nochevieja, en la Venezuela online terminaba un gobierno. Sintonicé entonces YouTube para ver el final del más reciente dramático de producción nacional: El Interinato.

Escuchar por YouTube a los diputados de la Asamblea electa en 2015 y al funcionario autoproclamado presidente encargado frente a cientos de miles en 2019 fue como sintonizar una serie que perdió popularidad y que no ves desde hace tiempo. Fue encontrar a los personajes con historias gastadas, los mismos problemas y un capítulo final decepcionante.

El episodio Sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional. 30.12.2022 fue visto por una audiencia minúscula —poco más de 1.000 personas en vivo— y seguramente cansada. Conectarse a algo que no sea una llamada familiar un 30 de diciembre ya es bastante, pero ver el fin de El Interinato fue un ejercicio que aleja a cualquiera de la nostalgia —aún en diciembre— y acabó con la intención del resto de estas líneas.

Aguardé como quien sintoniza el season finale solo para ver si el guionista sorprendía. La muerte del protagonista es un recurso rápido y seguro en cualquier libreto, pero la sorpresa o la intención del escritor (y el morbo) pueden estar en la forma. Juan Guaidó presidió la discusión y escuchó los votos, uno a uno, a favor de su propia destitución, que se leyó así: “72 votos a favor, 29 votos en contra y 8 votos salvados. Es todo, ciudadano Presidente”. Y todo fue, fríamente, un trámite.

Lo que siguió fue una larguísima discusión de los artículos del llamado Estatuto de Transición y mi renovada incertidumbre sobre el futuro de nuestro país: inyección de antinostalgia con una dosis de esteroides.

Disfrutemos esta noche de las hallacas, del pan de jamón, de los mensajes de WhatsApp y de todo lo que podemos extrañar genuinamente; pero que la nostalgia y su sesgo no nos impida preguntarnos qué dice de nosotros, de los ciudadanos, a pesar de los líderes, que el episodio final de El Interinato pasara “tan ligero”. ¡Felijaño!

LEONOR CAROLINA SUÁREZ Twiter: @LeonorSuarez / Instagram: leocarosuarez

Abogada. Licenciada Cum Laude en Derecho de la UCAB y máster en Comunicaciones de University of Florida. Cuenta con más de diez años de experiencia en periodismo digital y producción audiovisual.

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