Táchira.- Los cortes de electricidad en Táchira han sido reiterados y prolongados. Las familias pasan el día a día esperando las cuatro o seis horas con luz para cocinar ante la escasez de gas, realizar las tareas de los escolares o hacer uso de aparatos electrónicos para distraerse, pero los momentos sin el servicio, ha comenzado a alterar su estabilidad emocional, según advierte la psicóloga tachirense Luisana Jaramillo.
La salud mental y la estabilidad emocional sin duda se ven comprometidos ante el prolongado racionamiento, pues los ciudadanos pierden horas productivas y sus rutinas diarias, son casi imposibles de cumplir.
“La rutina tiene un papel muy importante en el proceso de salud mental del ser humano porque genera estabilidad y equilibrio. Aún cuando se coma en otras horas, cuando se duerma en otros momentos si no se hace en los espacios en los cuales el cerebro ya está condicionado a recibir estas necesidades básicas de alimentación y descanso, se va a generar un choque”, explica Jaramillo.
Según sostiene la psicóloga, el choque al que hace referencia genera desequilibrio y conductas evidentes propias de esa misma circunstancia. “Generalmente hay irritabilidad, insomnio, ansiedad o algunos cuadros ansiosos, angustia, desesperación. En la medida que estos apagones se vayan incrementando o prolongando, lo que estamos haciendo es un cúmulo de tensión, que se traduce en que vamos a ir atrofiando emociones”, precisó.
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Advierte que la falta de rutinas por la electricidad es lo que ha generado que muchos tachirenses puedan tener actualmente conductas irritables pues a su juicio, “indistintamente de las tareas, profesiones o de lo que cada persona está haciendo en su casa, el cerebro actúa de la misma manera y lo que está haciendo tanto choque es la idealización de lo que quiero hacer y no lo hago o no puedo hacerlo” dijo.
Además de los apagones reiterados, también se suma a los problemas de los tachirenses la escasez de gas, pues incluso la rutina de alimentación no se logra mantener pues no hay un horario estipulado para saber los momento en que cortarán la electricidad y las familias dependen netamente de la energía eléctrica para preparar sus comidas.
“Todo es muy complejo. Hay que contar con el doble peso que tiene el venezolano que además de las fallas eléctricas tiene encima el estado de cuarentena, estar encerrado en su casa y no poder salir, distraerse o hacer actividades fuera de casa. Todo esto se va acumulando y va siendo un desgaste”, aseveró.
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Encontrar estabilidad
Si bien la psicóloga advierte que la salud mental de los tachirenses está afectada por los apagones, considera que en medio del caos, los ciudadanos pueden encontrar los espacios y las tareas que les permita sentirse bien y procurar tener la estabilidad ante la falta de rutina.
“Todavía hay cosas que puede hacer el tachirense, lo importante es no permitir que la mente se ponga ociosa, que esté muy desocupada. Cada persona, bajo los recursos que tenga a su alcance y bajo los intereses que tenga, puede crear un plan de actividades para realizar cuando no hay luz. Lo más importante es que se incluyan metas dentro de cada actividad. El agregar metas diarias nos va a ir generando cierto deseo de superación y va a ser lo más parecido posible que tengamos a una rutina en estos momentos” aconsejó.
Entre las actividades que recomienda resalta la lectura, ejercicios, juegos didácticos en familia. “He visto en comunidades de bajos recursos juegos con material reciclable. Es una oportunidad para redescubrirse sobre qué hobbies me pueden interesar. Hacer actividades sin energía eléctrica y mantenernos ocupados para cuidar nuestra salud mental” precisó.
Los apagones en la entidad se registran a diario. Duran entre 12 y hasta 24 horas. La falla en la venta de gas obliga a las familias a cocinar con hornillas eléctricas, cosa imposible durante los prolongados cortes eléctricos.
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