Éxito y poder

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Por: Gloria Cuenca

Escribo bajo la influencia de una excelente entrevista —siempre es así— que hicieron mi querida colega y exalumna Alba Cecilia Mujica y su nuevo compañero, el irreverente y gran periodista, Luis Olavarrieta, al politólogo y ex alumno José Vicente Carrasquero. ¿El tema?: el triste aniversario del 4 de febrero.

Debería ser una fecha de júbilo para la democracia, pues se derrotó un golpe de estado militar tal como se sabe que ocurrió, pero los del régimen pretenden transformarlo en  celebración. Por eso digo que es un triste aniversario. Cuando la pesadilla pase y se pongan las cosas en su lugar, podremos celebrar el 4 de febrero como la gran victoria sobre  los golpes militares en Venezuela.

 Sí, fueron terriblemente derrotados, y además, se rindieron cuando se vieron en una situación que pronosticaba lo mal que les resultaría la situación si no se entregaban. Esto, con bastantes muertos en su haber que nunca fueron considerados, y aun así, se mantienen en el poder.

Concuerdo, en general, con lo dicho por el profesor Carrasquero, y quiero reflexionar sobre algo: ¿quiere decir que tener el poder es lo que consagra el éxito? Esta cuestión es del máximo interés por cuanto tenemos que darnos cuenta que se puede tener el poder y sin embargo, no tener éxito. También ocurre que se puede tener éxito y no poder. No es seguro para nada que se encuentren vinculados. ¿Cómo es eso, se preguntarán mis contradictorios lectores? Tan simple como que un hombre autoritario, militar, por ejemplo, maneja el dinero y tiene el poder en su casa, pero su mujer no le es fiel y los hijos cada uno hace lo que le da la gana. ¿Tiene éxito? ¡Para nada!  Hay demasiados casos en la historia que lo ilustran.

Existen artistas, deportistas, políticos, empresarios, entre otros, que han tenido éxito y no tienen poder. Y, también hay quien tiene poder, más no éxito.  ¿Ideas polémicas? Mis contradictorios lectores a lo mejor se asustan, se molestan, u otros no me siguen leyendo. ¡Ah, pero eso ocurre! Este es un tema de reflexión, que requiere de mucha perspicacia entre nosotros en estos terribles momentos que vivimos.

Muchos compatriotas tienen una cierta confusión al respecto. Eso los hace ser caprichosos y compulsivos a la hora de evaluar situaciones, acciones y personalidades.

En Venezuela tenemos ejemplos recientes de lo que me preocupa ahora.  Al leer las Memorias Proscritas de Carlos Andrés Pérez, tendremos una idea precisa de lo que digo. El presidente Pérez tuvo en un momento poder, (bastante, por cierto) pero no tuvo éxito. Los que hoy detentan el poder, lo tienen por la fuerza, pero ¿éxito? Para nada.

Con un país que ha causado la segunda inmigración más grande del planeta, con más de 6 millones de seres humanos en estampida, con hiperinflación —la más alta y larga que se sepa; con presos políticos torturados; con una grave inseguridad alimentaria que se refleja en grados avanzados de desnutrición en la población e investigado por la Corte Penal Internacional, entre otras aspectos ¿Eso es el éxito?

El poder ha sido definido de muchas maneras: para los comunistas, la conceptualización es bastante básica; tiene poder el que obliga a los demás a hacer lo que él quiere. lncluye no permitir hablar. También pretenden impedir que la gente piense.

Es decir, para ellos, tiene poder quien somete a otro a su voluntad. No por convencimiento, sino mediante la fórmula que sea. El éxito, contradictorios lectores y amables seguidores, es otra cosa. Implica la plenitud existencial al lograr la realización del objetivo propuesto. ¿Cuál sería? Insólito, va desde el momento maravilloso de tener un hijo, llegando a  otra circunstancia en donde se cumple un verdadero y autentico anhelo: amoroso, espiritual, de solidaridad, de enseñanza, académico, profesional, económico, artístico, literario, científico, político, deportivo, entre otros. Siempre por vías legales, éticas y honorables. Si se utiliza el camino del narco, terrorismo y otros, nada de lo logrado es éxito, tampoco poder.

¡Atención, no hay que dejarse deslumbrar por espejismos! Es el propósito consumatorio que conocemos bien el que conduce al éxito. Sin modestia alguna: tengo éxito y nada de poder. Me siento plena y absolutamente realizada.

GLORIA CUENCA | @editorialgloria

Escritora, periodista y profesora titular jubilada de la Universidad Central de Venezuela

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