Caracas.- Trabajadores públicos y jubilados de distintos gremios se movilizaron este jueves, 21 de julio, en marcha unitaria por la avenida Urdaneta, en el centro de Caracas, para exigir la derogación del instructivo de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre), reivindicaciones salariales que les permitan vivir dignamente y mejoras en las condiciones laborales.
La movilización tenía previsto llegar a la Vicepresidencia de la República, pero funcionarios del Estado cerraron los accesos para que los ciudadanos no pudieran avanzar hasta el punto establecido. Por lo tanto, los dirigentes sindicales cambiaron la ruta de la actividad hasta la sede del Ministerio Público, ubicada en Parque Carabobo, donde denunciaron la presencia de grupos de los denominados colectivos durante toda marcha.
«El Gobierno tiene miedo y no le da la cara a los trabajadores porque el reclamo es tan contundente que no tienen nada que decir. Envían a grupos de colectivos tarifados por el Estado para que enfrenten a los trabajadores y llenar las calles con la sangre del pueblo», indicó Eduardo Sánchez, presidente de la Federación de Trabajadores Universitarios.
Por su parte, Carlos Salazar, miembro de la Coalición Sindical Nacional, también rechazó el amedrentamiento por parte del gobierno de Nicolás Maduro y aseguró que seguirán en las calles protestando con actividades estratégicas para evitar que sus movilizaciones sean violentadas.
«Llegaremos a Miraflores y no lo sabrán, así como hacen ellos con nosotros enviando grupos de choques. Le pedimos a la sociedad civil que nos acompañe porque la lucha es por la clase trabajadora y el miedo hay que sacarlo», sentenció el dirigente, quien reiteró que es perseguido constantemente por exigir sus derechos.
Lucha por una vida digna
La convocatoria de este jueves estuvo acompañada de trabajadores del sector salud, entre ellos, un enfermero de terapia intensiva del Hospital Universitario de Caracas, quien marchaba descalzo por no tener ingresos para comprar un par de zapatos. Este trabajador expresó su rechazo a las malas condiciones salariales en las que se encuentra, con un sueldo que no le alcanza para cubrir las necesidades de su familia, una situación que nunca imaginó enfrentar.
«Para poder llevar el pan a la casa hacemos milagros. Ya basta que nos estén matando de hambre», dijo este enfermero que tiene 18 años prestando sus servicios en el sector salud.
Una jubilada de educación superior aseguró que perdió todo lo que pudo alcanzar en 34 años de servicio en el sector público y afirmó que «nunca en la vida» había pasado por una situación como la que enfrenta actualmente, con bajos salarios y pocas condiciones para vivir dignamente.
La presidenta del Colegio de Enfermeras del Distrito Capital, Ana Rosario Contreras, le pidió a la sociedad civil unirse a estas actividades para lograr los objetivos y dejar a un lado el temor que cada persona pueda sentir ante las amenazas del Estado venezolano.
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