Por Néstor Valbuena, del Programa de formación de nuevos periodistas
El día de la capitulación se conmemora el tres de agosto de cada año, al igual que el día de la bandera, en honor a la firma del acuerdo que puso fin al dominio español en tierras venezolanas.
Este hecho histórico tuvo lugar en agosto de 1823, después de la victoria de las fuerzas patriotas en la Batalla Naval del Lago. De acuerdo con el presidente de la Academia de la historia del Zulia, Juan Manzur, hay muchas figuras importantes en torno a este evento como el General Francisco Tomas Morales y Manuel Manrique.
Manzur también resalta la importancia de que las personas conozcan estas fechas. “Es importante que la gente entienda que el proceso de liberación de Venezuela no fue sencillo, y que con esta firma se evitaron muchísimos más conflictos y problemas, como guerras y combates”.
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A su vez el también historiador Vinicio Nava Urribarri, destaca la importancia de este suceso al resaltar la rendición de las tropas españolas en Maracaibo. “El 3 de agosto es un día importante y trascendental, en lo militar es una victoria y a la vez es una negociación que da paso a la libertad de Maracaibo como provincia”.
¿Qué fue la Capitulación?
De acuerdo con la Academia de la Historia del Zulia (AHZ) la capitulación, finalmente firmada el 3 de agosto de 1823, fue la más elaborada de cuantas se habían acordado hasta el momento en el territorio de la República de Colombia, dada la magnitud de los asuntos por resolver y la cantidad de personas civiles y militares comprometidas.
En el preámbulo del convenio, ambas partes expusieron su intención de “transigir de un modo honroso y debido a la humanidad y al decoro de ambos ejércitos”, siendo además conscientes de la pobreza del pueblo de Maracaibo, acorralado desde hacía tres meses y afectado por el hambre y la destrucción.
Finalmente, Manzur destaca que después de 200 años de aquellos hechos, el lugar donde se dieron los hechos sigue intacto: La Casa de Morales, ubicada estratégicamente en el centro de Maracaibo, al lado del palacio de Gobierno y del Teatro Baralt.
“En algún momento se pensó demoler este sitio para que el espacio fuera estacionamiento de la gobernación, eso no se ejecutó y hoy en día, a pesar de tanto tiempo y numerosos cambios, es más que un sitio histórico, es un lugar dinámico con técnicas muy parecidas a las de un museo colonial”, señaló.
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