Por Juan José Sánchez (*)
San Cristóbal.- La alegría de las fiestas navideñas no ha existido para las familias de los 38 migrantes venezolanos desaparecidos en la ruta de San Andrés, Colombia, el 21 de octubre, cuando salieron en una lancha con destino a Nicaragua.
70 días después del trágico suceso, Fabiola Sánchez, tía de Myleden Nathaly Al Kardy, una de las desaparecidas, relata a El Pitazo, a través de un contacto telefónico, que en su hogar ha reinado el desconsuelo en esta época navideña, tradicionalmente celebrada en familia.
“Ha sido sumamente difícil, un proceso muy duro para todos. Aunque uno debe dar gracias a Dios de que estamos con salud y en casa. Pero, aquí, para nosotros no ha habido Navidad. Mi casa no ha tenido fiestas, no ha tenido adornos ni decoración navideña. Nada, porque para nosotros la Navidad no ha existido”, cuenta Fabiola.
Pese a lo difícil de lidiar con la sensación de que falta alguien en la familia, explica que han intentado mantener vivos los sentimientos de amor y esperanza en los niños. “Hay que demostrarles que la vida es bella”, comenta la mujer, consciente de la necesidad de evitar un trauma mayor en los más pequeños.
“Con ellos uno no entra en profundidad en el tema, aunque saben, conocen el dolor de la situación terrible que estamos viviendo”, sostiene la mujer. Manifiesta que “no hay un instante” en que el recuerdo de su sobrina desaparecida no pase por su mente. “Nos preguntamos cómo estará y en qué condición”, dice
Fabiola, tras unos segundos de pausa, agrega que “es duro, muy duro. No hay palabras para describirlo”.
Pasar a ser parte de las estadísticas
Se estima que entre 100 y 140 migrantes venezolanos han desaparecido tras haber zarpado en lanchas desde la isla de San Andrés. En los últimos dos años se han registrado al menos 4 naufragios en la peligrosa ruta, según informaron autoridades colombianas.
Si bien es cierto que la cifras son alarmantes y reflejan lo riesgoso de la travesía, Fabiola explica que las personas no suelen entrar en razón hasta que pasan a ser parte de las estadísticas, como en el caso de su sobrina de 29 años, quien esperaba llegar a Estados Unidos para reencontrarse con su esposo y su hija.
“Uno ve las noticias y demás, pero cuando uno o los seres cercanos pasan a ser parte de las estadísticas, es cuando se termina de aterrizar en el tema. Se piensa ‘eso a mí no me va a pasar’. Yo jamás en la vida pude imaginar que nosotros podríamos vernos envueltos en una situación de estas”, se lamenta.
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Con el caso de los 38 desaparecidos, la mujer espera que los venezolanos puedan tomar conciencia sobre el riesgo de esta ruta migratoria y disuadirlos de arriesgar la vida impulsados por las falsas expectativas.
“(A los venezolanos) decirles que por favor no viajen por ahí. No hay medidas de seguridad, la gente desaparece. Es muchísimo dinero y las condiciones son precarias. (La ruta de) San Andrés es un sitio de alta peligrosidad. Esa isla se ha convertido en un triángulo de las Bermudas para nosotros (los migrantes)”, sentencia Fabiola.
En la ruta marítima de San Andrés a Nicaragua, los migrantes buscan evadir el tránsito por la temida selva del Darién. Sin embargo, resulta igual de peligrosa porque es una travesía a mar abierto, en la que se exponen también a redes de tráfico de personas.
¿Qué ha pasado con los desaparecidos?
Para exigir el apoyo de las autoridades en la búsqueda de sus familiares, un Comité Internacional Familiares y Amigos de los Migrantes Venezolanos Desaparecidos viajó a Colombia a inicios de diciembre.
En Bogotá sostuvieron reuniones con la procuradora general de Colombia, Margarita Cabello, quien instó a los diferentes organismos del Estado a retomar inmediatamente la búsqueda y lograr hallazgos que lleven al paradero de los desaparecidos.
Asimismo, los familiares hicieron un recorrido por las costas de San Andrés acompañados por la Armada colombiana y quedaron en espera de más novedades por parte de las autoridades.
Comentan que en las últimas 2 semanas no han tenido actualizaciones sobre el caso, pero esperan que el 2 de enero los organismos retomen las actividades y ofrezcan novedades.
Entre los desaparecidos aquel 21 de octubre había una mujer embarazada y 17 menores de edad, incluyendo un bebé de 3 meses.
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