Táchira.- La psicóloga Luz Contreras retornaba de Cúcuta, Colombia, el 17 de febrero. Se trasladaba en un taxi por puesto hasta San Cristóbal, estado Táchira. Al llegar al punto de control de la Guardia Nacional en Peracal, a la salida del municipio Bolívar, le pidieron la cédula y, posteriormente, que se bajara del vehículo y entregara su celular desbloqueado.
Desde el momento en que se bajó del taxi empezaron tres horas de rabia y angustia para ella. Estuvo completamente incomunicada. Según Contreras, esta situación está marcada por lo que considera un acto de misoginia, aversión a las mujeres, y agresión debido a lo que vivió.
“Pedí que me dejaran hacer una llamada y me preguntaron que para qué, les respondí que tenía un dinero que no era mío y no quería que se me perdiera ahí. Uno de los guardias me dice que por qué digo eso y le respondí: ‘pues eso es lo que siempre se escucha de aquí, que uno entra con equis cantidad de dinero y aquí desaparece’”, escribió en un hilo a través de su Twitter la joven.
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Tras el interrogatorio y las presiones, fue llevada a otro cuarto para ser revisada. Debió quitarse la ropa, agacharse, toser y pujar. Asegura que tuvo que hacerlo de seis a siete veces y se sintió violentada.
¿Tengo perfil de mula?
Contreras estuvo confundida todo el tiempo. «Le pregunté al militar: ¿yo tengo perfil de mula? ¿Tengo perfil de narco?», contó. En ese momento le explicaron que le harían una placa de rayos X para confirmar que no llevara droga en el estómago. Al llegar el radiólogo, debió desvestirse con la puerta abierta y hacerse la placa.
“El radiólogo informa al c*m*j* que yo estaba limpia. El hombre comienza a preguntar por las sombras, el radiólogo le explica tres veces más y él alegaba que no era posible, hasta que el radiólogo lo increpó: ‘¿usted trabajando toda la vida en esto y no sabe nada? ¿No ve que está limpia?’”, continuó.
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En el relato, la psicóloga resalta que vio a unos 15 hombres que fueron revisados rápidamente y los dejaban ir. “Le pregunté, ¿sabe que lo que acaba de suceder es considerado un acto de misoginia? ¿Por qué a los otros hombres los dejan salir? Eso es misoginia”, pero sus preguntas fueron en vano y la respuesta del funcionario: “¿Qué es eso?”, concluyó la joven.
Al regresar a la alcabala, los militares se bajaron y se fueron, sin ofrecer disculpas por todo lo sucedido. Contreras fue informada de que podía realizar la denuncia formal por lo que le ocurrió en Peracal y ella no desestima la posibilidad de hacerlo luego de Carnaval.
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