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domingo, 19 mayo, 2024

Cierra área del J. M. de los Ríos inaugurada hace 83 años

La falta de personal, equipos e insumos obligó a que la unidad de cardiología y hemodinamia quedara fuera de servicio. Desde la inauguración del hospital J. M. de los Ríos en 1936, este es el primer servicio que cierra de forma indefinida

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Caracas.- Un letrero hecho a mano con la inscripción «No hay citas» es el epitafio que confirma la consumación del cierre técnico del servicio de cardiología y hemodinamia del Hospital de Niños José Manuel de los Ríos.

En el aviso, pegado en la puerta del departamento, se asegura que la clausura es hasta «próximo aviso» y debido a «equipos dañados». No obstante, el jefe del área, Federico Borges, reiteró que la suspensión indefinida del funcionamiento se debe a más de 10 años de fallas en el mantenimiento.

A esa deficiencia, agravada por las irregularidades en la dotación de insumos, se sumó en diciembre la falta absoluta de personal. Estas denuncias hechas desde hace cinco años y reiteradas por Borges en noviembre no fueron escuchadas. La interrupción no tiene vuelta atrás.

«No hay forma técnica ni humana para mantener abierto el servicio. Fue un cierre que se anunció, se denunció y no atendieron. Ahora no solo faltan equipos o insumos, sino que ya no hay médicos ni enfermeras. Ese aspecto es irreemplazable», lamentó.

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El área es el primer servicio que cierra por tiempo indeterminado desde el 25 de diciembre de 1936. En esa fecha el presidente, general Eleazar López Contreras, inauguró el centro de salud bajo el nombre de Hospital de Niños de Caracas.

Esa primera sede se construyó en la esquina de Pirineos en Cotiza, al oeste de Caracas, donde actualmente funciona el Banco Municipal de Sangre.

hospital niños jm de los rios
Médicos, enfermeros y familiares de pacientes han denunciado las fallas de mantenimiento que afectan la operatividad del hospital. Foto: Andrés Rodríguez

Cierre histórico

Las enfermedades cardiológicas fue de las primeras especialidades que se atendieron en el establecimiento pediátrico desde su inauguración. Este hito lo convirtió en un centro de referencia nacional de diversas cardiopatías, sostuvo el doctor Borges.

El cardiológo con más de 30 años de experiencia hizo un breve repaso por la historia del servicio, antes de enumerar las causas que lo llevaron a convertirse en un espacio abandonado.

«Pasamos de hacer más de 300 intervenciones para la instalación de catéteres anualmente en el año 2008 a cero en los últimos cinco años. De 16 camas arquitectónicas con la que se inauguró esta sede actualmente ninguna está operativa. Es una pérdida total», concluyó.

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Borges recordó que el departamento se mantenía operativo a menos de 20% de su capacidad instalada desde 2014. En ese año se paralizaron las intervenciones de cateterismo y la unidad solo se dedicó al diagnóstico en la consulta externa.

La primera semana de diciembre se graduó la última cohorte de médicos residentes del posgrado de Cardiología. A partir de ahí nada más faltaba para completar el cierre técnico.

Desde el año 2014 el servicio de Cardiología funcionaba a menos de 20% de sus capacidad instalada. Foto: Jesús Barreto

Innovación y servicio

A mediados de la década de 1930, el posteriormente emblemático hospital de niños se construyó como un anexo del hospital Dr. José María Vargas de Caracas.

El progresivo crecimiento de la población justificó su separación y adecuación como centro de atención de especialidades pediátricas. Gracias a este proyecto se le confirieron presupuesto, equipos, personal y administración propia.

El crecimiento y evolución del J. M. de los Ríos avanzó a la par del desarrollo científico. En 1955 en un antiguo quirófano de Cotiza se atendió el primer caso pediátrico de cirugía cardiovascular hecha en Venezuela, relató José Garibaldi Soto, médico del área de Medicina II.

Luego, en 1958 con la mudanza a su sede actual, localizada en San Bernardino al noroeste de Caracas, se dotó de un moderno laboratorio de hemodinamia. Gracias a esto se consolidó el área quirúrgica con la puesta en funcionamiento de novedosos equipos de ecocardiografía.

Por todo esto, Garibaldi Soto unió su voz al lamento por el forzado cierre. No obstante, resaltó el esfuerzo del personal que se mantuvo hasta el final en la búsqueda de una solución que evitara el cede de operaciones.

«Se hicieron las alertas oportuna y públicamente. Se enviaron cartas a las autoridades para que solucionaran las graves deficiencias que impedían el correcto funcionamiento de ese tan importante servicio y no hubo respuesta. Son miles los pacientes afectados provenientes de todo el país», expresó.

Desprotegidos

El departamento de Cardiología es uno de los 14 servicios favorecidos con la medida cautelar No. 1039-17 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En la disposición se solicita al Estado venezolano garantizar el acceso a servicios de salud oportunos y de calidad para niños que acuden al J. M. de los Ríos.

La resolución incluye a otros departamentos, como hematología, neumonología, medicina II, medicina III, anatomía patológica. También se consideró al centro de lactancia, consulta externa y triaje, neurocirugía pediátrica, pediatría integral, nutrición, medicina de adolescentes y neurología Pediátrica.

El cierre deja a familiares y pacientes con una sensación aún mayor de desprotección, describió Katherine Martínez, directora de la asociación civil Prepara Familia. Martínez, quien funge como representante legal de los niños y niñas ante los organismos internacionales, mostró su pesar por el cierre que se advirtió con antelación.

«El Estado se niega a cumplir su papel de garantizar el derecho a la salud y la vida con servicios de salida. Hay que recordar que la medidas de la Cidh no amparan al hospital como infraestructura, sino a los niños que deberían atenderse en sus instalaciones», argumentó.

Familiares y pacientes de otras áreas ven agotarse sus esperanzas de sanación por deficiencias que van desde la falta de agua hasta la rehabilitación de equipos. Mientras, seis consultorios, tres salas de ecografía, un área de hemodinamia y otra de recuperación acumulan el polvo del abandono y el moho de la desasistencia gubernamental.

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