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lunes, 27 mayo, 2024

Dolor, gloria, dos lunas, una noche y la importancia de las madres

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La telenovela es para Venezuela lo que el sistema de estudios es para la industria cinematográfica. Una telenovela como Kassandra de 1993 logró ser transmitida en más de 100 países y ser doblada en unos 40 idiomas. No hay una película venezolana que haya tenido tal éxito. Yo acepto que desde hace dos décadas nuestras telenovelas y nuestra televisión en general se quedó en el tiempo. Falta de visión, problemas políticos, económicos y otros muchos factores que se me escapan probablemente. Aun así yo siento que no todo está perdido.

Sí, soy un defensor de la telenovela. No, no creo que la estética que manejan actualmente sea la mejor. Sí, a la mayoría de la población no le interesa en lo más mínimo los problemas estéticos. No, Venezuela no está muerta y este es el momento perfecto para recuperarla. ¿Algún empresario venezolano que invierta entre 2 y 6 millones al año en sus empresas personales leerá esta columna? El cine y el medio audiovisual en general es una mina de oro, pero usted no lo sabe.

Hace unos días vi «Dolor y Gloria», la última película de Pedro Almodóvar y media hora antes había visto «La noche de las dos lunas», la segunda película del venezolano Miguel Ferrari. Comparar a ambos realizadores quizá sea injusto, sobretodo porque el venezolano ha aceptado públicamente su gusto por el cine del español y la influencia de éste en él. Sin embargo, haciendo el ejercicio de un simple espectador que fue un día y vio las dos películas en el cine puedo decir que me gustó más la de Ferrari.

Esta cosa de criticar, opinar o escribir es mucho más fácil que hacer una película pero su complejidad radica en las palabras que uno decide usar. Y aquí entran contradicciones, miedos individuales, juicios de valor y hasta un background psicológico. Por ejemplo, puedo decir que me gustó más «La noche de las dos lunas» en comparación a «Dolor y gloria» pero me gustó menos que «Azul y no tan rosa» y aún así no puedo decir que «Azul y no tan rosa» es superior a «Dolor y Gloria»…. Así de complicado es esto.

Para profundizar y dejar lo declamativo «Dolor y gloria» es el largometraje número 22 de Pedro Almodóvar, es su mejor película por recorrido y taquilla si la medimos con sus últimas tres, «La piel que habito», «Los amantes pasajeros» y «Julieta». Todas son parte del autor, el prolífico y efectivo autor que es, todas con recorrido internacional, con distribuidores y publicistas cobrando su dinero para venderlas, con actores de primera, con valores de producción altos y con un respetado líder o realizador que es Pedro Almodóvar. Pero no conectaron con el público como sí lo logra esta última. La recepción fue fría en los anteriores casos. Aunque al menos en cifras se recupera la inversión con Almodóvar (60 millones de dólares recaudados con casi 30 invertidos).

Esta película se presenta altamente autobiográfica, se puede especular que rememora la vida del director de 1984 a 1986 cuando Almodóvar, junto a su hermano, fundaron su productora El deseo para seguidamente hacer la primera película de la compañía: La ley del deseo. Era pues el primer deseo de un hombre de unos 35 años para entonces. La historia se hace anecdótica a ratos, incluso aburrida sobretodo en el coqueteo con las drogas que hace ver un tanto recatado a Salvador Gallo, nombre del personaje principal, que vivió los años del destape. Pedro puede hacer lo que quiera en este punto, puede ser Antonio Banderas o puede ser Eusebio Poncela, arreglar un problema del pasado con alguno de los dos y seguir siendo el endiosado cineasta. Banderas se gana un Cannes en un jurado presidido por Alejandro González Iñarritú y no creo que sea esta la mejor actuación del mítico Antonio Banderas.

Para alguien que ha visto todo el cine de Almodóvar, así como de otras leyendas vivientes, el estreno de «Dolor y Gloria» es un acontecimiento. Dentro de sus 22 películas no es ni siquiera una de sus mejores 5, pero te alegra el alma verlo vivo y con ganas de seguir haciendo películas. Ver a Penélope apelando a su verdad y grandeza como actriz para dar una actuación de soporte entrañable, haciendo de la mamá del Personaje de Banderas en los flash de la infancia, por ende la madre de Almodóvar. Y el último plano, una obra de arte, una belleza y una genialidad de un tipo con 22 películas, no tiene precio. Y aun así no me mata la película.

¿Pero por qué la de Ferrari es mejor que ésta? Miguel Ferrari se ganó un Goya con su primera película. Eso ni el propio Almodóvar lo puede decir. Quizá Ferrari empieza muy tarde a hacer cine, pero recordemos que tiene una larga carrera como actor de Cine, teatro y televisión. Esto lo hace incluso más versátil que nuestro adorado Almodóvar. Entrañable aquella Marilyn Monroe que nos regala en «El tinte de la fama», por citar uno de sus trabajos más destacados como actor.

Al salir de la sala me acababa de conectar con la película y me fui a la otra sala con ella en la mente. Quizá fue un acto de infidelidad descarnada estar viendo a Almodóvar pensando en la de Ferrari. Y es que al final de la Noche de la dos lunas se lee “A ti, querida madre” y yo, que también tengo madre, aunque puede que algunos no lo crean, hice clic, entendí muchas cosas que viendo la película no me terminaban de llegar. Y ese algo es el motor del director, el subtexto de la película: Su madre, su proceso, su cine.

Luego oigo en 5 ocasiones en diversos lugares y personas la frase “Telenovelesca” la película es una telenovela… ¿Y cuál es el problema? Es una negación muy venezolana renegar de la telenovela, producto audiovisual que nos dio a conocer en más partes de lo que el cine puede decir. Lo peor es que siempre es en un tono de ofensa y no debe serlo. ¿Quien más que un actor que hizo bastantes telenovelas para releer y reinterpretar esa estética, ahora como director? Y si me hablan de “estética” o “puesta de escenas” es mucho peor el calificativo pues no hay mucho más que se pueda hacer en ambos casos.

La película es mejor porque forma parte del proceso de un realizador que seguramente seguirá haciendo, porque se toma libertades y demuestra madurez en su manera de plantear diversas escenas. Por poner un tópico primario, el uso de la cámara y esa búsqueda que ya no podemos conseguir en Almodóvar pues él ya descubrió el secreto del cine, ahora solo le interesa seguir haciendo mientras está en el ocaso para no aburrirse y para seguir admirando su obra.

Ferrari repite además a excelentes profesionales venezolanos como Alexandra Henao en la cámara y la fotografía, Matías Tikas en el arte y Miguel Ángel García en la edición, ninguno de ellos hace televisión, por si acaso. La noche de las dos lunas es una película más efectiva que Dolor y Gloria y eso no es un problema, a Almodóvar no le importa mi opinión, él tiene innumerables Goyas, par de Oscars, selecciones en Cannes. La noche de las dos lunas solo peca en ser una película latinoamericana. Eso le complica tener un mejor alcance internacional, de resto es una película bien contada y efectiva para un público más grande pero sin la fuerza de distribución que si puede tener la otra.

Por último, la madre. Estos dos hombres, cada uno con procesos distintos, tienen en común una conexión con sus madres. En el caso del español es algo que le duele ya no tenerla, era una recurrente en sus películas con figuraciones, es una gran influencia. En el caso del venezolano su madre, quiero creer, está en todos sus personajes femeninos, en los interpretados por Mariaca Semprún y Prakriti Maduro, hasta en el que interpreta la chica Almodóvar, María Barranco (Átame y Mujeres al borde) y que le hace un guiño a las telenovelas. Qué grandes son las madres que traen al mundo la vida y que parieron a señores como Almodóvar y Ferrari.

A propósito de esta reflexión sobre directores, dejo acá el capítulo sobre dirección cinematográfica para compartir opiniones en las redes:

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