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viernes, 17 mayo, 2024

Venezolano varado en México: “Prácticamente soy un vagabundo”

El zuliano Tehivy Montana vive en la calle en Ciudad de México después de que Estados Unidos lo deportó. Su esposa en Zulia vende los electrodomésticos para lograr que regrese a Venezuela

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El venezolano varado en México, Tehivy Montana, cruzó la frontera de México hacia Estados Unidos dos horas después de que el gobierno de Joe Biden anunció el 12 de octubre un nuevo mecanismo que para los migrantes venezolanos que entren de manera ilegal a su territorio. 24 horas después fue deportado al país azteca y, desde entonces, está en situación de calle.

“Prácticamente soy un vagabundo”, lamentó el zuliano Montana, de 39 años, en entrevista telefónica con El Pitazo. Contó que fue deportado el 13 de octubre hacia Ciudad Juárez, donde trabajó por 10 días en labores de construcción para reunir dinero y llegar hasta Ciudad de México.

Montana duerme en la calle, come una o dos veces al día, trabaja como limpiavidrios en los semáforos y usa ropa regalada. Casi todas sus pertenencias las dejó botadas en el Tapón del Darién, una selva inhóspita ubicada en la frontera entre Colombia y Panamá, y que es cruzada por miles de inmigrantes que buscan llegar a Estados Unidos de manera ilegal.

“Es fuerte, de verdad. Uno trata de calmarse para no desesperarse, pero es muy fuerte. Mi familia me pregunta si comí, y les digo que sí; yo no lo cuento todo. Ellos no saben que duermo en la acera, que como una vez al día y que me regalan ropa”, confesó Montana, quien es oriundo de Caja Seca, municipio Sucre.

Montana viajó con su sobrino Andruy Andrade, de 23 años. Ambos están en la calle. Un día duermen en la Terminal Central del Norte, otro día frente a la Embajada de Venezuela en México y otra noche la pasan en la oficina de Migración. Como pueden se acuestan en la acera de cemento, usan un morral como almohada y se arropan con una fina cobija.

Venezolanos se quedan sin opciones para pedir asilo en EE. UU.

“Yo lo que quiero es llegar a mi casa, y si es empezar de nuevo, yo empiezo pero en mi casa”, dijo Montana, quien trabajó durante 13 años en una central azucarera en el Sur del Lago de Maracaibo, a la cual renunció para emigrar a Ecuador en 2018.

La esposa de Montana hace lo posible en Caja Seca para reunir los 250 dólares que cuesta el pasaje de los vuelos de repatriación que ofrece la aerolínea estatal Conviasa.

“Hoy -martes 1- vendió su celular. Está vendiendo la lavadora, un lavamanos y una planta eléctrica pequeña para reunir el dinero y poder regresar a Venezuela”, dijo.

Su sobrino, quien residía en el municipio San Francisco con su mamá, no tiene la misma posibilidad. Él comenzó a trabajar el domingo 30 de octubre en un restaurante y espera reunir el dinero. “Estoy en situación de calle en un país extraño. Quiero que me ayuden para regresar a Venezuela”, pidió Andrade, quien en 2021 dejó sus estudios de Ingeniería Electrónica en la Universidad Rafael Belloso Chacín porque ya no podía pagar la matrícula.

Andrade contó que como ellos hay muchos venezolanos. “Hay mujeres embarazadas, niños y familias que dormimos en la calle. Sólo la noche de ayer -lunes 31- había como 200 venezolanos durmiendo frente a la Embajada”.

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