Caracas.- Cuando todas las miradas se dirigen otra vez al Tapón del Darién, la investigadora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH UCAB), Ligia Bolívar, no tarda en poner el dedo en otra llaga, acaso más dolorosa que el paso por esa selvática ruta hacia Norteamérica para los migrantes irregulares.
La socióloga insiste en llamar la atención sobre un problema que considera más grave para los venezolanos que sueñan con llegar a Estados Unidos desde Colombia, a través de esa inhóspita y peligrosa selva. Y no es nuevo.
“El problema no es el Darién, ese es un accidente exótico en la ruta; pero el asfalto es mucho más peligroso”, señala Bolívar a El Pitazo. Se refiere al tránsito de los venezolanos por Centroamérica y México, donde están sometidos a restricciones de visa, robos y extorsiones, entre otros peligros.
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Tanto es así que en un solo día murieron 39 migrantes en Panamá, recuerda la investigadora del CDH UCAB. Sucedió el 15 de febrero. Iban a bordo de un autobús que los trasladaba desde el Darién hasta un albergue que los hospedaría, antes de reanudar su viaje por tierra rumbo a Estados Unidos. El autobús chocó con otro vehículo. Al menos 5 venezolanos murieron en el accidente vial.
Bolívar ya lo había advertido en el informe Las pesadillas del sueño americano. Documentación de la ruta de dos venezolanos desde Colombia a EE. UU., que coordinó en el CDH UCAB, en octubre de 2022.
El informe estableció que la ruta del Darién no es necesariamente la más dura para los venezolanos, puesto que los migrantes forzosos deben hacer frente a agresiones físicas, sexuales y extorsiones de grupos delictivos o funcionarios policiales en su larga travesía por los países centroamericanos y México.
“En definitiva, a lo largo del corredor centroamericano hay una combinación de normas y prácticas poco transparentes y de aplicación arbitraria, donde la prioridad no es la seguridad del territorio ni de las personas que transitan por él, sino la posibilidad de convertir al migrante en una fuente de ingresos por vías regulares e informales, para después impulsarlos a seguir su camino y abandonar el territorio de un país, para que su trayecto se convierta en problema de otro país”, se lee en el documento.
El informe se soporta, en parte, en el testimonio de dos jóvenes venezolanos, Johandry y Ricardo, a quienes el CDH UCAB siguió los pasos por seis meses. Ambos salieron de Necoclí, en Colombia, testigo de una gran afluencia de migrantes en condición irregular que llegan de lugares tan lejanos como China, India o Senegal para adentrarse en la selva del Darién.
Solo uno de los venezolanos alcanzó suelo estadounidense, luego de recuperarse de robos y detenciones. Del otro se pierde el rastro en México, donde, exhausto, había manifestado que no tenía dinero para seguir adelante.
Sin asistencia ni protección
“El problema no es cuántos pasan por el Darién, sino cuántas personas efectivamente llegan a la frontera sur de Estados Unidos. Están llegando cada vez menos y esas no se están quedando en el Darién, sino en Guatemala, Honduras, Nicaragua o México; muchos mueren por el camino, otros son secuestrados, a otros se les acaba la plata y no pueden seguir; se quedan atrapados y no hay una autoridad consular (venezolana) que los apoye, porque el Gobierno niega esta realidad”, insiste Bolívar.
Sin dinero en el bolsillo, hay quienes también acaban atrapados en zonas donde el control de grupos armados y de narcotráfico los obligan a participar en el transporte de sustancias ilegales o a dedicarse temporalmente a la prostitución, como medios para cubrir el costo de su traslado, añade el informe del CDH UCAB.
Similares son los casos de Yuleidys Gutiérrez y José Morales, dos venezolanos que, en julio y octubre de 2022, respectivamente, relataron a El Pitazo el nuevo infierno que significó su paso por Guatemala, Nicaragua y México. Sobrevivieron a la selva del Darién, pero nunca creyeron que su tránsito por Centroamérica estaría atravesado por el horror.
Venezolanos, el tercer mayor grupo de migrantes por el Darién
El Servicio Nacional de Migración de Panamá da cuenta de un cambio de nacionalidades en tránsito por la selva del Darién en lo que va de 2023. También de un crecimiento en el número de personas que atravesaron el peligroso paso que une a Colombia con Panamá.
En enero y febrero de 2023 los haitianos y ecuatorianos le roban protagonismo a los venezolanos, que fueron los que más cruzaron el Tapón del Darién en 2022. Ese año representaron 61 % del total de migrantes, unos 150.327.
Si bien son el tercer mayor grupo en enero y febrero de 2023, los venezolanos son más del doble de los que atravesaron la selva del Darién en el mismo periodo de 2022: 7.875 (hasta el 26 de febrero de este año) frente a 2.994 un año atrás, según registros del Servicio Nacional de Migración de Panamá.
El crecimiento es inusual si se considera la disminución significativa que experimentó la migración venezolana por el Darién en noviembre y diciembre de 2022. Bajó 98 % y 97 %, respectivamente, luego de las restricciones al derecho al asilo que impuso Estados Unidos, en octubre de ese mismo año.
El Servicio Nacional de Migración de Panamá registró el paso de 668 venezolanos por el Darién en noviembre de 2022; un mes más tarde la cifra subió a 1.374, nada comparable con los 40.593 de octubre, el pico más alto de venezolanos por el Tapón del Darién ese año.
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