Caracas. Los venezolanos no son más que la última oleada de inmigrantes que revitalizan el español de Estados Unidos, sentencia el ensayista, traductor y cuentista Ilan Stavans en su más reciente columna de opinión en The New York Times, publicada el 27 de mayo.
Stavans —que nació en México y vive en Estados Unidos— defiende en su artículo la diversidad del español que hay dentro del país norteamericano y los cambios que introducen los nuevos inmigrantes.
Más precisamente, habla de los rasgos del español que llevaron migrantes hispanohablantes de Cuba, Puerto Rico, El Salvador y Nicaragua, y que, a su juicio, dan un carácter especial al español estadounidense. De igual importancia es el aporte de la población mexicana, añade.
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«Cada oleada impregnó al español estadounidense de sabores locales», sostiene Stavans, estudioso también del spanglish, que considera el resultado del encuentro no solo entre dos lenguas, sino entre dos civilizaciones, la hispánica y la anglosajona.
«La polifonía del español de Estados Unidos es hermosa. Debemos protegerla, valorarla como un activo», añade.
Ahora, el profesor en el Amherst College y asesor del Oxford English Dictionary se acerca al reciente fenómeno migratorio venezolano en Estados Unidos y, en particular, a los rasgos de nuestra lengua materna para concluir que es especialmente versátil.
En su artículo de opinión, Stavans asoma la expresión ¡qué vaina!, una palabra de múltiples usos en los hispanohablantes de todo el Caribe. «Pero el dicho es especialmente versátil en el argot venezolano, donde puede utilizarse para referirse a cualquier cosa, desde objetos hasta personas: las posibilidades son infinitas», afirma.
Cree probable que en 2060, cuando se calculan 111 millones de hispanohablantes en Estados Unidos, «la variedad venezolana del español estadounidense sea bastante reconocible».
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«Su fuerza habrá surgido, en parte, gracias a inmigrantes actuales como los venezolanos que lo arriesgan todo —pierden extremidades, incluso mueren en el viaje— para entrar en Estados Unidos. El español estadounidense se nutre de su pluralismo. ¡Qué vaina! Luchemos por los matices», concluye Ilan Stavans en The New York Times sobre las características únicas del español en cada país que nutren la segunda lengua más hablada en EE. UU. después del inglés.