En un artículo publicado en el medio salvadoreño El Faro, la abogada, comunicadora social y exparticipante en el Miss Venezuela, Leonor Carolina Suárez, afirma que el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, pagó $12.000.000, para lograr que el Miss Universo se realice en el país centroamericano.
«El gobierno de Nayib Bukele ha invertido más de $12 millones para que El Salvador sea la sede del Miss Universo 2023″, señaló el articulo en alusión a una información publicada en tailandés en el sitio web de JKN Global Group, actuales dueños de la franquicia del concurso.
«Curiosamente, el mismo sitio web publica otra nota de prensa en inglés donde se elimina el precio de la transacción. Anne Jakrajutatip, la mujer transgénero que adquirió la organización Miss Universe por $20 millones en octubre del año pasado, quiere que se conozca el retorno de su inversión; pero Bukele no. Al menos no todavía», destaca en el texto la también columnista de El Pitazo.
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Además, cuando se anunció la sede del próximo certamen, el presidente salvadoreño dijo que su país está lleno de belleza, con la mejores playas para surfear e imponentes volcanes. También precisó que El Salvador «ahora se ha convertido en el país más seguro de América Latina».
El mensaje final de Nayib Bukele es que la reinas de todas partes del mundo llegarían a El Salvador a finales de 2023 y con ellas una gran difusión internacional.
Campaña en tacones
En este sentido, la columnista Leonor Carolina Suárez aseguró que conoce muy bien las implicaciones de un concurso de belleza. Recordó que ella participó en el Miss Venezuela en el año 2004, y detalló que aunque es un país de reinas, «está sumido en una crisis profunda a la que las coronas le dan alegría, pero no soluciones».
Añadió que Bukele es «otro político que intenta mejorar su reputación con la acogida de un evento como Miss Universo». A la par destacó que «llama la atención el contexto bajo el cual se decide hacerlo: un régimen de excepción prolongado por casi un año y un creciente cuestionamiento internacional por sus gestos autoritarios».
El texto concluye diciendo que tal vez el Miss Universo logre el efecto en la opinión pública nacional y que dure lo suficiente para que el presidente de El Salvador lo use en la época electoral. «La campaña en tacones habrá sido entonces exitosa para conseguir la venta final: el voto».
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