El periodista, analista y consultor electoral, Pedro Pablo Peñaloza, asegura que tras la consulta impulsada por el gobierno de Nicolás Maduro sobre el territorio Esequibo y la apertura de un frente lleno de tensiones con Guyana, con la oposición venezolana y con Estados Unidos por el alivio de sanciones el país avanza a un año electoral en un escenario más próximo a Nicaragua que de recuperar la Guayana Esequiba

Entrevista: César Batiz Redacción: Jesús Alberto Yajure

Venezuela avanza —tras el referendo sobre la disputa territorial por el Esequibo— hacia un año electoral en un contexto complejo y con elementos que la acercan más a las condiciones en las que Nicaragua —estado paria gobernado por Daniel Ortega y Rosario Murillo— celebró elecciones que a alcanzar la resolución de la disputa territorial de más de un siglo con Guyana por el Esequibo. Esta es la lectura que hace el periodista y analista electoral Pedro Pablo Peñaloza de los acontecimientos en las últimas semanas, en esta entrevista con el director de El Pitazo, César Batiz.

Peñaloza comenta sobre los resultados del referendo anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) que desafían la afluencia de electores vista el domingo 3 de diciembre y las últimas acciones emprendidas por el oficialismo, como la detención del director de Súmate, las órdenes anunciadas por el fiscal general designado por la Constituyente, Tarek William Saab, contra miembros del equipo de María Corina Machado, virtual candidata unitaria de la oposición a unas presidenciales que aún no tienen fecha.

No es poco lo que está en juego: los acuerdos firmados en Barbados el 17 de septiembre anunciaron lo que se esperaba fuese un avance en el proceso de negociación entre gobierno y oposición, que llevase a una convivencia —al menos transitoria— que facilitaría mejoras al paisaje político, garantías electorales, liberación de presos políticos y respeto mutuo con el alivio de sanciones económicas impuestas por parte de Estados Unidos como incentivo.

Después de tres meses, los acuerdos suscritos parecen en riesgo o al menos no parecen concretar cambios tangibles y duraderos: las inhabilitaciones políticas siguen en vigor sin haberse producido procesos reales, hay persecución y detenciones a opositores. También, el procedimiento anunciado de revisión para las inhabilitaciones, que recayó en el Tribunal Supremo de Justicia, se asemeja a un trámite que depende absolutamente de la discrecionalidad y voluntad del gobierno. El referendo consultivo sobre la disputa con Guyana ya revela desconfianza en el árbitro y se compone como excusa para perseguir a la disidencia.

En medio de esta volatilidad, el Gobierno busca por todas las vías retener el control y, al mismo tiempo, presionar para el levantamiento definitivo de sanciones, necesitado de financiamiento para afrontar un año electoral en el que los números y todos los escenarios le adversan. Pese a que Peñaloza no se muestra optimista sobre la capacidad del Gobierno para arriesgar su permanencia en el poder, enfatiza que la única alternativa es permanecer en la mesa de negociación. «Allí lo que te queda, como ese espacio, esa luz que no se termina de apagar, es la negociación, para evitar que aquí volvamos o se vea un escenario como el de Nicaragua», plantea.

—¿Qué factores incidieron en que se viera tan poca participación el domingo? No tenemos números fiables, como sabemos, no podemos dar ciertos estas cifras que da el CNE, pero se observaron centros electorales vacíos, o con muy baja asistencia, de acuerdo con la información que recogieron periodistas, entre estos los de El Pitazo, en distintas regiones del país.

—Tenemos la contradicción del gobierno diciendo que no había colas porque el proceso era muy rápido y sencillo, pero después extendiendo el horario del proceso porque había colas de electores y todavía había gente votando. Hay que destacar que esto también pasa porque este es un proceso prácticamente inauditable, acá no estamos hablando de una elección o de una competencia entre distintos factores, que luego despliegan a sus equipos, testigos, observadores, sino que al final fue un proceso donde incluso quienes participaban coincidían, siendo de oposición o de gobierno, en llamar a votar, al margen de la diferencia que podía haber con respecto a algunas preguntas. Entonces esto se concentraba —más que en el sí o el no— en el número de participantes, y que yo he comparado un poco con la recolección de firmas contra Obama, o la misma elección por la Constituyente en el 2017. Entonces es muy difícil de auditar, de tener una cifra independiente para contrastar.

Lo otro es que yo creo que este proceso o esta consulta, que desarrolló el chavismo, peca en su origen de que no fue el resultado de un consenso, de una discusión. Recordemos que el tema del Esequibo forma parte de los acuerdos firmados tanto en México, como en Barbados. Sin embargo, no fue que se instaló un espacio de discusión para que gobierno y oposición discutieran y presentaran al país una propuesta conjunta, sino que fue una iniciativa que, por su cuenta, lanza el chavismo y que lejos de buscar unir al país, más bien abona a la confrontación, al enfrentamiento, a la división. 

Eglée González-Lobato: “María Corina Machado entiende que se debe mantener en la ruta electoral”

Por cierto, en estos días pasaba por la avenida México y veía un afiche del PPT llamando a votar con una foto de Maduro, entonces aquellos que no se sienten identificados con el liderazgo de Maduro, que es la gran mayoría del país, podrían sentir que no se sienten convocados. 

Incluso, quienes participaron por la oposición o de la sociedad civil, como Rocío San Miguel —que estuvo en este espacio— advirtió que esas preguntas iban contra la Constitución y que el referendo podía debilitar la posición de Venezuela en su reclamo. Entonces, vista toda esta confusión, toda esta crítica, se entiende que mucha gente haya decidido no participar porque no se sentía convocada, ni involucrada, sino que esta era una iniciativa del chavismo para buscar división y contrarrestar el impacto político de la Primaria del 22 de octubre, buscar responder por esa vía a aquella movilización. Entonces no fue una iniciativa que contara con aval, con el respaldo, sino que generó más enfrentamiento.

—Has mencionado el poder de convocatoria, y he leído y escuchado sobre el bajo poder de convocatoria de Maduro, pero yo diría también de su poder de coacción. No sirvieron para nada las amenazas sobre las bolsas de comida del CLAP, las cajas, los bonos, los puestos de trabajo o cualquier otro tipo de chantaje. No fue suficiente. ¿Por qué?

Yo destacaría que esto le sirvió al chavismo para tres cosas. Una para ver cómo está el CNE, que cuando uno habla con gente que está en el CNE te advierte de una gran cantidad de gente que se ha ido, que hay un descontento por los bajos salarios, etcétera. Más allá de que mantienen la capacidad técnica, veamos la plantilla, ahí hay un descontento, un desgaste. Y eso también tiene un impacto en el CNE. Entonces, tenemos el poder de medir el CNE, el poder de movilización y, tercero, el poder de coacción. Hay que ver de alguna manera lo que ha ocurrido en los últimos años, que se ha debilitado la estructura del Estado, esto también ha incidido en su capacidad de presión. 

Cuando hablamos de una bolsa del CLAP, como señalas, o cuando hablamos de unos bonos o de un salario mínimo que está en 130 bolívares, unas pensiones que no representan absolutamente nada, de una cantidad de gente que hoy en día trabaja a medias en la administración pública. En vez de ir cinco días, van solo tres. Este horario mosaico que se han inventado, porque la gente ya no vive de un sueldo que le da el Estado, entonces creo que también eso se ve reflejado en todos estos procesos. Esta apertura que se ha visto el Gobierno forzado a hacer, por toda la crisis económica y el impacto de las sanciones —hay que decirlo— ha hecho que ese poder de presión que tenía, de coacción, se vea disminuido.

Yo siempre destaco que estamos hablando del Estado venezolano y ya veremos todos los mecanismos que puede desplegar llegado el escenario de una elección presidencial. 

Hubo gente que votó y me dijo que tenía miedo de que le quitaran el pasaporte. Por ejemplo, que cuando vayan a viajar le dijeran que no podía salir porque no votó. Ese tema sigue pesando allí. Acá estamos viendo que ahora solicitan órdenes de captura, de detención, contra dirigentes de oposición y contra el equipo de María Corina Machado. La gente también ve eso y piensa: si atacan a ese liderazgo político, qué queda para el ciudadano común. Aunque se ha disminuido el impacto, no podemos decir que no existe.

Sí hay mecanismos, aunque algunos han retrocedido, pero sí hay ese poder de presión.

—Al analizar el poder de coacción, de presión, hiciste referencia al dinero, a los recursos que maneja el gobierno para poder coaccionar. Hiciste referencia también a las sanciones. ¿Crees que por allí viene este interés para negociar las sanciones, o incluso más que interés, que se vean obligados a negociar el levantamiento de sanciones para poder tener recursos para un año electoral y hacer clientelismo político, pero también coaccionar?

—Sí, sin duda. Todo el tema se concentra —cuando uno ve las declaraciones públicas del gobierno— en el tema sanciones. Y eso es para buscar dinero. Ellos dicen que el Gobierno va como va porque no tiene los ingresos para poder hacer las inversiones que se requieren. Entonces, obviamente es buscar tener dinero para echarlo a la calle el año que viene. Esta situación de que van más de 600 días que no hay una revisión del salario mínimo, de las bonificaciones, obviamente en un año electoral van a querer tirar la casa por la ventana, como han hecho en otras ocasiones. Aunque esto no quiere decir que la gente la vayan a persuadir o a convencer, pero claro, están buscando dinero para la campaña. Ese es el objetivo cuando piden el levantamiento de sanciones.

Porque las sanciones también tienen eso. Acá hay una cantidad de controles, que se han ido si no eliminando, al menos relajando, de parte del gobierno, porque las sanciones los han obligado. La dolarización de facto de la economía venezolana ¿a qué responde? El levantamiento de control de precios. Todo eso está ahí todavía, pero se han visto obligados, no porque descubrieron que la economía de mercado es la respuesta y el socialismo es un fracaso, sino porque se han visto obligados a relajar un poco este marco de controles para hacer frente a lo que está viviendo el país.

Entonces están, obviamente, buscando dinero para volver a lo de siempre.

—Cuando se plantea, por ejemplo, que Nicolás Maduro con 8.000 millones de dólares, provenientes del levantamiento de las sanciones, con un CNE a favor, como está evidentemente gracias a la presencia de Elvis Amoroso y otros, Nicolás Maduro es un candidato que puede ganar. ¿Crees eso posible?

—Cuando uno ve todas las encuestas, uno ve un gran rechazo hacia el gobierno y hacia la figura de Maduro, que es señalado como el principal responsable de la crisis que afecta al país. A mí no me gusta mucho estirar demasiado este ejemplo de Barinas. Pero el caso de Barinas es útil para ilustrar lo que está pasando. 

En la segunda elección por la gobernación, allí llegó de todo: llegó luz, el gas, agua, la gasolina. Había gobernadores, jefes militares, líderes políticos. Y, además, se postula por la oposición un señor que nadie sabía quién era. Garrido, que pudo postularse, después de que fueron eliminando candidatos. Y, pese a todo ese cuadro, la mayoría votó a favor del candidato de oposición con mucha mayor claridad que la elección anterior. Cuando yo preguntaba a algunos dirigentes del chavismo por qué creían que eso había ocurrido, a pesar de que había llegado tanta plata, tanta movilización, me decían que era porque la gente estaba indignada. ‘La gente tiene rabia —usaban otra palabra—, la gente está indignada, la gente está cansada’.  Yo creo que eso que vimos en Barinas es un fenómeno nacional.

Rocío San Miguel: “Tengo tres razones para votar en el referéndum sobre el Esequibo”

Y por eso es que este no es solo un tema de recursos. Sino que el chavismo refuerza el control del CNE; inhabilita a la candidata de la oposición y no es poca cosa esto. Interviene partidos políticos, persigue a dirigentes. No es solo un tema de plata. Saben que no les basta. No es suficiente con tener más recursos porque el desgaste es enorme, porque la gente ya sabe. La gente en Barinas decía ‘yo tengo gasolina esta semana, pero la semana que viene no voy a tener gasolina’. Y la luz no se va ahorita, pero se va a ir en tres días cuando esta gente se vaya de aquí. Entonces, al final es un tema de que se quebró la confianza, de que obviamente el chavismo desde hace bastante tiempo no atrae, no persuade absolutamente a nadie, sino que es vía de la presión y por la vía de la persecución.

Si no tuvieran esa preocupación hicieran una elección con un mínimo de condiciones, levantan la inhabilitación a María Corina Machado, tienen el reconocimiento internacional, pero saben lo que se juegan si hacen eso. No es solo un tema de dinero para Maduro. 

—Entonces es totalmente lógico esto que surge de que se está pensando en otro candidato distinto a Nicolás Maduro.

—Yo destacaría algo. Cuando tú ves el cuadro, todo está —a esta hora— para que Maduro sea el candidato. Cuando hablamos del CNE, allí están dos personas claramente identificadas, tras esta renovación de la directiva, con Nicolás Maduro o la pareja presidencial, que son Elvis Amoroso y Rosalba Gil. Allí no hay dudas de su vinculación con la pareja presidencial. Cuando tu ves el cuadro amplio de ministros, gobernadores, la dirección del PSUV, tú ves personas identificadas con Maduro. Cuando él ensaya una especie de renovación, lleva a la juventud también vinculada a su hijo, vinculada al liderazgo de Maduro. En principio, digamos, han establecido todo, han puesto todas las fichas para ir con Nicolás Maduro como candidato.  

¿Puede haber otra opción? Veremos si hay esa discusión… Hay quienes dicen que sería peor, buscar una alternativa, porque eso generaría mayores enfrentamientos entre el chavismo. Nadie va a calarse lo que hizo en su momento Chávez, cuando dijo ‘voten por Maduro’. Pero si Maduro dice que voten por alguien más, es posible que la gente diga ‘¿y por qué’. Es decir, no tiene ese nivel de liderazgo y ascendencia.


Cuando hablamos del CNE, allí están dos personas claramente identificadas, tras esta renovación de la directiva, con Nicolás Maduro o la pareja presidencial, que son Elvis Amoroso y Rosalba Gil. Allí no hay dudas de su vinculación con la pareja presidencial.

Pedro Pablo Peñaloza, periodista y consultor electoral

Claramente con estos resultados todo está abierto, pero creo que luego del referendo estamos más cerca de Nicaragua, que del Esequibo. A veces pensamos mucho en el candidato. Ellos pueden ensayar cualquier fórmula allí, pero también están desplegando una serie de acciones ya como las que estamos viendo, como la persecución, la inhabilitación, que más bien puede ser que la elección sea muy parecida a la que se vio en Nicaragua. Puede ir cualquiera al final, porque vas prácticamente solo. En ese caso se convierte en una partida de solitario. Y Maduro en esas condiciones, si no tiene adversario sólido y fuerte, sus opciones crecen ante el vacío.

—Has dicho algo en lo que coincido, pero que lo has expresado con mucha claridad. Después del referendo estamos más cerca de Nicaragua que del Esequibo. ¿Hay alguna manera de evitar que esto ocurra, hay alguna manera para mitigar ese riesgo?

—Recordemos que hay una negociación abierta, que son las negociaciones de México y de Barbados, estos espacios de negociación entre la oposición y el gobierno y donde tiene protagonismo relevante Estados Unidos con el tema de las sanciones. Ese espacio de negociación es el que puede todavía evitar caer en un escenario como el de Nicaragua. Que haya ahí todavía un espacio de entendimiento entre las partes. También ver hasta qué punto el chavismo está dispuesto a ceder, entendiendo que jamás buscará comprometer su continuidad en el poder, pero también se le exige que haga una elección mínimamente aceptable para tener ese reconocimiento internacional.

Allí lo que te queda, como ese espacio, esa luz que no se termina de apagar, es la negociación, para evitar que aquí volvamos o se vea un escenario como el de Nicaragua. Ahora tenemos una versión soft o Nicaragua light, porque ciertamente no es que se ha encarcelado a todo el mundo, pero tienes una cantidad de dirigentes en el exilio, a la candidata de la oposición inhabilitada. Está en la calle, pero no puede competir. Al final es una versión light de lo que hemos visto en Nicaragua. Tienes partidos intervenidos, como los tienes también en Nicaragua.

La tarjeta de AD va a estar en esa elección. Una tarjeta judicializada, intervenida. Y así la de otros partidos, como la de Copei. Es larga la lista. Voluntad Popular. Todos van a aparecer en el tarjetón, pero están intervenidas. Es una elección como la de Nicaragua.

Ahora, ¿hasta qué punto pueden ir? Yendo mucho más allá en la persecución, está por verse. Pero la negociación sería ese espacio que todavía está allí para evitar caer en esos extremos.


Ahora tenemos una versión soft o Nicaragua light, porque ciertamente no es que se ha encarcelado a todo el mundo, pero tienes una cantidad de dirigentes en el exilio, a la candidata de la oposición inhabilitada. Está en la calle, pero no puede competir. Al final es una versión light de lo que hemos visto en Nicaragua. Tienes partidos intervenidos, como los tienes también en Nicaragua

Pedro Pablo Peñaloza, periodista y consultor electoral.

—Y si van a negociar para no poner su posición en riesgo, del otro lado tampoco hay mochos. Hay factores de poder, como Estados Unidos, que pueden mantener o incrementar las sanciones y caeríamos en el mismo círculo vicioso y Maduro no tendría la legitimidad internacional que necesita, el acceso a los recursos que necesitan él y la nomenclatura para mantenerse y para mantener el país tranquilo. Entonces, no se termina de resolver. ¿Es esta una posibilidad para el oficialismo?

—Ese es el tema. Hasta qué punto ellos van a poder hacerlo. Porque el oficialismo ha jugado con el cansancio. La comunidad internacional y Estados Unidos tienen ahora este problema: ¿Después de que diste esta apertura, flexibilización, vas a volver a imponer sanciones o a elevarlas? ¿Es posible eso? La gente que está interesada, que ha hecho lobby, que quiere invertir en Venezuela, más en este contexto internacional, en el que continúa la guerra en Ucrania, la inestabilidad en Medio Oriente, ¿podrías subirle otra vez a las sanciones? Además, cuando has visto que las sanciones no han servido para salir del gobierno.

Y Maduro ha decidido aferrarse con uñas y dientes al poder. Se han ido siete millones de venezolanos, hemos sufrido la peor crisis económica que se recuerde, pero ahí se mantiene. Entonces, al final, ese es el tema. ¿Cuál es la herramienta? El objetivo es una negociación en la que las partes cedan, uno y otro, y haya una posibilidad de que Venezuela se reinserte a la comunidad internacional. Y haya un reconocimiento a través de una elección que tenga un mínimo de condiciones democráticas. Pero también se la pueden jugar —cuchillo entre los dientes— ‘aquí continuamos y de acá no nos saca nadie’. Yo no descarto eso.

Ahí está Cuba, que es la gran inspiración. ¿Hasta qué punto se da ese cansancio de la comunidad internacional, que termina dejando eso así, terminan aceptando la situación y negociando porque hay intereses y quieren meterse en el negocio petrolero y la minería. Ellos juegan a todo eso sabiendo que están en el poder. Pueden también irse por esa vía, radicalizar y decir ‘yo me quedo acá, atornillado’. ¿Qué el país está en ruinas? bueno, el problema no es el país, el problema es tenerlos en el poder.

—Tenemos una pregunta de Marijó Pérez-Lezama, desde la audiencia, a través de YouTube: ¿qué pasará con Barbados y las sanciones. El referendo y esta escalada contra opositores?

—Veníamos planteando esto con las sanciones: Estados Unidos podría decir mañana: “De nuevo todas las sanciones”. ¿Hay esa disposición? Eso tiene un costo para ellos en estos momentos. También hay que decir que Estados Unidos va a elecciones el año que viene. Y hay también la posibilidad —incluso— de que Donald Trump regrese al poder, a la presidencia de Estados Unidos. Nada puede descartarse en este momento, según las encuestas. Ese es otro tema abierto. La negociación continúa, sí, pero hemos visto estas idas y venidas.

Por ejemplo, cuando uno ve lo que anunciaron el tema de la inhabilitación, pero días después quieren encarcelar al equipo de María Corina Machado, tú dices ‘cómo voy yo al Tribunal Supremo de Justicia a decir nada si por lo que veo esto es una burla’. Allí el tema de confianza, que de por sí no existe, termina de quebrarse: para qué voy a ir al TSJ si me vas a meter preso a mi equipo. Este es un tema político, no es un tema del CNE o del TSJ, es un tema político. Esa es la complicación.

—Ayer ocurrieron dos hechos: María Corina dijo que no iba al TSJ para seguir el procedimiento para revisar las inhabilitaciones, que parece una jugada complicada. Paralelamente, Tarek William Saab anuncia órdenes de detención de miembros del equipo de Machado. Ya está detenido el director de Súmate: ¿Cómo evalúas estos escenarios?

—Ella dice que está evaluando. ¿Qué pasa allí?. Abres ese camino supuestamente, pero luego viene esa arremetida. Esto también afecta la negociación. Acabas de liberar a cinco presos políticos y había entonces la promesa en el ambiente o la expectativa de que hubiese más liberaciones, pero resulta que ahora hay más detenidos y más órdenes de captura. ¿Para dónde va esto? ¿Cómo tomarse en serio esto si vemos estas acciones?

Ese es el tema de fondo. Tienes todavía el espacio de las negociaciones. No estoy diciendo con esto que se deba dar una patada a la mesa. Hay que seguir allí, poner todo el esfuerzo, pero se entiende que ya de por si no hay confianza y luego ves estas acciones. Obviamente hay que destacar algo: no es un tema del CNE y del TSJ, este es un tema político. El TSJ podrá poner firma, pero allí no deciden nada. Ellos reciben unas órdenes y ejecutan. Todo esto se deja abierto a que uno diga y se pregunte hacia dónde va esta revisión de inhabilitaciones aunque pareciera que está totalmente negada esa posibilidad.

Se agarra el tema del referendo y esta confusión que quieren generar también. Ahora van contra el equipo de María Corina Machado y contra ella diciendo que actúan por los intereses de Guyana, y la ExxonMobil y con todo un discurso, diciendo que la oposición es apátrida, pero ahora se vincula a Guyana, como un elemento más para armar el expediente. En este proyecto de Ley Orgánica de la Guayana Esequiba ponen de una vez que no puede ejercer cargos públicos quienes hayan servido a Guyana. Van armando el expediente e inventando cosas y esas son excusas tras excusas para no levantar la inhabilitación.

María Corina Machado ni siquiera ha sido notificada. No le han mandado ni siquiera un oficio que diga que está inhabilitada. Qué tanto se puede esperar de esa negociación o de este tema de las inhabilitaciones. 

—Esta puerta giratoria está activada, no solo con venezolanos, sino contra estadounidenses. Pareciera, entonces, cuando uno ve lo de esta negativa a levantar las inhabilitaciones y las detenciones que ocurren en este mecanismo de fuerza giratoria que el oficialismo se prepara para darle una patada a la mesa.

—Lo llevan hasta el extremo. Porque esto es lo que estamos viendo nosotros. El ciudadano de a pie puede decir que esto es una burla. Partamos de un hecho: vimos cuando se dio el anuncio del mecanismo o procedimiento para revisar las inhabilitaciones. Nadie confía en la negociación. Y es normal que sea así. Porque todos los esfuerzos han fracasado, han terminado igual. La gente ya va con ese escepticismo y esas dudas sobre el proceso. Pero luego ve estas acciones y dice ‘esto hacia dónde apunta’, una nueva burla, un nuevo fracaso, perder el tiempo, estirar la arruga hasta más no poder y que termine en nada. Como todos los procesos anteriores. 

Al final tienes eso, pero qué pasa: la otra parte, Estados Unidos, que maneja el tema de las sanciones, ¿qué puede hacer? Y esto es clave. Sabemos lo que se anuncia públicamente, pero hay canales de comunicación entre el Gobierno de Estados Unidos y el gobierno de Maduro. ¿Qué está pasando allí? ¿Qué está exigiendo Maduro para liberar a los presos o para dar algún tipo de garantía y condición? ¿Qué está dispuesto Estados Unidos a dar en esa mesa, que está en la trastienda? nadie puede saber en realidad qué se discute allí al detalle. Eso es lo que queda por ver.

Hablamos de una negociación de la que no manejamos todos los elementos y de la que no sabemos todos los detalles. Por eso es que surgen cosas que sorprenden, como en su momento la liberación de los sobrinos de la pareja presidencial o el levantamiento de sanciones individuales y personales. Son cosas que están en la mesa y que deben activarse si quieren que se rescate el proceso. De lo contrario se corre el riesgo. La negociación, en comparación con los objetivos, ya está bastante disminuida. Se quería un proceso que arrojara una especie de gran acuerdo de convivencia y claramente ya esto quedó en cosas importantes, sí, pero el objetivo ambicioso ya claramente no lo tiene porque no hay disposición del gobierno de Maduro de dar estos pasos.

—¿Es posible que el Gobierno esté pidiendo la liberación de Álex Saab para poder avanzar en la parte de los acuerdos que corresponden a la gestión de Maduro?

—El tema de Alex Saab puede estar pesando allí. También el proceso contra Maduro. Que la cabeza de Maduro tenga un precio para las autoridades estadounidenses. Por supuesto, aunque los demás no lo digan, saben que si Maduro se viera beneficiado, los otros tambien buscarían ser excluidos de esa lista de buscados. Aunque digan públicamente que no les importa, claramente tiene un impacto y es una preocupación que no van a plantear públicamente. Allí también se deben estar revisando esos temas. Es una agenda en la que uno puede inferir con comentarios, pero no hay muchos detalles. Sin duda, esos temas están gravitando en esa negociación.

—El domingo, cuando veíamos el comportamiento de los pocos electores en las mesas de votación por el referendo, en lo personal dije que me preocupaba la baja participación porque esto va a ser un espacio para la radicalización, para los radicales. Uno tiene una imagen de que en el gobierno hay unos más radicales que otros. ¿Crees que se impusieron los radicales después del referendo?

—Creo que el chavismo al final, al verse amenazada su continuidad, creo que unos y otros se dan la mano. Ante el ascenso de María Corina Machado, aquellos que quizá dentro del chavismo tienen diferencias, van a hacer un bloque común dejando al lado cualquier discrepancia porque es un tema de continuidad en el poder. 

Más allá de esos matices, creo que están jugando cuadro cerrado, porque saben a lo que se están enfrentando, que no es poca cosa. Hay sectores más ideológicos o dogmáticos que cuestionan esta apertura que ha tenido Maduro, que entienden que es Chevron y las empresas internacionales las que están teniendo el control sobre el tema petrolero en Venezuela y que eso dentro del chavismo genera fricciones, diferencias. Pero en el tema político me dicen que están jugando a cuadro cerrado, porque saben que si cae uno, caen todos. Esa es la preocupación allí.

—Del 1 al 10, siendo 10 la máxima nota, ¿qué tantas posibilidades crees tú que el año que viene en Venezuela se realice la elección presidencial? Considerando que el año que viene hay 86 elecciones en el mundo, una de ellas es la venezolana.

—Yo creo que en serio hay que irse por un 5. Hay que tener eso presente allí. No creo que haya que descartar eso que se dice por allí de que esta situación puede utilizarse como un pretexto para un estado de conmoción, un estado de excepción. Yo creo que hay que ir con cuidado. Tenemos algunos antecedentes. Si bien no ha pasado con la presidencial, hay otras elecciones que también han sido postergadas, la presidencial ha sido manipulada, con la fecha. No se ha cambiado el año, pero se ha lanzado en octubre, en mayo, la que no fue reconocida en 2018. Acá no tienes fecha. Se dijo que sería en el segundo semestre, pero todavía no tenemos una fecha en el calendario para las presidenciales. Vistos los antecedentes de cómo se han manipulado las elecciones parlamentarias, regionales, no se puede descartar absolutamente nada. Como dicen, vamos un día a la vez, hay que ver hasta qué punto, el gobierno, llegado un momento, pueda suspender una elección presidencial.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR


Miles de venezolanos en las zonas más desconectadas del país visitan El Pitazo para conseguir información indispensable en su día a día. Para ellos somos la única fuente de noticias verificadas y sin parcialidades políticas.

Sostener la operación de este medio de comunicación independiente es cada vez más caro y difícil. Por eso te pedimos que nos envíes un aporte para financiar nuestra labor: no cobramos por informar, pero apostamos porque los lectores vean el valor de nuestro trabajo y hagan una contribución económica que es cada vez más necesaria.

HAZ TU APORTE

Es completamente seguro y solo toma 1 minuto.