Por Juan Díaz
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Caracas.- Desde el año 2015, Venezuela ha enfrentado la migración masiva de más de siete millones de personas, sobre todo jóvenes, según señalan investigaciones de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). La causa más estudiada para explicar el fenómeno ha sido la debacle económica, pero otro posible factor puede estar influyendo en ese grupo de población: la falta de participación en los asuntos comunes.
Según denuncian ONG promotoras de la participación política juvenil, como Voto Joven y la iniciativa Toma el Control, hay actualmente 3,5 millones de jóvenes que no están inscritos en el Registro Electoral. Es decir, más de tres millones de jóvenes no están en condiciones de ejercer su derecho al sufragio.
Pero los motivos por los cuales parece que hay un divorcio entre los jóvenes y la actividad pública no tiene una sola respuesta. Todavía quedan personas de las nuevas generaciones apostando al quehacer político, dentro de los partidos y más allá de ellos. Sin embargo, ni siquiera este grupo niega la realidad del problema.
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Inflación, bajos salarios y alto costo de la vida
Anitza Freitez, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, indicó en una entrevista reseñada por el medio de comunicación BBCMundo, que la migración venezolana ocurrida a partir del 2015 afectó, en un 60 %, a las personas con edades comprendidas entre 15 años y los 50 años.
Igualmente, la Encuesta Nacional sobre Juventud 2021 (ENJUVE 2021) de la UCAB, explica que los jóvenes, cuyas edades comprenden desde los 15 hasta los 30 años, representan el 51% del total de venezolanos que abandonaron el país. El resultado es un país envejecido prematuramente.
Pero, además, ese mismo estudio analiza que muchos de los jóvenes que deciden quedarse en Venezuela deben lidiar con una realidad económica complicada: inflación, bajos salarios y alto costo de la vida. Por ende, el principal quebradero de cabeza para este grupo es la economía un 47% de los casos. Esto hace que los jóvenes prefieren concentrarse en sus asuntos personales, sobre todo monetarios, y dejar de lado la política.
Es lo mismo que considera Andrés Torres, coordinador regional juvenil del partido Primero Justicia en Aragua. “Me parece que la principal amenaza para el activismo político juvenil y para su participación en partidos es esa: no hay tiempo. Por eso para algunos no es prioridad la política, sino resolver individualmente sus problemas”, comenta.
“De verdad que el trabajo y el descanso suelen ser las prioridades al momento de decidir como divides tu tiempo”, continúa Torres. Esto en un país donde el 54% de los jóvenes recibe un salario igual o inferior a 100 dólares según un estudio de la ONG Equilibrium Cende, insuficiente para cubrir una canasta básica que ya supera los 500 dólares mensuales como señala el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).
En cambio, para el dirigente juvenil de Acción Democrática, Gabriel Mendoza, el alejamiento de los jóvenes de la política guarda una relación más estrecha con la frustración por no lograr cambios políticos en los años anteriores, como sucedió durante las protestas del 2014 y 2017.
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“A pesar del esfuerzo de muchos jóvenes por lograr el cambio político del país, no se ha logrado. Ya en esa lucha se tiene un cuarto de siglo y lo que ha quedado es frustración y decepción. Eso aleja a los jóvenes”, se lamenta Mendoza.
Sin embargo, ambos jóvenes son una muestra de que algunos siguen apostando a los espacios de acción colectiva. No obstante, la forma de estructurar las mismas organizaciones partidistas suele señalarse como otro factor que termina por alejar a las nuevas generaciones de la política.
Lo anterior lo recoge el mismo estudio de la oenegé Equilibrium, dónde se describió que todos los actores políticos (tanto Gubernamentales como de oposición) tienen índices de aprobación inferiores al 50%.
Los jóvenes: el descontento con los partidos
Según un estudio del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales “Dr. Rodolfo Quintero” de la Universidad Central de Venezuela (UCV) , la juventud venezolana sigue prefiriendo la democracia por sobre otras formas de gobierno. Pero esos mismos jóvenes manifiestan recelo y desconfianza ante una de las principales instancias de participación democrática: el partido político.
Esta contradicción se genera, según Luis Alberto Rodríguez, coordinador nacional de comunicaciones de Voto Joven, porque los partidos no les proporcionan suficiente espacio a los jóvenes y no permiten el surgimiento de una generación de relevo. “Todo lo contrario, siempre son las mismas personas que están a la cabeza de los partidos y de los liderazgos en el país”, señala.
En la misma línea se muestra Mariandreina Montilla, coordinadora nacional de estructura y activismo de Voto Joven. La joven agrega que los partidos carecen de un discurso que visibilice las necesidades de los jóvenes. “Tampoco hay figuras con las cuales los jóvenes se sientan representados y tampoco se implementan políticas internas del partido con un enfoque en la juventud”, argumenta.
Este último problema lo reconocen incluso quienes hacen vida en los partidos. Para Torres, las organizaciones políticas deberían diseñar políticas sectoriales de primer empleo, aunque carezcan de los mecanismos o del poder para implementarlas.
“Me parece que los partidos, tienen que ir a buscar al joven en términos de propuestas de primer empleo y educación, incluso cuando no están en posición de generar políticas públicas, y no lo están haciendo”, indica Torres.
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El problema del registro electoral
En este 2024, año electoral, una de las preocupaciones más grandes para los activistas de la participación política juvenil es movilizar a los jóvenes a inscribirse en el Registro Electoral. De hecho, esa es la principal actividad que desarrolla Voto Joven.
Grupos como Voto Joven han demandado la apertura del Registro Electoral, con puntos municipales para que los jóvenes puedan ir e inscribirse. Desde la oenegé argumentan que se necesitan más de 3 mil puntos de inscripción, pues no todas las personas tienen la capacidad de desplazarse hasta las sedes del CNE en las capitales estadales.
“Nuestra organización se ha encargado de brindar y exigir las posibilidades para que los jóvenes puedan estar en los espacios de toma de decisión”, resume Montilla. Para ella, la consecuencia de que las nuevas generaciones no participen en política es que pierden la posibilidad de plantear sus inquietudes en esas instancias donde se decide el futuro nacional.
Igualmente, Rodríguez señala que la falta de participación puede desembocar en más decepción de estos muchachos y un incremento de la frustración con el país. “Puede ser que se produzca nuevamente una migración masiva, porque los jóvenes se verán decepcionados de no verse representados y de verdad como se va cerrando el espacio cívico”, advierte.
Ya en elecciones anteriores se tuvo un vistazo de la profundidad del distanciamiento entre jóvenes y política. Según un informe diseñado por Voto Joven para las elecciones del 2021, solo un 44% de los jóvenes que se identifican con el oficialismo dijeron que irían a votar, y el porcentaje es todavía más bajo entre los opositores, con solo el 26%.
Pese a todo, desde Voto Joven creen que la brecha existente entre la política y la juventud puede empezar a cerrarse apostando por la educación en materia de derechos civiles.
“Muchos no tienen mucha claridad sobre qué es el registro electoral o qué es el Consejo Nacional Electoral (CNE). No tienen esa información y la información es poder. No darle este poder a la juventud hace que no sean parte de estos espacios”, comenta Montilla.
Además, también piensan que la juventud militante en partidos políticos puede generar las condiciones para que exista una mayor apertura de dichas organizaciones a las próximas generaciones.
Este proceso de cambio es inevitable para el politólogo y profesor universitario Leonardo Morales, ya que los mismos espacios partidistas fueron pensados y diseñados para eso. “La única manera que el partido permanezca en el tiempo es en la medida en la cual vaya sangre nueva, incorporándose a las organizaciones políticas”, aclara Morales.
El politólogo indica que la realidad actual, signada por una baja participación juvenil, sólo se puede solventar con más democracia interna en el seno de las organizaciones políticas. “A medida que se le dé cabida y responsabilidad a la juventud y se atiendan sus demandas, se producirán cambios sensibles en la disposición de los jóvenes a participar en los asuntos de la política”, acota.
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