Caracas. El arte es para muchas personas la libertad de expresar una idea o pensamiento con la finalidad de transmitir su pasión por lo que hacen. Esta misma pasión es la que empuja al venezolano Asdrúbal Javier Pérez Véliz (@jp.tattoo22) a hacer tatuajes de diversos estilos en la ciudad de Montevideo, en Uruguay.
En una entrevista para El Pitazo, Pérez contó que desde pequeño le ha gustado dibujar, pero nunca imaginó que se dedicaría al mundo del tatuaje, incluso, asegura que era algo que ni a él le gustaba por los estigmas sociales. Sin embargo, con el paso del tiempo fue agarrándole cariño y actualmente es conocido por su labor y profesionalismo.
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“Desde niño siempre dibujé, siempre me gustó lo que sea manual, rompecabezas, armar legos. Siempre me gustó vivir del arte. Recuerdo que en dibujo técnico era un excelente alumno, creo que era la materia que siempre estaba eximida”, señaló.
No obstante, su trabajo como tatuador comenzó en Ecuador, país al que emigró desde Venezuela hace más de seis años a consecuencia de la crisis que afecta al país.. A finales de 2019 comenzó a estudiar las diversas técnicas en este arte y en medio de la pandemia del COVID-19 abrió su propio estudio en ese país.
“El primer lienzo que tatué fue mi hermana, era algo mínimo porque estaba nerviosa y sudaba como si estuvieses en una sauna, pero gracias a Dios quedó superbien y hasta el sol de hoy es el primer tatuaje que tengo publicado en mi Instagram”, recordó.
Pérez ha ido perfeccionando su técnica y son muchos los estilos que el venezolano realiza. Entre ellos están los tatuajes con estilo minimalista, nueva escuela, blackwork, black and grey, realismo a color y tonos grises e infinidades de líneas.
Perseverancia y pasión para superar obstáculos
En Venezuela, Asdrúbal Pérez se graduó de publicista; sin embargo, no desarrolló su carrera en esa área. Cuenta que formó parte de una agrupación musical llamada De la Tribu, que tenía un estilo tropical, un proyecto al que tuvo que poner punto final debido a la crisis.
En 2014 decidió emigrar a Irlanda para estudiar Inglés. También viajó a España, donde se hizo su primer tatuaje, escogiendo como tema el nombre de sus familiares. Regresó a Venezuela, pero en 2016 tomó la decisión de volver a emigrar, esta vez a Ecuador, en busca de mejores oportunidades.
En ese país andino vivió momentos difíciles: le detectaron un cáncer y rápidamente recibió tratamiento. Luego su novia, Estefanía Roa, también venezolana, fue diagnosticada con linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer en el sistema linfático.
“Ella no tuvo la misma receptividad en Ecuador, tuvo mala suerte, los médicos como que no la querían atender, se hacían los locos. Muchas veces la mandaron a Venezuela y le decían: ‘bueno, pero por qué no te atiendes allá, si Venezuela se arregló’, y cosas así. Eran comentarios medio xenofóbicos”, comentó.
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Es por ello que comenzaron a buscar un nuevo destino y algunos amigos en Uruguay los animaron a mudarse. Además, gracias a su talento, un estudio de tatuajes en Montevideo le brindó la oportunidad para seguir desarrollando su trabajo.
“De verdad que desde el día uno hasta ahora siempre he tenido muchos clientes, siempre me recomiendan bastante, gracias a Dios han salido proyectos super agradables. Tatúo espalda, brazos y cosas que yo nunca pensé hacer, es algo que disfruto”, subrayó.
Libertad a través del arte
Son muchos los retos que el venezolano ha tenido que superar; sin embargo, asegura que la exigencia personal ha sido la más fuerte. “Creo que los retos han sido más que todo míos, porque a veces uno como que no confía mucho en sus habilidades, a veces la gente confía más en ti que uno mismo (…) Mi novia siempre me dice “no, pero confía más en ti” y todo el mundo también. Pero uno es más perfeccionista y siempre se va para la parte negativa, en vez de motivarte”.
Asdrúbal Pérez asegura que el arte lo es todo para él. “Para mí el arte es libertad, mientras más libertad tú tengas en el arte, créeme que mejor artista vas a ser”, indicó.
Comenta que le gustaría convertirse en un referente para otros artistas del medio: “En un futuro me proyecto grande (…) Es bueno proyectarse, pero hay que trabajar para que eso llegue a pasar, no es como que todo llegue de la noche a la mañana, sino que hay que trabajar duro para lograrlo”.
Por: Rubén Vásquez/ Programa de Formación Nuevos Periodistas
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