Cada fracción de grado centígrado cuenta

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Por: Paulino Betancourt

El Acuerdo Climático de París de 2015 fue una alianza histórica que reunió a casi todos los países del mundo en torno a un objetivo colectivo: limitar el calentamiento global. Desde entonces, mantenerse por debajo de 1,5 °C se ha convertido en el grito de guerra de los gobiernos y activistas por igual, con innumerables modelos científicos y predicciones en torno a él.

Solo seis años después, en la cumbre climática COP26 realizada en Glasgow, muchos describieron que el objetivo estaba en “cuidados intensivos”, ahora, algunos científicos dicen que hemos perdido la batalla.

Sin embargo, el modelado climático es complejo, lo que significa que cualquier predicción puede estar sujeta a un error significativo y los números obtenidos deben tomarse con cautela. No obstante, la gran cantidad de evidencia se está volviendo abrumadora y la velocidad a la que está ocurriendo el calentamiento genera alarma entre muchos científicos.

Las temperaturas globales ya están 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales y, según un estudio reciente publicado por The Met Office, ahora hay una alta posibilidad de que aumente unos 0,4 °C en los próximos cinco años.

Según el último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), las emisiones de gases de efecto invernadero debe caer un 43% para 2030 si queremos tener alguna posibilidad de alcanzar el objetivo.

Para poner eso en contexto, en 2020, cuando la economía mundial se paralizó en respuesta a la Covid-19, las emisiones globales cayeron en un 5,4%. Para alcanzar la meta, esa caída por pandemia tendría que repetirse anualmente durante los próximos 8 años. Aunque no existen medidas de confinamiento que reduzcan el ritmo del calentamiento climático.

Según Alok Sharma, presidente de la COP26, los nuevos compromisos asumidos por un gran número de países representan un avance importante, pero aún son insuficientes para alcanzar la meta fijada Por ejemplo, los planes de la India, el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, permitiría alcanzar la meta de emisiones cero para el año 2070.

Con tanta evidencia que apunta en la misma dirección, muchos comienzan a preguntarse cómo sería un mundo más cálido. Tal como están las cosas, estamos en camino de aumentar 3 °C para el 2100, y es seguro decir que esto se verá y se sentirá dramáticamente distinto al planeta que habitamos ahora.

Es probable que las recientes olas de calor que han estado ocurriendo en muchos países se conviertan en la nueva normalidad, también lo serán las tormentas cada vez más destructivas, los incendios forestales y los desastres naturales que hemos llegado a reconocer como signos reveladores de que nuestro planeta se calienta.

Dado que ya se piensa que casi la mitad de la población mundial es altamente vulnerable a los efectos del cambio climático, el costo humano de un aumento de 3 °C roza lo inimaginable.

Pero antes de que las imágenes distópicas de un mundo postapocalíptico comiencen a inundar nuestras pesadillas, es importante tener en cuenta que los acuerdos del COP26 representan un éxito para la lucha climática.

Hace solo una década estábamos viendo un escenario de calentamiento de 5 °C y el hecho de que 195 países llegaran a un acuerdo, al menos en principio, es un hito en la historia de la humanidad. Muy probablemente seguiremos reduciendo estas terribles proyecciones y, con un poco de suerte, el progreso se acelerará a medida que haya nuevas tecnologías disponibles y las soluciones bajen de precio.

El otro rayito de esperanza es un concepto conocido como “sobregiro climático”, que establece que, aunque se pueden superar los 1,5 °C a corto plazo, las tecnologías de secuestro de carbono podría permitir que la temperatura se estabilice a un nivel más bajo. A pesar de la incertidumbre de la propuesta y el tiempo requerido para que se desarrolle cualquier escenario de sobregiro, al menos proporciona a las generaciones futuras algo de luz al final del túnel.

Lo que queda claro es que cuando se trata de limitar los efectos del cambio climático es importante establecer objetivos que los gobiernos puedan aplicar, que permitan que las industrias desarrollen respuestas para enfrentar la crisis climática.

Más allá de eso, estos objetivos brindan un marco tangible de las soluciones complejas necesarias para lograr un cambio sísmico en la forma en que opera nuestro mundo. Queda en manos de los políticos decidir qué hacer y, mientras tanto, los científicos continuarán evaluando las mejores propuestas. Pero una cosa es segura, si se sobrepasan los 1,5 °C, cada fracción de grado centígrado contará.


PAULINO BETANCOURT | @p_betanco

Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat

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