El crimen sí paga

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Por: Hugo Delgado Arévalo

Lo filmaron recibiendo la bolsa con millones de pesos del personaje que luego fue funcionario en su gestión; trajo viejos camiones de basura para sustituir a la contratista que la recogía en Bogotá, una operación oscura que a simple  vista se detectaba como corrupta, pero su negociación política para apoyar en la segunda vuelta al ex presidente Juan Manuel Santos, limpió sus expedientes. Hoy, Gustavo Petro, junto a cuestionados personajes y el financiamiento del chavismo y grupos guerrilleros, lidera las encuestas presidenciales en Colombia.

En Chile, el actual presidente  de descendencia croata española, Gabriel Boric, no concluyó sus estudios de derecho, pero  obtuvo sus méritos para alcanzar la primera magistratura en las violentas manifestaciones callejeras de 2019,  en las que destruyeron el emblemático metro de Santiago. Nunca trabajo en ninguna organización pública o privada porque las protestas no se lo permitían.

En Brasil, el Al Capone de la política y cerebro del escándalo Odebrech, que impregnó de comisiones los bolsillos de empresarios y políticos de varios países latinoamericanos, Ignacio Lula da Silva, se proyecta como favorito para la contienda electoral de octubre de 2022. Su gran obra continental, aparte de la corrupción desatada por la afamada contratista y la operación Lava Jato, es haber creado junto al dictador Fidel Castro, el nefasto Foro de Sao Pablo, para mantener vivo el fracasado comunismo.

En Ecuador, un corrupto casi impone la candidatura presidencial de su delfín. Luego de sus diez años de mandato, Rafael Correa dejó un legado con una gran deuda externa, una extensa lista de negocios turbios y ahora se “pavonea” con sus socios de triquiñuelas, mientras la justicia de su país pide a la Interpol su captura. Bélgica le otorgó asilo político.  

A los 90 años murió el dictador cubano, Fidel Castro (1926-2016), se llevó en su espalda miles de muertos, crímenes que nunca pagó; al contrario, la élite política e intelectual americana, rusa y europea, se rindió a sus pies.  Desde la isla se encargó de impregnar de miseria y sangre a Latinoamérica y África, y falleció de viejo y millonario, tranquilo en la cárcel que construyó a su medida: Cuba. Así lo presagió el líder demócrata venezolano, Rómulo Betancourt.

Perú no sale de sus convulsiones políticas.  Luego de la rotación presidencial, producto de la destitución de Pedro Pablo Kuczynsky (21 de marzo de 2018) la inestabilidad política se volvió común.  El  último error de su población se materializó el pasado  28 de junio de 2021, cuando asumió la presidencia el delfín del boliviano Evo Morales, el maestro Pedro Castillo. Era suficiente escuchar sus discursos para saber que el experimento no iba a funcionar y antes de culminar su primer año ya el 76% de los peruanos lo rechazan y piden su destitución por falta de gobernanza. En su inestable gestión ya hay denuncias de corrupción y crisis económica.

En la “hoguera de las vanidades del continente” está Argentina. Las denuncias de corrupción, complots y asesinatos no afecta a la familia Kirchner. Ya el esposo Néstor tenía varios cargos encima, sin embargo, ese legado heredado por su  esposa Cristina prosiguió, especialmente en sus negocios con el chavismo venezolano. Pero a la población eso no parece importarles. Luego de salir de la presidencia, fue electa senadora (2017) y después fue vicepresidenta de la fórmula con Alberto Fernández (2019).

Nicaragua, respaldada por el Foro de Sao Pablo,  se quitó la máscara en abril de 2018. Los colectivos (similar a los de Venezuela), dirigidos por el dictador Daniel Ortega y su mujer Rosario Morillo, asesinaron a cientos de protestantes, y en las elecciones presidenciales del 7 de noviembre de 2021 detuvieron a los candidatos opositores, resultando electa su fórmula. Hasta el momento nada ha pasado y las sanciones no hacen efecto a la sangrienta pareja.

Venezuela es un caso conocido hace 22 años.  Hugo Chávez y Nicolás Maduro son el ejemplo del crimen que sí paga. Con sus millones de petrodólares, provenientes de Estados Unidos de América (EUA), este régimen manipuló elecciones, asesinó opositores, provocó el éxodo de su población (oscila entre 5 y 6 millones), financió la desestabilización en Chile, Perú, Colombia, Ecuador y la Argentina de Mauricio Macri, sin embargo, siguen en el poder apoyados por el narcoterrorismo, China, Rusia y Cuba, y ahora por obra y gracia de la magia son ejemplo de estabilidad y crecimiento económico.

Como el realismo mágico, Latinoamérica es ejemplo de una desgracia histórica producto del revisionismo inútil, el resentimiento social y la explotación de sus miserias. Un Macondo en donde las instituciones democráticas son frágiles, los ungidos por su población deben tener antecedentes criminales  y  se demuestra  que el crimen sí paga.

HUGO DELGADO A.| @hdelgado10
Periodista. Editor de medios impresos y asesor de comunicaciones y relaciones públicas.

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