Caracas. «¡Álzale, álzale el cartón, para que ella salga! ¡Por abajo! ¡Venga, venga, gatee!«, le pedían a la bebé una mujer y un hombre del otro lado de la alambrada de púas, una barrera espinosa que separa a México de Estados Unidos.
La niña pasó a rastras bajo los alambres de púas, apoyándose en las manos. Lloraba. El hombre la cubría con un cartón para evitar rasguños. Lo mismo hizo después la joven que había cargado a la bebé. Pasó jadeante, llorosa, cansada.
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La escena de desesperación sucedió en algún punto de la frontera entre Ciudad Juárez, en México, y El Paso, en Texas. Ni selva del Darién, ni río Bravo, ni alambres de púas, nada ha sido un obstáculo para los migrantes.
El hecho fue difundido por News Nations el martes, 26 de septiembre.
«La Guardia Nacional de Texas les dijo a los migrantes que regresaran y ellos volvieron a pasar por debajo de la alambrada y se dirigieron a otra área para entrar a Estados Unidos«, escribió el periodista del medio estadounidense en redes sociales.
Aseguró que era una familia venezolana, pero no informó sobre las razones del desespero de pasar a Estados Unidos de forma irregular.
“Esto es muy triste, independientemente de tu opinión sobre la inmigración. Esa es una niña, un alma inocente llorando porque tiene miedo”, reaccionó una usuaria a la publicación del periodista.
“Lo siento, pero no parecen necesitados con sus zapatillas Nike y su peinado perfectamente arreglado y sus bonitos lazos”, escribió otra persona en Instagram.
No es el primer hecho de este tipo que ocurre en la frontera entre los dos países. Valiéndose de cobijas para cubrir los alambres de púas, grupos de migrantes de diferentes nacionalidades han logrado cruzar a Estados Unidos.
Barreras de kilómetros y kilómetros de alambre de púas fue la solución que encontró el gobierno de Texas, dirigido por el republicano Greg Abbott, para evitar el paso de una creciente migración irregular que atraviesa Centroamérica y México con el propósito de alcanzar suelo estadounidense.
En espera de una cita por CBP One
La desesperación de los migrantes por cruzar a Estados Unidos desde la frontera norte de México se elevó en septiembre. Venezolanos dijeron a EFE que ellos y otros migrantes ya tienen hasta ocho meses esperando una cita mediante la aplicación CBP One con las autoridades migratorias estadounidenses, sin que llegue su notificación.
“Dicen que por aquí ya no es un puerto, que nos tenemos que ir a los puentes, con cita, pero ya tengo 2 meses aquí y nada que me sale la cita”, contó el venezolano Héctor, de 28 años, a la agencia española el miércoles, 27 de septiembre.
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Dijo que llegó a Ciudad Juárez desde Venezuela hace dos meses. Cruzó nadando el río Bravo, pero tuvo que devolverse ante el bloqueo de la Guardia Nacional de Estados Unidos, apostada justo tras la barricada de alambre de púas.
El alto riesgo de secuestro y agresión sexual en las ciudades fronterizas Reynosa y Matamoros son otros de los factores que empujan a los migrantes a cruzar de forma irregular a Estados Unidos, dijeron defensores a la agencia Reuters este viernes, 29 de septiembre.
En mayo, luego del fin del Título 42, Estados Unidos estableció castigos más duros para los migrantes que intenten entrar por vías irregulares en su país desde México.
Entre ellos figuran la expulsión acelerada y la prohibición de reingresar por cinco años si se ordena su deportación.
Con información de EFE y Reuters
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