Jesús Morillo Hernández vive en Estados Unidos el duelo por la pérdida de su primo Carlos Alberto Escobar Hernández, quien murió el 2 de enero en el hospital de Pachuca de Soto, ciudad y capital del estado mexicano de Hidalgo. Ambos esperaban reencontrarse en Los Ángeles, California, después de cruzar la peligrosa selva del Darién

“Siempre fui su cuerda de rapel, su vara de apoyo y saberlo muerto me lleno de culpa porque yo lo impulsé a venir, a renacer en otras latitudes”.

“Y ahora… Los resultados son otros. Carlos Alberto ya no estará conmigo. Falleció inmerecidamente antes de llegar a Los Ángeles, California. Se me fue antes de descifrar el sueño americano, se murió antes de recorrer juntos, como una vez lo soñamos, Chinatown y el Paseo de la Fama”.

Así se desliza, entre lágrimas, el duelo de Jesús Morillo Hernández por la pérdida de Carlos Alberto Escobar Hernández, su primo de sangre, su cómplice, su hermano del alma, quien falleció en el intento de llegar a Estados Unidos, luego de insistir durante casi dos años en una penosa travesía migratoria desde su natal Venezuela.

Carlos Alberto Escobar Hernández murió en el hospital de Pachuca de Soto, ciudad y capital del estado mexicano de Hidalgo, el 2 de enero. Allí, dos días antes, los médicos le diagnosticaron neumonía bilateral, una infección pulmonar grave.


Yo lo esperaba aquí en California (…) Muy emocionado, tanto que aparté dinero para pagarle el ticket de avión desde Texas

Jesús Morillo Hernández

El muchacho, de 32 años, tenía 120 días de haber cruzado la temida selva del Darién y de recorrer 5 países de Sur y Centroamérica antes de asentarse en la frontera norte mexicana, en espera de un chance para pisar territorio estadounidense.

Esta muerte es una herida profunda en la vida de su familia y, muy especialmente, en la de Jesús, su primo, quien se refugia en sus recuerdos por la tenacidad y el empeño de esta nueva víctima de la migración forzada.

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Carlos Alberto Escobar Hernández fue músico y abogado. A los 9 años ya era destacado trombonista e integrante de la Orquesta Sinfónica Juvenil e Infantil de Guanare. A los 22, en 2013, egresó del programa de Derecho de la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos y se asimiló como músico militar en la banda de guerra del Comando de Zona № 31 de la Guardia Nacional. Ambas instituciones emitieron sentidas condolencias por su deceso.

Escobar Hernández no tuvo tiempo de hacer carrera como jurista, pero demostró capacidad y una sensibilidad especial por la justicia, alegaron en su comunicado luctuoso sus compañeros del Centro de Estudios Jurídicos José Antonio Páez (Cejap), en Guanare.

Franger Hernández, Cergio Cuevas y José Adrián Vásquez Riera, sus guías en el Cejap, valoraron sus aptitudes: “Era hijo del sacrificio, sucumbió en medio de las dificultades económicas en la urbanización Juan Pablo II, una barriada etiquetada zona roja en el mapa de la criminalidad del estado Portuguesa”.

Primer viaje como migrante

Jesús Morillo rememora que Carlos Alberto Escobar emprendió su primer viaje como migrante forzado a principios de 2018. Llegó a Ecuador junto con unos amigos. Allí se estableció hasta 2022.

Durante su estadía en Ecuador, el joven formalizó su estatus migratorio, lo que le permitió montar un puesto fijo de hamburguesas y perros calientes, y aplicar a un cargo de asistente jurídico en un despacho de abogados privado. Los ingresos le fueron suficientes para llevarse consigo a sus padres, Reina y Alberto, y a su hermana.

Un año antes, en 2017, Jesús Morillo había emigrado de Guanare a Bogotá, Colombia. Durante esos 5 años, los primos no perdieron comunicación. En ese lapso estudiaron la posibilidad de emprender juntos la ruta del Darién para viajar a Estados Unidos.

Pero, Carlos Alberto Escobar se mostraba inseguro y decidió quedarse en Ecuador. Le tuvo miedo a la selva, a las serpientes, a las aguas enfurecidas de los ríos; a los riesgos de secuestro, a las violaciones, a los robos.


Yo quería llevarlo a pasar momentos de distracción porque luego de una travesía tan riesgosa, lo que uno necesita es dejar atrás el trauma

Jesús Morillo Hernández

Deportado de México

A mediados de agosto de 2022, Carlos Alberto Escobar aceptó la oferta de un amigo migrante refugiado en Estados Unidos y llegó a México por vía aérea. El compañero corrió con los costos del pasaje. Desde Ecuador, el joven músico viajó a Bogotá para salir por el aeropuerto internacional El Dorado. Voló a la capital azteca, pero el mismo día, al llegar a la terminal, fue deportado a Colombia. De vuelta, lo esperaba Jesús, su inseparable primo.

Por tres días compartieron los que serían sus últimos momentos juntos. Carlos Alberto Escobar volvió a Ecuador a empezar de cero y a reponerse para pagar la deuda que supuso el viaje frustrado a México. Por su parte, Jesús Morillo se atrevió y, un mes después, cruzó el Darién en compañía de su esposa, su hija bebé, su mamá y un hermano.

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“Le conté la experiencia de esos 21 días por la jungla y de los 2 meses que tardé en llegar a Los Ángeles. Él se animó y en agosto de 2023 me dijo: ‘voy de Ecuador rumbo al Darién. Si tú pudiste, si ustedes pudieron, yo también puedo’”, cuenta Jesús Morillo a El Pitazo.

La determinación de Carlos Alberto Escobar le costó la vida. Cuando salió de la selva estaba agotado, sin fuerzas. El cuerpo no le respondía, pero se vio forzado a trabajar así. Su última semana en Hidalgo, antes de hospitalizarse, la transcurrió en largas faenas como desmalezador bajo sol y frío, y con una alimentación inadecuada.


Él se animó y en agosto de 2023 me dijo: voy de Ecuador rumbo al Darién. Si tú pudiste, si ustedes pudieron, yo también puedo

Jesús Morillo Hernández

Días muy duros

“Yo lo esperaba aquí en California (…) Muy emocionado, tanto que aparté dinero para pagarle el ticket de avión desde Texas”, continúa Morillo Hernández.

—Me planifiqué, ya tenía definidos los lugares por donde lo pasearía, ya se los había mostrado en videoconferencia. Quería proporcionarle momentos de distracción porque, luego de una travesía tan riesgosa, lo que uno necesita es dejar atrás el trauma.

—Es muy duro lo que uno vive en esos viajes: abandonar nuestro país, nuestra cultura, a nuestra familia, someterse a la xenofobia, al desprecio. Todo eso es muy traumático, se llega convertido en otra persona, con un corazón lesionado. Por eso, yo me preparé junto a mi pareja para brindarle a Carlos Alberto su vuelta a la alegría.

—Realmente, yo no me preparé para esta pérdida, para esta muerte. ¡La herida es grande y profunda! ¡No sé si lograré sanarla!

Cifra récord

En 2023, los migrantes que más cruzaron la selva del Darién fueron venezolanos. Según el Servicio Nacional de Migración de Panamá, un total de 328.667, de los 520.085 viajeros sin papeles que pasaron por el tapón.

Como Jesús, su familia, entre ellos su primo Carlos Alberto, más de 500.000 venezolanos han atravesado el Darién en los últimos 2 años. Algunos han sufrido en medio de la selva, otros han perdido la vida y todos quedan marcados por la experiencia. No obstante, no hay cifras oficiales de fallecidos ni de afectados por lesiones y enfermedades. Al final, queda el recuerdo, el sueño frustrado de huir de la crisis humanitaria para establecerse en Estados Unidos.

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