Por Daniela Goncalves (*)
Caracas- Luego del temor al observar cómo las expropiaciones eran cada vez más frecuentes en Venezuela, una aragüeña decidió vender la maquinaria de su negocio y emprender viaje a Estados Unidos en el año 2014. Valeria Blanco no tenía un plan, pero sí sabía que estaba dispuesta a intentarlo todo hasta encontrar un trabajo que la apasionara.
En Venezuela, junto a su hermana, se dedicaba a fabricar cireles para imprimir en plásticos de empaques. Trabajaba a escala nacional con empresas como Polar y Agroisleña; sin embargo, al enfrentarse al cierre de diversas industrias se vio obligada a pensar en un nuevo comienzo fuera de las fronteras de su país.
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En una entrevista para El Pitazo, Blanco detalló que al llegar a Orlando, Florida, investigó para continuar en la industria del empaque, pero se dio cuenta de que no tendría oportunidad de innovar. Es por ello que inició su camino de aprender a vender por Amazon, aunque con el tiempo no le gustó.
Mientras encontraba una idea que le permitiera emprender trabajó de conductora de Uber para lograr pagar las facturas. “Pasé lágrimas, noches sin dormir y estrés. Fue una época bastante dura”, relató.
Para la aragüeña, lo más difícil fue vivir los problemas económicos y al mismo tiempo no tener un estatus regular en el país. El miedo de ser deportada siempre estuvo presente. “Uno siempre quiere estar legal y no escondido. Uno quiere hacer las cosas bien”, destacó.
Y llegó el primer cliente en EE. UU.
Su emprendimiento, Elite Celebrations (@elitecelebrationsevent), nació del recuerdo de cuánto disfrutaba decorar y organizar sus celebraciones familiares en Venezuela. “Mi papá me dijo que pensara en dedicarme a planificar eventos, ya que Estados Unidos era un país de servicios”, mencionó. En ese momento le pidió a su ángel de la guarda que le enviara tres señales si ese era el camino. Así fue.
Lo primero que hizo fue crear unas cuentas de Instagram y Facebook. Esto le permitió recibir su primer y anhelado cliente: la boda de una venezolana y un americano.
“Empecé a investigar, ver videos en YouTube, entender conceptos y conocer dónde podía conseguir las cosas”, contó. Reconoció que en ese primer evento cometió errores, pero al ver las fotos nota todo lo que ha mejorado gracias a su esfuerzo y dedicación.
Tener que restar dinero de su ganancia para lograr el resultado que soñaba nunca fue un impedimento. Eso la llevó a organizar eventos, en la actualidad, para más de 500 personas.
“Cada vez que veo que una persona triunfa en Estados Unidos me pongo a llorar, porque sé lo difícil que es ser emigrante y lograr tus metas en un país que no es el tuyo”, manifestó.
(*) Programa de Formación de Nuevos Periodistas
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