El trujillano Francisco Javier Hernández Caldera, 31 años, atravesó en 20 días ocho países hasta llegar a la frontera de México con Estados Unidos. La travesía le incluyó pasar tres días dentro de la inhóspita Selva del Darién. Pero, justo cuando cruzó el Río Bravo y llegó a suelo norteamericano, murió.
A Francisco le comenzó a faltar el aire, comenzó a ahogarse y a vomitar sangre, según informaron a El Pitazo sus familiares, quienes presumen que sufrió un infarto, aunque no padecía de problemas con el corazón.
Francisco falleció el 7 de agosto, un mes después de que se despidió de su familia en Valera, estado Trujillo. Sus familiares en Venezuela se enteraron cinco días después de su deceso, cuando su hermano Ramón Hernández Caldera y compañero de viaje pudo comunicarse.
“Mi hermano Ramón se comunicó con nosotros el sábado 12 y nos dijo que si sabemos lo de Francisco, que si nos llamaron de migración. Yo le digo que no sabemos nada, y nos contó lo que pasó y que los funcionarios de migración dijeron que había muerto”, contó Abigaíl Hernández, hermana de la víctima.
A una semana de la muerte de Francisco, la familia Hernández desconoce el paradero del cadáver y pide a los gobiernos de Estados Unidos y de Venezuela que les colabore para traer los restos de su hermano.
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“Pedimos que nos ayuden a conseguir a nuestro hermano. No sabemos dónde está Fran, queremos el cuerpo de nuestro hermano, que el gobierno nos ayude para que llegue a Venezuela”, insistió en entrevista telefónica Abigaíl.
El tercer intento
El viaje a Estados Unidos fue el tercer intento en dos años de Francisco de migrar a un país que le ofreciera mejores condiciones de vida y que le permitiera brindar un mejor futuro a su hijo de cinco años.
El primer país al que migró fue Ecuador, donde estuvo hasta diciembre de 2022 por la poca estabilidad económica que logró; luego, regresó a Venezuela y viajó a Portugal para buscar oportunidades, pero tampoco le funcionó.
“Él se fue con las mismas razones de todos los migrantes: la situación económica, no poder satisfacer las necesidades de un ser humano, que desea tener su casa; darle un futuro a su niño de cinco años, querer ayudar a su madre. Por lo que todos se van para tener un mejor futuro”, dijo Abigaíl en medio del llanto por la pérdida de su hermano.
Abigaíl contó que su hermano Ramón permanece recluido en el Centro de Detenciones de El Valle, en Texas, Estados Unidos, y que hasta el sábado 12 de agosto tampoco le habían informado sobre la ubicación del cadáver de su hermano. “Él está mal porque vivió todo lo que pasó. Todos queremos saber dónde está el cuerpo de Francisco”.