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miércoles, 26 junio, 2024

Cataclismo electrizante

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El 7 de marzo ocurrió lo impensable por imposible: un gran apagón nacional. A través de notas anteriores a los medios, por las redes sociales, el suscrito había dicho que “un apagón nacional era un evento posible con crecientes probabilidades de ocurrencia” y, además, que cuando ocurriese “iba a ser muy noticioso por lo impactante, pero que el país se volvería a levantar eléctricamente”. También había advertido que “todos sabemos que el Sector Eléctrico Venezolano, SEV, está mal que pocos realmente sabíamos lo grave que está”. El apagón masivo y sus tres réplicas así lo revelaron.

El caos eléctrico nacional se desató por la patria con poderío destructivo y brutal contra los más indefensos, resultando en pérdidas de vidas, más humillaciones y penurias infrahumanas para la sociedad venezolana. Todavía días después, el SEV muestra más marcadamente su debilidad para satisfacer las necesidades del país. Es innegable que el SEV quedó, después de este severo trauma, en una condición más desmejorada que antes del 7 de marzo, que la opacidad del régimen no permite precisar y, por ende, corregir.

Como era de esperarse, la respuesta de las autoridades eléctricas y nacionales fue un sabotaje con un turbo imperial, alusivo a la magia de Hollywood. Mayor falta de seriedad en momentos de semejante calamidad nacional, es, y me perdonan, una imperdonable majadería, que solo trata de huir hacia adelante evadiendo su total y exclusiva responsabilidad.

Para llegar a la mejor versión de la verdad, este ingeniero, con la valiosa ayuda de otro destacado colega, el Dr. Portillo Quintero, utilizamos herramientas avanzadas para tratar de llegar a la mejor versión de la verdad que el análisis pudiera sustentar, Y para comunicarle a la nación responsablemente la justa información y calmar la ansiedad de toda una nación por la tragedia acontecida y que las autoridades le negaban.

Pero aun así, hay otros temas aún más importantes que trataré de sintetizar de una manera entendible y no técnica, o como se dice, en “cristiano”, y que es crucial que la sociedad venezolana y que quienes toman las decisiones políticas que luchan por el “cese de la usurpación” entiendan:

A) Que no podemos todavía decir qué gatilló la tragedia de la oscurana. Si bien es cierto que las imágenes satelitales muestran evidencias que comienzan a desmontar la versión de los usurpadores, en el estricto sentido técnico existen muchas más variables que se necesita saber para llegar a la verdadera causa raíz de este caso.
B) Que sin saber esa causa raíz y la extensión de los daños previos y los resultantes de las tres réplicas no se puede decir de manera cuantitativa lo acontecido, más allá de apreciaciones cualitativas y, en todo caso, a lo sumo apuntar en la dirección correcta.
C) Además, es vital reconocer el colosal fracaso del parque térmico más costoso del mundo, al son de más 35 mil millones de dólares en manejos turbios, que le falló a la nación justo en el momento que más se necesitó de él, prolongando la recuperación del SEV. ¿Qué será de la vida de las unidades de Generación de Respuesta Rápida y Black Start? Esto es inadmisible.
D) Se necesita una comisión técnica, apolítica, una especie de “Comisión Técnica de La Verdad”, donde las autoridades usurpadoras sean simplemente un testigo más que debe rendirle cuentas a la nación a través de esta comisión, de manera que se pueda evaluar lo que realmente ocurrió, las responsabilidades y las recomendaciones que permitan erradicar la posibilidad de que se repita este penoso episodio para la vida nacional.

La nación entera que lucha por el cese de la usurpación debe reconocer y valorar que sin electricidad cualquier plan país es inviable y debe exigir estrictos límites a los que estén en el gobierno para que ellos entren en la sensatez y por el aro de los valores, poniendo el bien de la nación por encima de todos los intereses partidistas, o la gobernabilidad que tanto persiguen en la transición entraría en un cortocircuito súbito. Como analista veo inmensos, profundos y anchos desaciertos iniciales en esta materia.

Reitero que hemos tenido “leyes eléctricas”, “decretos de emergencia”, múltiples “misiones”, “mesas técnicas”, y ahora una “mesa eléctrica” comunica su selección para afrontar los retos con documentos plagiados del trabajo de otros, lo que evidencia que sufrimos la peor crisis del “quítate vos para ponerme yo”. En esencia, la peor y madre de todas las crisis: la moral, la de la falta de ética y, si seguimos así, fracasaremos. Y, a quienes toman decisiones, les digo: otro fracaso más no es una opción.

Agradezco a los que reconocen mis esfuerzos y llamo a la reflexión a aquellos colegas que, sin conocerme, me han atropellado visceralmente de manera personal. Solo les digo que no les guardo ningún rencor, que este humilde ingeniero de la patria que le pagó sus estudios y lo enrumbó por el mundo, que se tranquilicen, que yo no aspiro a ningún cargo que ellos ansían y que mi único norte y agenda ha sido el de aportar soluciones para que la electricidad, que va muy mal, pueda tener mejores días o no iremos nunca bien.

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