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jueves, 16 mayo, 2024

Un venezolano de 78 años se entrega a la pasión por la artesanía en Perú

El venezolano Juan José Olavarría tiene 38 años de su vida dedicado a la artesanía con el apoyo de su esposa Belkis García. En Perú desde 2017, el valenciano sigue dando rienda suelta a su pasión por este oficio, del que vive en la ciudad de Lima

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Por Rubén Vásquez

Caracas. En la ciudad de Lima, en Perú, vive Juan José Olavarría (@tallerjuanj), un venezolano de 78 años de edad que dedica su vida al oficio de la artesanía. De sus habilidosas manos surgen una gran variedad de piezas: imanes, réplicas de fachadas, llaveros, esculturas, suvenires  y objetos únicos que puede realizar por pedido.

Nacido en la ciudad de Valencia, estado Carabobo, desde hace 38 años Olavarría comenzó a realizar sus primeros trabajos en su taller de cerámica, donde creaba distintas piezas originales para importantes empresas en Venezuela, con el apoyo de su esposa Belkis García de Olavarría, según contó en una entrevista con El Pitazo.

“Inicialmente, trabajé con cerámica, siendo este un estilo bastante aceptado y que me permitió hacer un negocio que se convirtió en un medio de vida para mí y para toda mi familia. Pudimos desarrollar un taller en donde llegamos a tener un número considerado de empleados que nos ayudaban en las labores que realizamos”, comentó Olavarría.

Ahora, en Perú, a Olavarría se le puede conseguir en un puesto improvisado afuera del Supermercado Metro de avenida Belaúnde con avenida Universitaria en Comas, uno de los distritos que conforman la provincia de Lima.

Allí también se topa con otros venezolanos y peruanos que le piden la réplica de una casa u otro objeto. El septuagenario artesano venezolano cuenta que también hace envíos a cualquier rincón de Perú.

Un futuro cuesta arriba en Venezuela

En 2017 la crisis social y económica de Venezuela afectó también al sector turístico, del cual dependía el trabajo y los ingresos de la familia Olavarría, por lo que ese año tomaron la decisión de emigrar a Perú.

“Me vine porque realmente la situación se me tornó demasiado difícil, demasiado cuesta arriba. En Venezuela se acabó el turismo, en Venezuela no había a quienyo pudiera venderle los productos, no encontraba los materiales suficientes para poder trabajar y una serie de cosas que influyeron en nuestro viaje”, recuerda.

Tras su llegada al país andino, Juan y Belkis no perdieron la pasión y la dedicación por la artesanía, si bien el comienzo no fue nada fácil. “Venir a Perú como turista es algo extraordinario, porque este es un gran país con muchas cosas que ver, con mucha cultura, con muchos sitios, con muchos museos. Es un país extraordinario. Ahora, para tu vivir, además como migrante, es duro, naturalmente. No es lo mismo ser turista que migrante”, dice.

La huella del artesano

A lo largo de su vida, la artesanía le ha permitido crear a Juan José Olavarría un gran número de esculturas y réplicas. Entre los trabajos que recuerda con gran cariño destaca la réplica de la estructura de la Electricidad de Valencia, a la cual le realizó más de 1.600 pequeñas tejas solo para el techo de la estructura.

Olavarría ha creado desde hace más de 30 años numerosas piezas originales en Venezuela y Perú. Foto Cortesía

Además, recreó la casa donde pasó algunos años de su infancia en Maracaibo, estado Zulia. Otro de los trabajos importantes para Olavarría fue la réplica del restaurante Perecito, un punto emblemático de Valencia.

Si bien en Perú retomó el trabajo de la artesanía, tuvo que cambiar la cerámica por otros materiales como el cartón, debido a que no contaba con los implementos necesarios. “Empecé a trabajar con cartones y a desarrollar ciertas cosas. El trabajo de artesanía que yo hago es un sueño y una pasión para mi. Es una obsesión en lo que tú estás haciendo. Yo lo disfruto increíblemente”, afirma.

El venezolano sostiene que su trabajo tiene una buena receptividad entre los habitantes del país andino. “Lo que hago yo creo que le gusta al 90 % de las personas que lo ven. Es gratificante cuando ves en la cara de las personas, de los niños que se te acercan a ver lo que estás mostrando, las expresiones de las personas, pues tú ves que hay una gran aceptación por las piezas”, comenta.

Después de un comienzo difícil en Perú, actualmente Olavarría siente satisfacción por realizar lo que siempre le ha apasionado: “Hay que estar verdaderamente preparado para luchar en esto. Yo he trabajado aquí muchísimo más que lo que podría haber trabajado quizás en Venezuela. Porque aquí se trabaja todos los días, de lunes a lunes. He tenido el apoyo de mi esposa, de mi hijo y de toda mi familia para salir adelante”.

A quienes tienen la intención de emprender un proyecto, bien sea en Venezuela o en cualquier parte del mundo, Juan José Olavarría les recomienda poner todo su empeño, fuerza y honestidad. “Es la única forma para abrir un camino”, dice.

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