Acarigua.- El área donde momentáneamente funcionaba la emergencia y hospitalización pediátrica del Hospital «Dr. Jesús María Casal Ramos» de Acarigua-Araure, en Portuguesa, fue cerrada la noche del martes 11 de agosto, y la atención se mantiene suspendida, esto debido al ingreso y posterior deceso de un niño de siete años de edad, con síntomas relacionados con el COVID-19.
El infante fue referido desde el Hospital «Dr. Oswaldo Barrios» de Píritu, municipio Esteller. Según el diagnóstico presentaba dificultad respiratoria franca, tos seca, que fue de aparición brusca, según lo expresado por su progenitora.
El niño fue ingresado alrededor de las 6.00 pm del martes 11 de agosto. Cuando era atendido en el área de emergencia pediátrica, presentó saturación de 75%, por lo que fue trasladado a la sala de aislamiento de pacientes con sospecha de COVID-19.
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Tras acentuarse la dificultad respiratoria, al pequeño le sobrevino un paro cardíaco. Los médicos que lo atendieron, incluso sin la protección debida, le dieron reanimación cardiovascular básica; sin embargo, murió cerca de las 8.00 pm.
Ante la contingencia, la directiva del hospital decidió evacuar a los niños que se encontraban recluidos en la sala de emergencia, junto al personal médico y de enfermería, y todos fueron enviados a la residencia de los familiares de la casa de abrigo para las mujeres embarazadas, ubicada cerca de la morgue, que por cierto, no cuenta con cava desde hace más de dos años y es un foco constante de contaminación.
No hay condiciones sanitarias ni equipos de bioseguridad
En el área donde fueron reubicados los pequeños pacientes solo hay literas y no cuenta con las condiciones necesarias para atención médica. En total, hasta el miércoles había cuatro niños hospitalizados y seis ingresados por emergencia, precisó el personal, que además anunció que la atención a nuevos ingresos estaba suspendida, por lo que los infantes con cualquier patología son remitidos a otros centros asistenciales, mientras dure la desinfección del área de emergencia.
Los médicos y el personal de enfermería dijeron que no cuentan con insumos, ya que los destinados a pediatría quedaron dentro del área antigua, ahora en proceso de descontaminación.
«No se están atendiendo emergencias pediátricas porque en el lugar no hay condiciones y ni espacio. Estamos hacinados. Tenemos que empezar a egresarlos porque las condiciones no son las adecuadas», dijo Krismar Cauro, médico del área.
Desde mediados de abril, cuando se inició una reparación que no ha terminado en todo la emergencia, las urgencias pediátricas se empezaron a atender en el tercer piso del centro asistencial, donde se ubica el área de hospitalización de niños; mientras que los adultos pasaron al segundo piso.
Que la emergencia de niños quede en los pisos superiores representa un riesgo para aquellos que ingresen en situación crítica, como una convulsión o una crisis asmática, refieren los pediatras.
El personal de salud también ha denunciado que no hay equipos de bioseguridad para ellos, tampoco se seleccionan los pacientes que pueden ser atendidos en la sala de emergencia, eso significa que se desconoce si son portadores del COVID-19.
«No hay pruebas rápidas ni siquiera para el personal y estamos atendiendo a cualquier paciente que llegue; aún siendo sospechosos de COVID-19 los tenemos que ingresar a la emergencia», expresaron los trabajadores del hospital.
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