La acción de Albert García se hizo viral. Devolvió un teléfono celular extraviado en la ciudad de Nueva York, lo que le abrió nuevas oportunidades en el país que lo recibió y causó impacto entre la comunidad venezolana
Albert García no habla inglés, pero sí conoce la pronunciación de los números del 1 al 20. Eso le bastó para completar una buena acción: regresar un teléfono extraviado a sus dueños en Nueva York, Estados Unidos. Este gesto sencillo hizo que el caraqueño se volviera viral y recibiera miles de comentarios positivos, así como nuevas oportunidades.
Los dueños del iPhone perdido eran una pareja estadounidense. Ellos llamaron al celular para ver si contestaba alguien. García atendió y comenzó a dictar su número telefónico. «Ellos fueron inteligentes y captaron lo que yo hacía. Me escribieron y, con ayuda del traductor de mi celular, nos pusimos de acuerdo».
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El venezolano y la pareja de estadounidenses acordaron verse en Times Square. Cuando Albert llegó se encontró a los dueños y a unos policías que lo felicitaron por su buena acción.
«Me ofrecieron 100 dólares, pero no los acepté. Les dije que para mí valía más que ellos supieran que los había ayudado un venezolano».
El 25 de agosto, Ernesto Fuenmayor ( @ernestofuenmayoroficial), un abogado que se presenta como influencer, publicó un video en el que se ve a Albert García contando que encontró un teléfono celular en la calle y que acordó un encuentro con su dueño para regresarlo.
Para mi valía más que ellos supieran que los había ayudado un venezolano
Albert García
La intención de su video era inspirar a otros a hacer buenas acciones y demostrar que los migrantes venezolanos no llegaron a Estados Unidos a delinquir.
«Estados Unidos no es Venezuela. Esto lo digo por las personas que provienen de sectores populares (en Venezuela) que ahora están en Nueva York. Hay algunas que piensan que están en la redoma de Petare (…) Como migrantes debemos agradecer las oportunidades que este país nos está dando, respetar sus leyes y costumbres. De ahí va a derivar el trato de ellos a nosotros», reflexionó García, al exponer cómo el comportamiento de algunos de sus paisanos ocasiona etiquetas negativas.
Durante un Instagram Live de El Pitazo, el joven venezolano asegura que jamás imaginó que su video se haría viral ni reseñado por diversos medios de comunicación. Actualmente, el audiovisual en el que Albert se encuentra con la dueña del iPhone reúne más de 45.150 Me gusta en la publicación original, mientras que en cuentas como la de El Pitazo (@ElPitazoTV) acumula más de 14.400 Me Gusta.
«No pensé que tendría tanto impacto. He observado que hay una campaña de desprestigio diciendo que los venezolanos en Nueva York somos unos delincuentes. Tenía días pensando que había que hacer algo que marcara la diferencia y, justamente, me conseguí el celular y dije: ‘hay que devolverlo y documentar la acción para que vean que no todos somos iguales'», cuenta.
En los últimos 15 meses han llegado más de 150.000 migrantes, en su mayoría venezolanos, a Nueva York. Muchos son solicitantes de asilo y se hospedan en refugios. García afirmó que desde hace 6 meses ha notado cómo la sociedad neoyorquina se ha creado una mala imagen de los venezolanos.
De Petare con orgullo
Albert salió de Venezuela el 11 de septiembre de 2022. Asegura que lo hizo porque su vida corría peligro. Decidió trasladarse desde Caracas, dejando su natal Petare, hasta San Cristóbal, en el estado Táchira, y cruzar hacia Colombia.
Atravesó la selva del Darién para llegar a Panamá y luego recorrió Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México hasta Estados Unidos. García asegura que, al haberse criado en una ciudad, no sabía nadar ni tenía nociones de cómo sobrevivir en un espacio natural, pero aún así se aventuró a realizar la travesía con el objetivo de darle un mejor futuro a su familia.
Las personas tienden a juzgar solo porque ven en mi perfil que soy de Petare y me ponen la etiqueta de delincuente
Albert García
“La selva del Darién es un lugar maldito, profundo y desesperante”, comenta el caraqueño, quien a su vez narra que no bebió agua de los ríos, sino que sobrevivió con su propia saliva, además de haberse perdido durante la ruta. Logró encontrar a una pareja que viajaba con su hijo de tres años y entre todos lograron encontrar nuevamente el camino hacia Panamá.
«Me costó 4.500 dólares llegar y todo lo hice por tierra. No tenía otra opción. Este viaje se ha convertido en una odisea compartida por muchos. Los problemas de Venezuela los dejé atrás, en manos de Dios. El 4 de octubre celebraré mi primer año en Estados Unidos», recuerda el caraqueño.
Un gesto lleno de oportunidades
García destacó que ha notado cómo suelen juzgar a los migrantes que provienen de zonas populares de Venezuela, etiquetándolos de delincuentes y diciendo que llegan a Estados Unidos solo para realizar acciones negativas. Sin embargo, él opina que los valores vienen del hogar y con orgullo recalca que es de Petare.
«Hay personas que me juzgaron diciendo que solo regresé el teléfono porque no podía quedármelo, dijeron que de haber sido un Samsung o una cartera con dinero no los habría regresado. Esos comentarios fueron frustrantes porque siempre las personas tienden a juzgar solo porque ven en mi perfil que soy de Petare y me ponen la etiqueta de delincuente», lamenta.
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El venezolano no solo logró llegar al corazón de los venezolanos en redes sociales. Su buena acción le ha abierto las puertas para nuevas oportunidades.
La pareja a la que le regresó el celular le dio una tarjeta de presentación de una empresa. Le indicaron que los llamara cuando resolviera su situación migratoria. «Me imagino que es para darme un empleo más formal», contó García.
Nosotros, como migrantes, debemos agradecer las oportunidades que este país nos está dando, respetar sus leyes y costumbres. De ahí va a derivar el trato de ellos a nosotros
Albert García
A su vez, un abogado observó el video del caraqueño y le ofreció ayudarlo con sus papeles migratorios en Estados Unidos. Por los momentos, aspira a reunirse pronto con su esposa, sus gemelos Alber y Yomeli, y su hijastro Yostin, quienes permanecen en Venezuela.
«Con suerte y mucho trabajo, espero convertirme en abogado en Nueva York. Mi viaje hasta aquí ha sido una experiencia inolvidable y estoy decidido a aprovechar esta oportunidad para darle un mejor futuro a mi familia y aportar a la sociedad en este país, que ahora llamo hogar», dice Albert García.
García estudió cuatro semestres de Derecho en la Universidad Bolivariana de Venezuela y ahora tiene la meta de retomar sus estudios en el país norteamericano.
«Mi pasión por el Derecho proviene de un abogado emblemático en Petare, en Píritu, a quien todos conocían como «Candelaria». Aunque él ya no está entre nosotros, conservo con cariño su memoria».
Con información de Andreína Mujica.
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