Elecciones generales pospandemia

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Por: Marcos Hernández López

En nuestro contexto es evidente que la amenaza política proviene del poder central. Foucault dice que “todo poder es un modo de acción de unos sobre otros. Se ejerce el poder cuando unos individuos son capaces de gobernar y dirigir conductas. Conducir conductas implica gobernar, y gobernar constituye la forma más acabada del poder”. El poder como gobierno no resiste en el tiempo la idea de un sometimiento absoluto en la conducta de la gente. En contradicción, el poder revolucionario se enfrenta a sus propios límites o decadencia, por ejemplo: la posibilidad de que germine la rebeldía del todo social, convocando el rescate del voto como sustancia significativa de toda democracia.

Desde que Venezuela inició su lucha independentista junto a sus diversos héroes militares en el siglo XVIII, lo hizo con un afán y sueños de cambios en sus estructuras políticas y sociales. Desde ese primer momento histórico a la fecha, nuestro país nunca ha renunciado a las transformaciones políticas. Pero si somos honestos, en el tránsito histórico los mayores problemas a enfrentar siempre han sido los modelos enfocados en un verdadero sistema democrático, económico, cultural y mental.

La naturaleza de la crisis política, económica y social en la que se mueve el país, evidentemente pospandemia, convoca a un escenario electoral y no a invasiones militares. No vamos a entrar en el análisis sobre el adversario político a vencer, todo el mundo conoce lo tóxico del chavismo y sus tentáculos en los poderes que conforman el Estado. La lucha política se hace en las calles y no se puede descartar de manera radical ningún escenario democrático y menos el del voto con elecciones competitivas: Elecciones generales, una oportunidad de refundar el país a través de sus poderes públicos. 

En Venezuela, según nuestros estudios, se revela que la gente en su mayoría no tiene confianza en la actual clase política ni dirigentes, bien sean de oposición u oficialistas; el bloque de los no alineados o NI-NI crece. El ciudadano percibe, según nuestras investigaciones, que no se está haciendo nada o muy poco para lograr el tan anhelado cambio político, pero el pueblo continúa identificándose 50,5% con un escenario de cambio de gobierno nacional a través de la vía democrática y constitucional. Un escenario ideal sería las elecciones generales, es una opción real y no una solución mágico religiosa para resolver la problemática política y económica inmediatas. Las personas están agotadas y de “modo off” de tantos discursos ideológicos trasnochados, sin visión de futuro, deslizándose en lo aburrido y repetitivo que encuentran rechazo por más 80% de la gente, es decir, la mayoría de los venezolanos. La situación de Venezuela está conectada a una inflación incontrolada en ascenso por ahora indetenible, como consecuencia de un modelo económico reconfigurado sobre la base de un incomprensible anacrónico neomarxismo, articulado en su dinámica a la ingobernabilidad y la corrupción, teniendo como factor inevitable el continuo fracaso en lo económico y social: La inflación más alta del mundo y un pueblo 90% en pobreza general.


El ciudadano percibe según nuestras investigaciones que no se está haciendo nada o muy poco para lograr el tan anhelado cambio político, pero el pueblo continúa identificándose 50,5% con un escenario de cambio de gobierno nacional a través de la vía democrática y constitucional

Marcos Hernández López

Además, los compromisos que tiene a lo interno Maduro por diversos intereses endógenos y exógenos han derivado en una profunda complejidad política. No obstante, las diversas crisis acelerarán el proceso de descomposición social, anomia social, secuestro emocional, aisladas protestas, saqueos y lo delincuencial que sirve de justificación para activar el dispositivo de represión y criminalización en la población. 

Caracterizando nuestra crisis de gobernabilidad democrática, se revela que tiene muchos entramados y potenciados por la ausencia de decisiones de las instituciones para solucionar democráticamente los conflictos localizados y que ponen en evidencia las tensiones existentes entre los requisitos de la democracia y los de la gobernabilidad

En su laberinto, Maduro sigue gravitando nacional e internacionalmente en busca oxígeno a través del diálogo o diálogos inducidos, renunciando a ver el “bosque” … lo grave que el futuro en Venezuela es abstracto y signado por el fracaso y el desaliento. Maduro prefiere seguir siendo interpelado negativamente por el pueblo, no se inmuta, mantiene la antipostura democrática en vez de hacer una comprensión final, objetiva de la naturaleza de la magnitud de la crisis convoca la urgencia de elecciones generales, pospandemia, como alternativa inmediata para refundar el país.


MARCOS HERNÁNDEZ LÓPEZ | @Hercon44

Sociólogo, docente universitario | PhD Gestión de Procesos | CEO Consultora Estudios de Opinión.

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