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sábado, 18 mayo, 2024

CRÓNICAS MIGRATORIAS | Venezuela conectada con el mundo (Galería)

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El invierno está en su peor momento, sopla con fuerza a 3° centígrados, pero no existe tormenta de nieve, chaleco amarillo o ventisca posible que frene la llegada de venezolanos a la plaza Stravinsky en París este sábado dos de febrero.

París es cuatro veces más pequeña que Caracas; puedes moverte en bus, en bicicleta o en metro. Para que se entienda, la línea del metro que atraviesa la ciudad de norte a sur tarda unos 45 minutos, aquí lo que cuesta es el salir de casa un fin de semana en pleno invierno.

Hacía tiempo que no veía tantas caras conocidas y nuevos rostros por descubrir. Igual que en Venezuela, la convocatoria salió de manera espontánea, no por asociaciones que llevan años dando la batalla. Nuevos sujetos emergen y solicitan el debido permiso para manifestar, y todos asisten. Hay unión. Venezuela te necesita, Diálogo por Venezuela y otras asociaciones se hicieron presentes, todos por una misma causa, un mismo Guaidó.

Y nos movieron el sitio, mas no las ganas

En París todo el mundo manifiesta porque hay gente del mundo entero que la habita, así que toca pedir permiso en la prefectura para mantener orden en la ciudad. Visto que los Chalecos Amarillos han «monopolizado» los sábados para sus reclamos, nos mudaron a última hora de la Plaza de la República a la pintoresca Plaza de Stravinsky, vigilada notablemente por el gran mural de Salvador Dalí. Mejor escenario, imposible.

Todos tienen el mismo derecho, incluso a equivocarse: hace unos días, representantes del movimiento color pollito se acercaron a la Embajada de Venezuela solicitando «una ayudaíta» y asumiendo un compromiso de apoyo a Maduro, considerando la maravilla que había dejado Chávez a su pueblo, pueblo rico, empoderado, ejemplo de igualdad y felicidad. Se puede estar mal informado pero no ser tan indolente, caramba.

Conectados

No sé exactamente el porqué, si es un asunto de pasaporte, crianza o ADN, pero la diáspora está en conexión constante con el país, como si de un sortilegio se tratara. Y voy más allá, también en la parte oficial, de representantes diplomáticos del régimen. Mientras Maduro hace el ridículo amenazando en un inglés que no lo entiende ni Tiroloco, sus representantes hacen lo propio. Haré un simple pero ilustrador ejemplo: el embajador en Francia asiste a una entrevista con la periodista de France Inter (Le 5/7, con Mathilde Muñoz); ella no le da la razón cuando este culpa a la doctrina Monroe y hace referencia a Richard Nixon sobre lo que pasa en Venezuela. Le dice: «Usted está hablando del siglo XIX, estamos en el XXI”, y le ruega volver a lo que ha pasado tan sólo unos días atrás en Venezuela. De pronto el embajador pregunta: “¿Cómo es que se llama usted?” Y ella, sorprendida porque están en una cabina de radio solos los dos, responde: Mathilde.

Ese viejo truquito usado por Chávez hasta el hastío en ruedas de prensa, en un burdo intento de desestabilizar periodistas, de tutearlos y preguntarles entre confianzudo y despectivo “¿Cuál es que es tu nombre mi amor, quién te mandó?” etc … Nadie entendió al pobre de Chávez; tiene que haber mucha gente para que justifiques que se te olvidó el nombre de algún periodista… No frente a una sola, es, lo menos, rarito.

Seguimos

La movilización ha sido inmensa, total, tan solo la que se ve por medios, pero la otra, la movilización espiritual, ha sido impresionante. Algo se movió, no solo en los venezolanos, sino en buena parte del planeta azul, como diría el falso analista Walter Martínez, quien hace poco intentaba cambiar los hechos acontecidos en París; como vivo acá, puedo presenciarlos. Quiso hacer ver a los policías franceses como si fueran el Faes (Fuerzas de Acciones Especiales, asesinos del régimen) y en las imágenes salían los Chalecos Amarillos reventando París y los oficiales intentando contenerlos. Esto para un venezolano es casi inconcebible, en tres meses de protestas, no hay un solo muerto por abuso policial.

En París no somos cientos de miles, como en España, Colombia, Perú, Argentina o los Estados Unidos. Pero cada venezolano cuenta, y cada uno de nosotros mueve a otros, y esta cadena no puede fallar. Son cientos de millones de personas las que esperan por ser liberadas. No es Juan Guaidó, no es la Asamblea, somos todos, es usted que lo está leyendo, y el amigo al cual le cuente lo que realmente sucede en Venezuela. Es inédito, no es Chile, no es Allende, no se trata de la Doctrina Monroe ni de Nixon, ni de izquierda o derecha, es el saqueo de una nación, el desmantelamiento de un país, el asesinato lento de millones de personas en un país petrolero por falta de comida y medicinas. Esto que pasa en Venezuela le atañe a la humanidad.

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