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sábado, 18 mayo, 2024

Habitantes denuncian «vacío de justicia» en Santa Elena de Uairén

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Glorimar Fernández | Bolívar

Esta ha sido una semana de zozobra para los habitantes de Santa Elena de Uairén, quienes dicen estar atrapados en su propio pueblo y manifiestan sentir un vacío de justicia.

Para ellos es nuevo ver el uniforme de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y grupos de civiles armados que se identifican como funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Naciona (Sebin), de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), los cuales se mantienen desplegados en alcabalas de todo el pueblo.

Frente al hospital Rosario Vera Zurita, los funcionarios de la PNB bajan a la gente de sus vehículos para registrarla. A los que consideran sospechosos los meten al estacionamiento del centro de salud; a los hombres los arrodillan y los ponen viendo a una pared mientras los requisan.

Hacen revisiones exhaustivas de teléfonos celulares, y si consiguen alguno de los videos grabados durante los sucesos del 23 de febrero, interrogan a sus dueños y los obligan a borrarlos. Los agentes armados ya se han presentado a las casas y comercios desde donde se grabaron las imágenes en las que se ven a uniformados disparando, presuntamente, contra civiles.


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Hasta este miércoles 27 en la tarde, el camión que fue atacado a balazos por guardias nacionales (todavía se desconoce el paradero y estado de salud de su chofer) permanecía calcinado a orillas de la vía que conduce a la frontera, a la altura del sector La Planta. Adyacente a lo que quedó del vehículo de carga, permanecía un contingente de militares que impedía que lo fotografiasen y que se detuvieran en las cercanías los vehículos que transitaban.

Los días lunes, martes y miércoles estuvieron cerradas las escuelas y los liceos. El 25 de febrero se iniciaron las clases para niños que estudian en Pacaraima, Brasil, pero quienes están en territorio venezolano no han podido asistir.

Camino de diez kilómetros

Cientos de personas transitan los caminos verdes por razones de salud, trabajo o que pertenecen a ese grupo de millones de venezolanos que buscan nuevos horizontes en el extranjero. Van en carro hasta el sector «La Maloca», desde donde comienzan a divisarse los límites fronterizos, y caminan un trayecto de diez kilómetros hasta llegar a Pacaraima. Allí son recibidos por el ejército brasileño con atención médica y comida.

Los comerciantes no esperan la noche para cerrar y algunos aumentaron el valor de los productos que ofrecen, la mayoría brasileños. Denuncian que los camiones que venían desde el interior del país con queso, huevos, carne y otros artículos están detenidos en diferentes alcabalas. Hacen transacciones con el real brasileño, pues advierten que el bolívar «no les sirve para pagar a los proveedores ni para ninguna otra cosa».

Indígenas acorralados

Los acostumbrados consejos indígenas que se desarrollaban cada vez que ocurría algún conflicto en Santa Elena de Uairén, se efectúan desde la clandestinidad y omitiendo la presencia de agrupaciones que pudiesen apoyar a Maduro. Era tradición que cualquier persona, sin importar sus inclinaciones políticas o étnicas, pudiesen estar presentes.


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Se conoció de forma extraoficial que tres de los indígenas que fueron detenidos el miércoles por evitar que guardias nacionales tomaran el aeropuerto, fueron puestos en libertad tras ser sometidos a severos interrogatorios. Presentan traumatismos en todo el cuerpo ocasionados por las patadas y garrotazos que les ocasionaron los militares mientras estuvieron detenidos en el Fuerte Eskamoto. Cabe destacar que prohibieron a efectivos destacados en este lugar relatar cualquier detalle a sus familiares o allegados de lo que allí adentro ocurre y les limitaron el uso de teléfonos celulares e Internet.

Quienes están al mando son militares de altas y medianas jerarquías. Se desconoce su procedencia. «Muchos de ellos tienen acento similar a los andinos; pareciesen colombianos. Los militares que llevan meses allí destacados dicen que nunca han coincidido con ellos en anteriores pelotones», dijo una fuente a El Pitazo.

El sobrevuelo de helicópteros y aviones militares ocurre cada media hora y las personas ya comienzan a acostumbrarse a verlos y oírlos. La señal de televisión, así como la telefónica y de navegación, es intermitente, así como el suministro de agua.

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