La zuliana Kiannys Cardozo, de 25 años, creyó que moriría el 4 de abril cuando un delincuente le disparó en el abdomen mientras ella y un grupo de 20 migrantes cruzaban el Darién, paso fronterizo entre Colombia y Panamá.
Cardozo y su grupo de viaje, en el que iba su hermano, fueron emboscados por tres delincuentes dos horas antes de llegar a las piraguas que usan los inmigrantes para terminar de salir de la inhóspita selva, cruzada a diario por cientos de personas que buscan llegar a Estados Unidos de manera ilegal.
La zuliana, oriunda del municipio Catatumbo, fue herida en medio de un enfrentamiento entre los delincuentes y los funcionarios del Servicio Nacional de Fronteras (Senafrot) de Panamá, quienes se percataron del atraco mientras transitaban la selva con unos periodistas internacionales.
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«Cuando los de Senafront gritan: ‘alto’. El tipo que me tenía, me disparó y caí al piso. Le dije a mi hermano que me habían herido. Les pedí: ‘no me dejen sola, no me dejen morir'», relató Kiannys en entrevista con Néstor Márquez, un activista del municipio Catatumbo, quien publicó la videollamada en sus redes sociales.
La joven comentó entre lágrimas que la obligaron a desnudarse porque los delincuentes sabían que ella tenía escondido entre su vestimenta el dinero del grupo.
«Se nos aparece un tipo encapuchado y nos ordena que nos callemos. Había otros dos. Apenas me vio a mí, él dice: ‘todos ustedes se van para allá, ella se viene conmigo’. El tipo me apunta con el arma y me dice que le dé el dinero porque yo era la que llevaba la plata. Le di un sencillo y me grita: ‘no mientas porque yo sé que tú tienes los billetes duros en la licra», recordó la joven.
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Kiannys accedió a darle el efectivo, pero el delincuente le ordenó que bajara sus pantalones y que se revisara en sus partes íntimas, contó. «Cuando me estoy subiendo los pantalones, detrás del tipo sale el Gobierno panameño y los de Senafront, el que me tenía me disparó. A él lo mataron».
El enfrentamiento ocurrió a las 11.30 a.m. y cuatro horas después llegaron los helicópteros que los sacaron de la selva. «No nos encontraban. Mi hermano con los de Senafront empezaron a quemar basura y cortaron árboles para hacer más grande el fuego y darles señales a los helicópteros», dijo.
Durante las cuatro horas Kiannys se desesperó, lloró y pidió auxilio. Recordó que en su bolso llevaba unas vendas y ampollas de dipirona, que sirvieron para que le resguardaran la herida y le aliviara el dolor.
La joven fue operada y está fuera de peligro. La bala no le afectó ningún órgano, pero sí la movilidad de una de sus piernas. Según los médicos, pronto se recuperará.
«Dios existe, es muy grande. Ese día nunca lo voy a olvidar porque Dios me dio una nueva oportunidad», asegura la zuliana, quien no titubeó en afirmar que trataba de llegar a Estados Unidos para conseguir un mejor futuro.
Las autoridades panameñas detuvieron a los otros dos hombres que tenían sometidos a los migrantes, quienes presuntamente son de nacionalidad colombiana.
En los primeros tres meses de este 2023, unos 30.250 venezolanos cruzaron la selva del Darién. Sólo en marzo atravesaron 28.816, publicó el Servicio Nacional de Migración (SNM) de Panamá.
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