23.2 C
Caracas
jueves, 2 mayo, 2024

«Sentí que iba a morir aquí»: migrante venezolano en Nueva York se enfrenta al frío extremo

Un buen número de migrantes duerme en el suelo de un gimnasio en el barrio de Manhattan luego de ser desalojados de los refugios de la ciudad. "Te sientes solo, abandonado, sin nada, como si fueras a morir en la calle", contó Yorbi Rivera, un venezolano de 29 años que pernoctó unos días en el Metro

-

Por Giulia McDonnell Nieto Del Rio | Documented

Nueva York. Después de pasar horas frente al centro de admisión en el barrio de East Village de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, en espera de una plaza en un refugio, los hombres migrantes se dirigieron a una iglesia cercana donde buscaron hospedaje para evitar las bajas temperaturas de la tormenta de nieve de esa noche de enero.  

En el piso del gimnasio de la iglesia, extendieron mantas en el suelo de madera para dormir. Muchos no se ducharon por días, pero dicen que descansar es su prioridad para regresar a hacer fila el siguiente día, con la misma esperanza de recibir una cama en uno de los refugios de la ciudad. 

Felipe Blanco, un  inmigrante venezolano de 26 años, dijo que lleva solicitando una plaza en un refugio durante 12 días y el miércoles, 17 de enero, estuvo parado en la fila afuera del centro de admisión durante tres horas. «No duras mucho tiempo afuera. Te enfermas. Anoche tuve fiebre toda la noche», dijo el joven a Documented, mientras se cubría con una manta. «Anoche sentí que iba a morir aquí. Me sentía tan frío por dentro», agregó.

TPS para venezolanos en EE. UU.: así es el registro para residir y trabajar hasta 2025

Después de que el centro del East Village cerró por el día, algunos migrantes fueron redirigidos a la Iglesia de la Intercesión en Upper Manhattan. Dijeron que habían oído hablar de la iglesia en otros refugios de hoteles o amigos que habían dormido allí.

«Te sientes solo, abandonado, sin nada, como si fueras a morir en la calle», dijo Yorbi Rivera, otro inmigrante venezolano, de 29 años, que pasó unos días durmiendo en el Metro. Esta era su segunda noche en la iglesia. 

La iglesia abre sus puertas a las 8 p.m. Los recursos son escasos: no hay camas para dormir ni duchas en el edificio. La iglesia les da a los migrantes agua, frutas y bagels (panes), pero no ofrece comidas calientes regulares. También, no ofrece hospedaje permanente. Se les exige a los migrantes que se desalojen la iglesia por la mañana.

Sin preparación para soportar bajas temperaturas

Llamados oficialmente «centros de hospitalidad nocturna» por el municipio, existen cinco actualmente en toda la ciudad. Los migrantes son referidos a estos espacios cuando el centro de admisión en East Village no está abierto o cuando hay emergencia por bajas temperaturas. En promedio, alrededor de 900 migrantes se alojan en estos cinco centros todas las noches. 

«Cada vez que las temperaturas en la ciudad de Nueva York bajan por debajo de cero, redoblamos nuestros esfuerzos para llevar a las personas al interior”, dijo el reverendo James Hagen, sacerdote interino de la iglesia. 

Agregó que muchos de los migrantes no están preparados para el frío debido a que no tienen la ropa adecuada y llegan «completamente desorientados» a la iglesia. «Realmente es una situación muy desesperada para ellos», agregó.

El personal de la iglesia intenta servir a los migrantes lo mejor que puede, pero los recursos y voluntarios son limitados

Desalojados de refugios

Según la iglesia, alrededor de 250 migrantes duermen en sus instalaciones todas las noches, aunque dicen que han llegado a albergar más de 300. El reverendo Hagen contó que el municipio necesita más espacio para que los inmigrantes duerman, por lo que llegaron a un acuerdo en el que la ciudad paga a gerentes y guardias de seguridad para que permanezcan durante las noches. 

«El propósito del programa es sacar a las personas de las calles para que al menos estén seguras y en un lugar cálido, pero no es un refugio», aclaró el reverendo Hagen. «Estamos hablando de supervivencia básica aquí, de personas que vienen mal equipadas. Que nunca han visto un clima como este«.

Muchos de estos hombres, principalmente de África Occidental y América Latina, dijeron que habían sido desalojados de refugios para solteros después de 30 días, siguiendo la nueva política de la ciudad anunciada en septiembre del 2023. Este cambio en los criterios hizo que, según la Oficina del Contralor, hasta diciembre se emitieran 35.900 avisos de desalojo a migrantes que viven en los albergues de la ciudad. 

Los inmigrantes, una vez desalojados, se enfrentan a condiciones de vivienda precarias en medio de temperaturas bajo cero. Varios migrantes en la iglesia dijeron temer por su bienestar personal.

Programa Movilidad Segura: pasos para emigrar a EE. UU., Canadá o España

Amadou Sadio Cissé llegó a la ciudad de Nueva York hace tres meses desde que salió de Guinea. Mientras muestra una foto de su hijo en la pantalla de su teléfono, aseguró:  «El poco dinero que gano, se lo envío a mi familia».

Cissé durmió en la iglesia por 10 noches después de ser desalojado de su refugio y dijo que no estaba preparado para el clima de enero en Nueva York. Tanto que incluso para esa noche, dijo, solo tenía una manta para compartir con su amigo. «Cuando hace frío, me duelen los huesos«, dijo en español, un idioma que había aprendido durante su viaje a los Estados Unidos. «Es difícil para todas las personas aquí en este momento», agregó. 

Un sueño difícil de creer

Muchos migrantes que solicitan asilo no pueden encontrar empleo para pagar alquiler debido a la falta de permisos de trabajo, los cuales demoran en llegar en el proceso migratorio. Es por esto, que muchos regresan al sitio de admisión para los refugios de la ciudad en el East Village. Pero el tiempo promedio para ser admitido en un nuevo albergue es de aproximadamente siete días, según datos oficiales. Aunque algunos hombres contaron que habían estado esperando más de dos semanas para que la ciudad les asignará un nuevo lugar para dormir.

Para Dennis Clemente, ya han sido más de dos semanas desde que comenzó a dormir en la iglesia, mientras espera que la ciudad le asigne un refugio después de ser desalojado de otro. Clemente, quien tiene cuatro hijos en Angola, dijo que estaba agradecido por la ayuda que la institución religiosa le había brindado. Pero no se había duchado en unos 10 días ni comido alimento caliente en semanas y temía volver a hacer la fila afuera de la iglesia al día siguiente.

«Estoy realmente cansado», dijo en una mezcla de español y portugués, sosteniendo una almohada doblada en una bolsa de supermercado. Para él, el llamado sueño americano se ha convertido en «un sueño muy difícil de creer (…) La realidad es otra cosa, pero vamos a resistir», agregó.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR


Miles de venezolanos en las zonas más desconectadas del país visitan El Pitazo para conseguir información indispensable en su día a día. Para ellos somos la única fuente de noticias verificadas y sin parcialidades políticas.

Sostener la operación de este medio de comunicación independiente es cada vez más caro y difícil. Por eso te pedimos que nos envíes un aporte para financiar nuestra labor: no cobramos por informar, pero apostamos porque los lectores vean el valor de nuestro trabajo y hagan una contribución económica que es cada vez más necesaria.

HAZ TU APORTE

Es completamente seguro y solo toma 1 minuto.

Ayúdanos a cubrir todo el país
Hazte Superaliado/a