El acuerdo necesario para Venezuela

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Por: Juan Pablo Lombardi

Muchas son las teorías sobre el futuro y posible desenlace político de Venezuela, todas son producto de análisis y opiniones personales. Yo quiero intentar hacerlo desde la racionalidad y no desde la emocionalidad. Creo que inevitablemente en Venezuela tarde o temprano se llegará a un acuerdo que abra paso a una progresiva estabilización y recuperación del país. En este escenario, incluso, hay sectores del oficialismo que lo desean y, de manera privada, tal vez trabajan para que se concrete, pero no podemos olvidar que dentro del oficialismo y de la oposición hay una amplia heterogeneidad que dificulta más alcanzar acuerdos. 

Hoy el régimen internamente luce fuerte, aumentando el precio de la gasolina (algo que ningún otro gobierno se atrevió a hacer), interviniendo empresas, persiguiendo, interviniendo partidos políticos, nombrando un nuevo CNE, anunciando elecciones parlamentarias, etc. Sin duda este avance es soportado por el apoyo que internamente tiene en la cúpula militar, como se evidenció con las recientes declaraciones del general Vladimir Padrino López donde descarta toda posibilidad de que la oposición sea gobierno; y externamente en sus pocos pero importantes aliados internacionales como China, Rusia, Cuba e Irán. 

Por otra parte, está la oposición venezolana, crecida en el 2015 con el triunfo electoral de la Asamblea Nacional, pero venida a menos por el asedio e imposibilidad de cumplir con sus funciones de manera efectiva, por la persecución política e «institucional», por divisiones y errores. Esto ha desgastado a la oposición y a los partidos, tal vez porque en el 2015 con la Asamblea Nacional y luego en el 2019 con la ruta trazada de tres pasos para salir del gobierno se generaron expectativas muy altas sin certeza de poder cumplirlas. Pero si bien es cierto que la oposición como movimiento político y partidista puede haber perdido apoyo en la opinión pública, el rechazo al régimen sigue aumentando y esto ha generado un nuevo fenómeno en un sector de la oposición, que espera una solución proveniente de otros países, lo que sin duda pudiera lucir como un fracaso para las fuerzas democráticas del país. 

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En descargo de la oposición, hay que decir que la persecución ha sido tan feroz en contra de la Asamblea Nacional, dirigentes y partidos; que es el gobierno el que ha cerrado casi todas las vías de entendimiento y obligó a la oposición a trazar una estrategia fuera de las fronteras buscando apoyo internacional, agenda que sin duda desde el punto de vista de legitimidad ha sido exitosa y que acompañada de las sanciones a funcionarios y socios del régimen ha permitido mantener al gobierno cerca de la negociación y en busca de un acuerdo. Pero como en política no se juega en un solo tablero, el gobierno de Nicolás Maduro ha ido allanando el terreno para repetir la estrategia que utilizaron con la elección de Asamblea Nacional Constituyente y la posterior elección presidencial del 2018, ambas calificada por la oposición y buena parte del mundo como ilegítima, es decir, está creando su propia “oposición” para aparentar una elección plural.


Pero si bien es cierto que la oposición como movimiento político y partidista puede haber perdido apoyo en la opinión pública, el rechazo al régimen sigue aumentando y esto ha generado un nuevo fenómeno en un sector de la oposición, que espera una solución proveniente de otros países, lo que sin duda pudiera lucir como un fracaso para las fuerzas democráticas del país 

Juan Pablo Lombardi

La mayoría de la oposición democrática se mantiene firme en no participar en lo que aseguran es un nuevo fraude electoral por algunas razones lógicas; la primera es que obviamente señalan que no hay garantías; la segunda es que si participa y legitima el proceso, arriesga inmediatamente su principal fortaleza que es el apoyo internacional; la tercera, corre el riesgo de perder el apoyo popular y que haya una abstención tan alta que favorezca al régimen. Es decir, para la oposición democrática pudiera ser un suicidio participar en estas condiciones, pero quedarse de brazos cruzados también lo es. 

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Si algo ha demostrado este proceso es que ni el gobierno encabezado por Nicolás Maduro ni la oposición democrática han tenido la fortaleza para doblegarse mutuamente, pero en esta lucha el mayor costo lo estamos pagando los ciudadanos y el país.

Esto obliga al acuerdo necesario, y para esto ambos sectores deben partir por el mismo principio de que ninguno puede exterminar al otro, y del reconocimiento de ambos sectores como fuerza política; para que esto sea viable se deben dar garantías mutuas que incluya un proceso de pacificación y gobernabilidad que permita reiniciar la reconstrucción del país. El gobierno debe entender que perdió el apoyo popular mayoritario desde hace tiempo y que la mejor forma para abandonar el poder es por la vía electoral. Para esto debe ayudar a crear las condiciones, porque de esta manera y previo acuerdo de gobernabilidad sobreviven políticamente y tendrían una representación proporcional a su fuerza electoral en todos los espacios de poder. Y la oposición, que seguramente saldría favorecida en un proceso electoral limpio, debe evitar el revanchismo y la venganza porque el país entraría en un proceso de ingobernabilidad peligrosa muy desgastante que lejos de sacarnos de la crisis pudiera profundizarla.

Para lograr esto hay que dar varios pasos en la dirección correcta. Uno de estos es aislar a los sectores más radicales de ambos bandos, sin pretender tampoco sacarlos del juego definitivamente, porque lo sano y sensato es que una vez abierto el juego democrático todos los sectores tengan derecho a participar e intentar aplicar sus tesis políticas y de gobierno. Es ahí cuando habrá oportunidad de premiar o castigar con votos a tantos grupos, partidos y personas que han señalado y/o han sido señalados de contribuir de alguna manera con la crisis del país. Lo más importante de todo este proceso debería ser blindar la democracia poniendo en manos de civiles el futuro de la nación, además para que más nunca vuelva a ocurrir que una persona permanezca tanto tiempo en el poder y que al final seamos los ciudadanos los que por elecciones realmente justas, democráticas y libres decidamos de manera constitucional el destino de nuestro país.


JUAN PABLO LOMBARDI | @JuanPLombardi

Exdirector general de la Alcaldía de Maracaibo

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