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miércoles, 1 mayo, 2024

Exclusiva | Padre de Santiago: «Me dijo un día: papá, me inscribí en La Voz Kids»

La curiosidad de Santiago, el caraqueño de 12 años que participa en La Voz Kids Colombia, lo llevó a inscribirse sin ayuda en el concurso, pero por una pequeña equivocación, el formulario que llenó fue el del programa en México. La anécdota la cuenta entre risas su padre, Roger Vargas, quien habló en exclusiva para El Pitazo

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Barquisimeto.-Papá, me inscribí en La Voz Kids”. Así le dijo Santiago a su padre, Roger Vargas Imitola, un día cuando llegó de su trabajo, en la ciudad de Medellín, Colombia, a donde emigró a finales de 2018 para realizar estudios de quinto nivel y trabajar para mejorar la calidad de vida de su familia, quienes se unieron a él meses después, en febrero de 2019.

Cuando me mostró, se había inscrito en La Voz Kids, pero de México”, cuenta entre risas Roger, el mismo hombre que lloró de emoción junto a su esposa María Alejandra, mientras su hijo cantaba Granada en las audiciones a ciegas, cuando los tres entrenadores del concurso: Andrés Cepeda, Natalia Jiménez y Jesús Navarro, voltearon sus sillas al escuchar a Santiago.

Recuerda que cuando el niño se dio cuenta de su primera equivocación al llenar el formulario para La Voz Kids México se puso muy triste, pero pocos días después, Santiago le volvió a decir a su papá que ahora sí, que había buscado bien y se había inscrito en la franquicia del programa en Colombia.

Santiago, nació hace 12 años, un 28 de agosto, en la ciudad de Caracas, Venezuela. El niño estaba enfocado en su sueño y lo logró.

“Yo le había dicho que esperara para que estuviera mejor preparado, emocional y psicológicamente, porque es un mundo difícil. Le recordamos que pase lo que pase, lo que ha logrado es muy grande”, confiesa Roger, sobre todo al saber que alrededor de 12.000 niños se registraron para la actual edición de La Voz Kids Colombia y solo pocos lo lograron.

Roger recuerda que su hijo demostró desde pequeño que quería cantar, incluso antes de hablar tarareaba las canciones y luego, cantaba en el trayecto de su casa hasta la Unidad Educativa Madre Isabel, en Carrizal, estado Miranda, al centro de Venezuela.

Cambiaba las letras de las canciones con la misma melodía”, cuenta Roger Vargas, a través de una llamada telefónica vía WhatsApp con El Pitazo.

Mencionó que desde el vientre materno le ponían música clásica, de Beethoven, Mozart, Paganini y al nacer, Santiago ya movía su cabeza de un lado a otro al escuchar las melodías.

A sus cuatro años ingresó al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, pero como le gustaba cantar, no quiso volver a sus clases de flauta y lenguaje musical. Eso motivó a sus padres a matricular a Santiago en una academia de canto en Caracas, llamada Cantar es fácil.

“Decidimos apoyarlo y siempre le hemos dicho que si va a hacer algo, que trate de ser el mejor y de darlo todo. Recuerdo que la primera canción que interpretó en la academia fue la Mochila Azul”, rememora Roger.

“Regálame un micrófono”

Sus ganas de cantar y cantar hizo que Santiago le pidiera a sus padres un micrófono “con batería”. Sus padres hacen memoria y dicen que cantaba en el vecindario, algunas veces le hacían una rueda y le pedían más canciones.

Quise enseñarle fútbol, para que hiciera algo distinto al canto. Y fui profesor, árbitro, para motivarlo a él y a los demás niños. Le decía: estás muy blanquito, tienes que ensuciarte”, cuenta de forma jocosa Roger, quien agrega con orgullo que logró que a su hijo también le gustara el deporte.

Ya en Colombia, vivieron primero en un pueblo llamado Jericó, Antioquia, donde Santiago comenzó a estudiar en la Casa de la Cultura teatro, pintura y guitarra. Allí cantó algunos sábados en la galería de arte Bomarzo, después de que Roger le pidiera al dueño, un señor argentino, que le diera la oportunidad al niño para que practicara cantar frente a un público.

“Después él quiso cantar en plazas porque veía a otros hacerlo, le dimos el permiso en algunas ocasiones, pero sin que recibiera nada a cambio. El dinero que recolectaba se lo daba a los otros músicos que recibían menos o nada, muchos de ellos también venezolanos”, dice Roger Vargas.

Ahora Roger, María Alejandra, Santiago y su hermano Luciano, de cinco años, viven en Medellín, también parte de Antioquia. Entre las mudanzas, tuvieron que hacer una pausa en los estudios de música, pero previo a la pandemia, Santiago comenzó a estudiar en la Fundación Universitaria Bellas Artes de forma presencial por unos meses, y después, de forma virtual.

En la actualidad es el alumno más joven de producción musical, en el Instituto Digital Lab, donde aprende sobre softwares musicales. Su curiosidad también lo ha impulsado a aprender sobre la edición básica de vídeos.

También ha participado en talleres en la academia alemana Musik als Weg e.V, con clases a distancia, después de conocer al tenor argentino Mariano Segalla.

Mi esposa y yo pensamos que la educación formal debe complementarse con el arte, bien sea canto, teatro, pintura, porque el arte direcciona a la persona, los orienta, los lleva un paso adelante. Por eso siempre estamos dispuestos a seguir apoyando a Santiago en lo que le gusta”, reflexiona Roger.

Entre Colombia y Venezuela

Los padres de Santiago afirman que desean regresar a su casa, en Venezuela, cuando las condiciones políticas y económicas lo permitan. Extrañar a la familia, amigos e incluso los olores del país que los vio nacer es un sentimiento diario.

“A Santiago y a mi esposa les encanta la playa, es una de las cosas que más extrañan, tanto bajar a La Guaira o ir a Tucacas. Él anhela su colegio, sus amigos, los loritos que escuchaba todas las mañanas en nuestra casa. Siempre le decimos: si sales airoso de estas pruebas, serás una persona más fuerte”, cuenta Roger, al referirse a la migración.

Roger estudió ingeniería civil en Colombia, en la Universidad de La Costa y luego cursó maestría en ingeniería sismorresistente en la Universidad Central de Venezuela. Trabajaba un tiempo en Venezuela y viajaba al país vecino otros meses a estudiar. Su madre tiene nacionalidad colombiana, como contó Santiago durante su participación en La Voz Kids, pero migró a Venezuela en su adolescencia.

Mi abuela paterna nació en Sabanalarga, Atlántico […] como veían que cantaba bien, le dieron la oportunidad de cantar para el gobernador de Cartagena y le cantó la canción Granada”, relató Santiago cuando los entrenadores de La Voz Kids le preguntaron sobre el por qué había escogido esa canción.

Ahora le tocará el turno a las batallas, como se llama la segunda fase del concurso. Santiago es uno de los cuatro venezolanos que logró entrar a La Voz Kids Colombia, junto a Jackson, Ítalo y María Fernanda. Hasta el sábado 28 de agosto, Santiago e Ítalo continúan dentro del programa, después de que Jackson y María Fernanda quedaran fuera de la competición la semana pasada.

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