Caracas.- La migración hace que migrantes venezolanos busquen alternativas para poder sustentarse en sus países de acogida, muchas veces dejando a un lado sus profesiones y dedicándose al comercio. Judith Belandria dejó su labor de docente y hoy en día ofrece joyas hechas en plata a la comunidad de Chile.
Belandria, de 56 años, llegó a Chile seis años atrás y durante toda su estadía fue solicitante de refugio. Tras revalidar su título como docente trabajó dando clases como profesora jefe y como profesora de artes.
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«Quise regresar a Venezuela en 2020 pero justo cuando tenía todo listo, llegó la pandemia y me quedé aquí en Santiago de Chile (…) Antes de emigrar yo vendía joyas de plata. Aquí fui un día a ver joyas y quise volver a ofrecerlas; esto lo hice antes de dejar de ser docente», contó a El Pitazo.
Tras la pandemia, la venezolana decidió irse de Santiago y establecerse en La Serena, una comunidad costera. Una vez allí decidió continuar ofreciendo las prendas de plata, fijándose en los modelos que se podían encontrar usualmente en la zona para ofertar diseños que fueran totalmente únicos y que no pudieran encontrarse en otro sitio.
«Yo no quería dar clases online, no me gusta. Aquí -en La Serena- es como un pueblito (…) Me traje mis joyas y los empecé a ofrecer en la urbanización a la que me mudé con mi esposo y me empezó a ir muy bien. Vendía cadenas, anillos y más», dijo.
La venezolana también comenzó a vender sus joyas en redes sociales, lo que le ayudó a generar más ventas y no hubo necesidad de volver a retomar sus actividades como docente. «Lo que más vendo son anillos de compromiso, cadenas de plata, de todo un poco. También he comenzado a ofrecer joyas de fantasía (…) Considero que me ha ido bien. Hay que ser constante, ‘echarle pichón’ como decimos nosotros», contó la venezolana.