Caracas.- Ocho muertos, siete de ellos venezolanos, es el saldo preliminar del arrollamiento ocurrido en Brownsville, Texas, Estados Unidos, el domingo, 7 de mayo, cuando un carro embistió a un grupo de personas que se encontraba frente a un centro migratorio.
Una de las nueve personas heridas es un venezolano de 33 años. Su nombre es Luis Herrera y sufrió una fractura de brazo por el arrollamiento. El hombre narró a The Washington Post que el conductor les gritaba mientras dirigía el automóvil hacia ellos.
“Cruzó la calle y pisó el acelerador; condujo hacia mis piernas y me lastimó el brazo. A los demás, los mató a casi todos», aseguró Herrera, que fue dado de alta el mismo día del hecho.
Venezolanos fallecidos en Texas solo esperaban el boleto para viajar a su destino final
El venezolano aseguró que el conductor se burlaba de las personas que estaban en la parada del autobús y que les gritaba insultos. “¡Están invadiendo mi propiedad!”, recordó Herrera que gritaba.
Afirmó que muchas de las víctimas ya poseían boletos para trasladarse a otras zonas de Estados Unidos a reunirse con sus familias. El grupo de personas se encontraba en una parada de autobús, a las afueras del Centro Obispo Enrique San Pedro Ozanam, un refugio para migrantes y personas sin hogar.
“Esta es una parada de autobús pública, así que no sabemos si algunos de nuestros residentes estaban allí. Simplemente, golpeó a la gente”, dijo el director del centro Ozanam, Víctor Maldonado, a The Washington Post.
La policía aún no ha publicado las identidades de las víctimas. Según Maldonado, la mayoría eran migrantes provenientes de Venezuela que recién cruzaron la frontera.
Diversas ONG solicitaron a las autoridades estadounidenses que se investigue el hecho para esclarecer si se trató o no de un crimen de odio y que se le permita a los testigos migrantes dar sus declaraciones sin temor a ser deportados o recibir represalias.
Lee aquí la nota de The Washington Post
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