Cúa.- En Venezuela, el único combustible que escasea no es la gasolina, porque el gas parece seguirle la pista de cerca, o al menos eso es lo que piensa Nelle Mora, habitante de Cúa. Mora aseguró este 8 de noviembre que en la ciudad mirandina los vecinos llevan ocho meses sin que se distribuya gas doméstico en los hogares, pero también comenta que aún así se ven con frecuencia los camiones que cargan las bombonas, aunque sin saber a dónde van parar.
En su caso, Nelle pagó a mitad de septiembre la recarga de tres bombonas de 43 kilogramos al consejo comunal de su comunidad, quienes se comprometieron a coordinar el recambio con Pdvsa Gas rápidamente. Sin embargo, un mes y medio después la espera continua, y los responsables solo responden que Nelle y sus vecinos deben seguir esperando un despacho que nunca llega.
Ante la escasez de gas, Mora se ha visto en la obligación de encargar la recarga en Caracas, donde pagó 250.000 bolívares por rellenar una de sus bombonas de 43 kg, pero no está segura de que pueda volver a hacer lo mismo. “Cuando quise pedir la recarga de una segunda bombona me dijeron que tenía que pagar $5 si era de las grandes, además de un pago adicional al transportista que se encarga de llevarlas a Caracas y devolverlas”.
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Aun así, la cueña comenta que esto es menos de lo que cobran los revendedores en su ciudad. “Aquí no hay gas para el que lo quiere económico, pero si pagas lo que piden a la gente de los camiones o a los que trabajan en el llenadero te recargan de inmediato”. Para esta semana, en Cúa los revendedores cobran $25 por bombona de 43 Kg, $13 por la de 18 Kg y $10 por la pequeña de 10 Kg, según información suministrada por la vecina.
Ante la falta de gas, leña
Nelle Mora también denunció que muchos vecinos y familiares, ante la escasez de gas doméstico, han tenido que optar por cocinar con leña sus alimentos, con el riesgo que ello implica para su salud, el medio ambiente y los hogares.
Según Mora, sus vecinos toman la leña de árboles talados en las cercanías de la Escuela Nacional Lesbia Platers, en el sector Lecumberry de Cúa, o del parque Paula Correa, ubicado en el sector el Conde. La tala es indiscriminada, sin tomar en cuenta las especies arbóreas que puedan estar protegidas o que sean más dañinas para la salud al utilizar su leña.
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Mora apunta que en su caso todavía no ha tenido que recurrir a este recurso, pero sabe muy bien el riesgo que representan, pues una de sus tías contrajo una infección respiratoria grave por el uso de leña como combustible.
La cueña hace un llamado a las autoridades de la ciudad, del estado Miranda y a PDVSA Gas para que atiendan este problema, y también para que frenen la reventa, porque ambas cosas siguen reportándose en el país cada vez con mayor frecuencia.
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