Caracas. Rebeca García Álvarez, de 33 años, es tendencia en redes sociales desde que fue expuesta por una víctima de acoso, Anny de Trindade. A esta publicación del 5 de mayo de 2024 se sumaron otros 6 testimonios de mujeres jóvenes que han sido perseguidas y amenazadas por la misma persona durante años.
Las denuncias del acoso cometido por Rebeca se registran, al menos, desde 2017. La mujer es señalada por enviar decenas de mensajes y correos electrónicos a sus víctimas e incluso de acechar sus casas, oficinas, seguirlas en conciertos o eventos y enviarles cartas y regalos.
El fiscal general de la República nombrado por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Tarek William Saab, designó a las fiscalías 59 y 66 para investigar y sancionar a Rebeca García y a su hermano Francisco García por acosar a mujeres y niños.
El anuncio fue hecho 48 horas después de la difusión de la primera denuncia en redes sociales, aunque anteriormente otras víctimas hicieron advertencias públicas y Rebeca tenía entradas policiales.
El pronunciamiento oficial fue publicado poco después de que dos de las víctimas de Rebeca acudieron al Ministerio Público para consignar una denuncia sin obtener medidas de protección ni respuesta satisfactoria. “No hay ninguna ley que proteja el acoso de mujer contra mujer”, le respondió un fiscal a los afectados, advirtió el periodista y escritor Diego Vega, quien ha dado a conocer el modus operandi de Rebeca desde 2020.
Víctimas de Rebeca García huyeron del país
El caso de Rebeca es polémico y siguen apareciendo historias sobre su acoso contra mujeres y las amenazas que envía al círculo inmediato de sus víctimas. Algunas de las afectadas se vieron forzadas a dejar Venezuela y mudarse a otro país por la falta de respuesta de autoridades y de la familia de la victimaria.
La cantante venezolana Daniela Barranco (Dani Barranco) reveló en 2019, durante una entrevista con Luis Olavarrieta, que sufría acoso de parte de una mujer que en ese momento tenía 29 años.
Daniela no conocía a Rebeca, pero incluso lanzaba piedras en el frente de su casa, aparecía en lugares en los que ella estaba y otras acciones que la hacían sentir en riesgo.
En 2019 prefirió omitir su nombre, aunque el 6 de mayo reveló que se trataba de Rebeca García. Tomó medidas legales y de seguridad. También decidió hacer pública esta situación.
Diego Vega publicó una crónica en La Vida de Nos, titulada La historia que hubiese preferido no protagonizar, que relata lo que le ocurrió a una víctima de Rebeca. En la historia omite el nombre de la victimaria. Pero el escritor contó en su cuenta de la red X que se trataba de ella. Vega también fue una víctima colateral de Rebeca y mostró evidencias de un episodio de acoso digital en contra de él y de su novia.
En su crónica, narra la experiencia de una estudiante de comunicación social forzada a irse a Estados Unidos para escapar del asedio de Rebeca. La historia incluye datos reveladores sobre un accidente de tránsito en el que ella estuvo involucrada en 2019.
Rebeca chocó un carro en Caracas y se dio a la fuga para terminar sobre una valla de seguridad de la avenida Libertador al perder el control del vehículo en el que viajaba.
“La capturaron y llevaba consigo tres gramos de cocaína y dos pastillas de éxtasis (…) Estuvo presa una semana. Para que saliera, la familia apeló, básicamente, a que tenía un problema mental. Hicieron público que hacía ya un tiempo se le había diagnosticado Trastorno Límite de la Personalidad. Incluso, una tía suya, en respuesta a la denuncia pública de otra chica a la que también acosaba, hizo circular un mensaje vía WhatsApp para explicar el problema”, dice la crónica.
Pero las denuncias contra Rebeca han estado marcadas por la impunidad y la falta de formación del personal en los órganos receptores de denuncia que no han tomado medidas para proteger a las afectadas. Según Vega, ella estuvo bajo régimen de presentación y debía hacerse pruebas toxicológicas y tenía al menos tres denuncias por acoso en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) hasta 2019.
Rebeca García dedica un libro a sus víctimas
Rebeca García es oriunda de El Hatillo y estudió en un colegio privado de Caracas del que egresaron varias de sus víctimas. Se conoció que actualmente trabajaba en la empresa familiar, que es una agencia de viajes ubicada en el Círculo Militar de Los Próceres, en Caracas.
La cuenta de la agencia de viajes de su familia la utilizaba para enviar mensajes a sus víctimas a través de X, antes Twitter. También llegó a hacer llamadas desde uno de los teléfonos de esta empresa, según el testimonio de una afectada.
Desde febrero de 2023 ha enviado extractos de un libro de su autoría que le dedica a 2 de sus víctimas. El libro digital está a la venta en Amazon desde junio de ese mismo año por 22,40 dólares y lo actualiza constantemente. Está en la categoría de libros de fantasía y ciencia ficción de la comunidad LGBTIQ+ y se titula Para Cocoaguirre, el apodo de una de sus víctimas que también se pronunció en redes.
Rebeca describe escenas perturbadoras e imaginarias que abarcan amenazas de secuestro, muerte y abuso sexual a dos mujeres que sufren acoso de su parte.
También hace confesiones sobre como aborda a las víctimas y el seguimiento que les hace para coincidir en los lugares que frecuentan.
La influencer Nehama Ramos, quien se dio a conocer como Sifrina Millenial y reveló su identidad tras popularizarse en redes, publicó fragmentos del libro el 6 de mayo para rechazar el asedio al que ha sido sometida por Rebeca: “La empecé a ver y me vio, capaz me detalló y se puso brava… Ella estaba ahí pensando que seguramente la andaba acosando”o.
El acoso de Rebeca sigue un patrón. Hace llamadas telefónicas y envía correos electrónicos, hasta 80 en un solo día, en los que relata situaciones que nunca han ocurrido o amenazas y mensajes violentos. Incluso ha compartido fotografías de las casas, oficinas o allegados de las víctimas para intimidarlas.
También abre diferentes perfiles en las redes sociales Instagram y X, con nombres de usuario fuera de lo común, para asediar a mujeres con dedicatorias, amenazas de muerte y contenido sexual explícito. El ataque ha persistido después de que una de las afectadas mostró evidencias del accionar de Rebeca en su contra durante los últimos cuatro años.
Rebeca se creó una cuenta nueva en X y sigue tras las víctimas en el perfil creado en mayo de 2024.
Responsabilidades familiar y del Estado
Cuando se viralizó esta denuncia contra Rebeca, también se conoció que su hermano Francisco García administra varios perfiles en Facebook e Instagram en los que exhibe su adicción a las drogas, imágenes de niños y mujeres. Fue expulsado de un club de Caracas tras fotografiar niños en las instalaciones.
Usuarios afirman que los hermanos fueron enviados a Madrid, España, para evadir el escándalo. En ese país también hay personas que alertan de que han sido víctimas de acoso digital por Rebeca.
El Estado y la familia son corresponsables de la atención y el tratamiento de un paciente psiquiátrico, como es el caso de Rebeca García, según la legislación vigente.
El abogado Fredy Ernesto Martínez Díaz es el autor de una investigación académica sobre la responsabilidad penal de personas con enfermedades mentales. El artículo, publicado en la revista Lic. Miguel José Sanz, julio-diciembre 2023, indica que en caso de delitos graves, el tribunal debe decretar la reclusión del acusado en un hospital o establecimiento psiquiátrico y la salida ser autorizada por el juez de la causa.
«Si el delito no fuere grave o si no es el establecimiento adecuado, será entregado a su familia, bajo fianza de custodia, a menos de que esta no quiera recibirlo», sostiene el autor.
Según testimonios de las mujeres acosadas por Rebeca, su familia ha intercedido a su favor para minimizar los reclamos de las víctimas o pedirles que le hagan creer que tienen otras parejas para que ella se aparte con el argumento de una condición psiquiátrica. Las afectadas hicieron un llamado público a los familiares de Rebeca para que le suministren atención médica psiquiátrica y expresaron que sienten temor de que el acoso pueda escalar.
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